viernes, diciembre 29, 2006

La Navidad II (Las Noches Buena y Vieja)

LLegan las supuestas cenas familiares, las noches de Navidad, la Buena y la Vieja, de las que de todo se ha dicho y donde volcamos todos nuestros traumas.(No se espere, por tanto, encontrar aquí nada nuevo).

Yo, por ejemplo, es oir un villancico y como cuando me ladra un perro, pego un bote de manera visceral.
Esos niños que parecen pasárselo tan bien cantando algo tan horrible rompe todos mis esquemas mentales o quizá los refuerza más.

La Nochebuena, dicen, hay que pasarla en familia o en compañía de tus seres queridos, que no siempre coincide, claro. Aunque a éstos siempre se les dice que "son como de la familia" que es como cuando llega un cayuco a Tenerife y le das una manta al africano de turno. Venga, que te "ajunto".

Hay gente que aprovecha las navidades para irse al pueblo. El que lo tenga, claro. El que no siempre se puede ir a ver belenes a la Plaza Mayor por aquello de que parezca más típico que salir por la urbanización mientras tu vecino se pasea con el chandal tuneado del Real Madrid.

Pero no nos engañemos. Las navidades en el pueblo no son como en los anuncios publicitarios.
Se supone que allí hay un par de abuelos, los tuyos, esperándote con cariño y haciendo toda clase de surtidas viandas que están recién hechas en el momento justo de aparecer tú. Se supone que en la casa hay chimenea y se está calentito. Y se supone además que en el pueblo hay nieve por los tejados.

Pues no. A veces no hay abuelos, no cocinan y en la casa hace el frío conocido como "efecto nevera" (hace más frío dentro que fuera) y, como dice mi tío: "Saca los botellines del frigorífico para que se enfríen".
En la calle no hay nieve, quizá alguna pequeña placa de hielo esperando a un incauto pisador.

En todas las casas, eso sí, suele haber una bandeja con todo tipo de dulces navideños: turrón, mazapán, polvorones, mantecados y las cosas esas blancas que muchos años después (parezco el niño de Cuéntame) descubrí se llaman "peladillas". Y que siempre pienso que son las mismas año tras año, porque nunca he visto a nadie coger una de la bandeja.


La Nochevieja se supone que es más de fiesta. Aunque también se suele pasar en familia y, tras las uvas, salir corriendo para no pillar atasco si coges el coche. Tu madre te dice: -"Ten cuidado hijo, no bebas mucho". Si vas a una fiesta de barra libre y te cuesta 130 codazos llegar a la susodicha barra no puede pretender tu madre que encima te pilles 12 "nestis".

Estas noches el bebedor habitual beba más; y el que no, se pilla un pedo de narices. El caso es beber.
Otros apoyan la ingesta alcohólica con todo tipo de drogas respiradas, inhaladas o masticadas. Y si un día de marcha normal son 24 horas sin dormir, su nochevieja dura 72. Y así podríamos seguir haciendo reglas de tres hasta que nos dieran las uvas. Nunca peor dicho.

Otra cosa: De pronto hay que cenar con sidra. Desaparece el vino, la cerveza, incluso el agua. Un gracioso te apunta con la botella y luego la orienta hacia arriba y "¡pum!".
-"¡Corre, corre, que se vierte!".
-"¡Que yo no quiero sidra!". Y para entonces ya tienes la copa llena de espuma con dudosas resminiscencias frutales.

La tele también se luce en estas fechas y, al igual que el familiar gracioso, también te apunta con el corcho. Salen especiales de todo tipo:Lo mejor del año; Resumen del año; Feliz año. Todo muy global y muy emocionante. Para ello mezclan las imágenes más bellas con las más tristes y se te pone el cuerpo que entre las peladillas y la sidra casi que te acuestas o abres el brandy que reserva tu madre para los guisados.

Y luego la ansiedad que existe por hacer reír. Todos los presentadores, todos los locutores y todos los cómicos(claro), salen a la pantalla a sacarnos una sonrisa.

Sale alguien como disfrazado. No sabes a quién quiere imitar. Esperas a que hable. No sabes a quién quiere imitar. Al final, por el contexto, lleno de tópicos o por un cartelito que ponen debajo a modo de ayuda, sabes por fin que están imitando, por ejemplo, a Isabel Pantoja. Entonces rezas para que el año que viene desaparezca el maquillaje de las cadenas de televisión y te convenzan con arte de verdad y no con efectos especiales.

Porque lo de hacer reír, como idea, es buena, pero el resultado es a veces más bochornoso que pillar a tu pareja grabando "Mira quién baila".

Y llegan las uvas y el temita de los cuartos, que está más sobado que el "chiste" de decir que te duermes viendo los documentales de La2. La gente se come las uvas, cada uno como puede, al ritmo que puede y siempre alguien aprovecha para hacer un poco el cerdo, dicho sea de paso. Algunos graban el evento poniendo la cámara encima del televisor(o al lado si es plano) y luego lo ponen hasta que vomitas todo el champán que te has tomado al brindar.

Entonces empieza el espectáculo pirotécnico. Todo el mundo ha comprado petardos y cohetes de toda índole y de dudoso uso doméstico y por unos minutos crees que el sitio más seguro del mundo es el "vater" de tu casa. Vas, te "desestresas" un poco y vuelves sin petardos que escuchar, tele que ver ni sidra que abrir. Vuelves, un año más, a superar con nota las noches de Navidad.

jueves, diciembre 21, 2006

Un cuento de Navidad

Se llamaba Mara e iba a ver a los Reyes Magos por primera vez. Su madre le había contado, más o menos, cómo eran estos reyes. Pero la niña no se enteraba de nada. Entre otras cosas porque no tenía ni puta idea de castellano. Apenas balbuceaba un “mamá quiero pan” o “¡nuna, nunera!”.

Mara tenía los ojos pequeños y alargados y no se parecía ni a su padre Jorge ni a su madre Raquel. Se parecía más a otros padres que hacía cuatro años habían dejado a su hija con poco más que material genético.

La niña había tenido suerte.

Sus padres le habían explicado lo de la carta a los Magos y qué era el Portal de Belén mientras ella no le quitaba ojo al turrón que había en la mesa.
Acostumbrada a pelear por la comida, no entendía cómo algo tan grande y rico podía permanecer más de dos minutos encima de la mesa.

Le habían intentado transmitir que ya no volvería a pasar hambre, frío y miedo. Pero ella no se enteraba de nada.

Una mañana, su hermana Rocío, cinco años mayor que ella, con los ojos saltones como su madre Raquel y la boca generosa en dientes de su padre Jorge, fue hasta su cama y le dijo:
-“¡Mara, que ya han venido los Reyes Magos!”.

Mara, medio dormida, saltó de la cama para acompañar a la hermana al salón. Más por el entusiasmo de ésta que por saber qué había allí.

Cuando vio todos aquellos regalos su cara se iluminó. ¡Cuántos colores!, ¡Cuántos muñecos! ¡Cuántas golosinas!

Cogió todo lo que le dijo su hermana: -“Lo que hay al lado de tus zapatos, Mara”, y se fue a un rincón.
Empezó a comer una gominola tras otra, una chocolatina tras otra, mientras sujetaba fuertemente a una muñeca-repollo a la altura de la axila.

A Rocío no le habían traído ninguna muñeca-repollo y se distraía con un juego de Magia Borrás. Que si la varita mágica que se estira; que si hay que leerse las instrucciones; Rocío se aburría un poco.

Entonces, se fue al rincón, donde su hermana seguía deglutiendo sin parar. Llevaba la varita en la mano y le dijo a Mara mientras pasaba a la acción:

-“Mira Mara, te dejo jugar con la varita mágica y tú me dejas la muñeca-repollo, ¿vale?”.

Rocío tiró de la muñeca, pero Mara, sin dejar de masticar, hizo un movimiento de codo que evitó perder la muñeca, proteger las “chuches” y de paso golpear levemente la mejilla de su hermana.

Rocío se fue llorando hacia el cuarto de sus padres al grito de “¡Má-maaaaa!”

Mara seguía con sus chocolatinas y su muñeca. Que la niña era china y pobre, pero no gilipollas.


martes, diciembre 19, 2006

Concurso de Monólogos Surisas 2006

Busco en la World Wide Web noticias sobre el concurso de monólogos de humor Surisas 2006 y prácticamente no hay nada. No hay nada, vaya. Algún anuncio que otro, pero ninguna crónica del mismo.

Así que, como estuve por allí y tengo contactos, allá voy:

Hubo dos semifinales: Una con 6 concursantes, otra con 3 (problemas de rajamiento de última hora). La organización decidió hacer un ranking con los 9 y clasificar a los 5 primeros para la final.

El viernes hubo una semifinal en la FNAC de Parquesur, a las 22:00, cuando cierran. Público escaso y cervezas a 1.70 euros.

Sale un colega con melenas que me recuerda al Grogui de “Los Serrano”, resulta que el chaval ganó este concurso hace dos años, según me cuentan, y hace de jurado.

Presenta de mala manera de qué va el concurso; que el público puede luego votar en una urna; que su voto se cuenta y que el primer concursante se llama: Sara.

La chica nos cuenta su experiencia de canguro en una peculiar familia irlandesa: niña repelente, abuela borracha y mascota canina desquiciada física y psíquicamente.

Sara tiene gracia aunque su monólogo funcionaría más en el mundo cuentacuentos. El guión está bien elaborado, no cansa, y la gente se mete en la historia.

Sin provocar demasiadas carcajadas, sin muchos golpes de humor, transcurrió su actuación de forma correcta. No llegó a arrancar aplausos, pero en su defensa decir que ser la primera siempre cuesta y que el presentador no se encargó de calentar al público.

Tras una pausa musical de un par de minutos, Sara volvió para presentarnos al segundo concursante: Gabriel.

Gabriel hizo un buen monólogo sobre la infancia: Reflexión por comparación sobre los niños de hoy y los de antes. Manejó bien el ritmo, las pausas y jugó muy bien con el público, al que sacó aplausos.
Pero su nivel no fue constante y el monólogo no acabó arriba, aunque gustó. Fue más monólogo de humor, como lo entiendo yo, que el anterior.

Tras Gabriel, vino César. Vivo, rápido y locuaz. El tema, demasiado manido y asqueroso: escatológico para ser exactos.
La gente se reía y al tío se le veía con gracia. Quizá con otra temática hubiera funcionado mejor. A la larga, según me contaron, el público apenas le votó y el jurado le penalizó también bastante.

César presentó al siguiente contrincante que ya no sé si fue Teresa o Gema, o si los otros fueron en ese orden. Yo estaba allí con mi cervecita tan ricamente, tampoco levantando acta.

Digamos que actuó Teresa. Su monólogo fue el que más me gustó. Ágil, gracioso y menos guarro que el anterior, aunque alguna cosita había.
Ella venía a decir que era muy positiva con la vida a modo de introducción y nos contó su experiencia con el ginecólogo, para luego cerrar el monólogo aludiendo de nuevo a su positivismo.
La chica tenía vis cómica y la supo explotar. Tenía muchos chistes, que es lo más importante. Tú te puedes tirar tres minutos contando una cosa muy graciosa pero si le falta el punch(el golpe), pierde.
El jurado valoró mucho su actuación aunque según me cuentan, una parte del monólogo no coincidía con lo que había presentado en la preselección y eso podría traer consecuencias.

Esto y que no se pasaran de tiempo parece que le obsesionaba especialmente a uno de los organizadores. Se le oía constantemente avisar a los del jurado:
-“Este se ha pasado de tiempo, se ha pasado de tiempo”.

El jurado, el mencionado Grogui y otro que me suena pero no logro ubicar, intentaban tomar notas a la vez que asentían con la cabeza.

Tras Teresa, actúo Gema. Metió música en su monólogo, y algo de performance. El texto era más bien flojo y nada original: Soy amiga de los gays. Ya había oído varios con esa temática.
La gente se rió, no podemos decir que no, pero fue flojo. Hay que currar más.

El último fue Sergio, un muchacho que contó algo sobre los vecinos. Ahora recuerdo haber visto al del jurado contar uno buenísimo sobre estos seres. Esto, aunque podía haberme predispuesto, no lo hizo. Pero Sergio contó un monólogo pesado, nada cribado, nada reescrito, abundando mucho en cada situación, interpretando en exceso y sin ir al grano. No había chiste, no había gracia. Lo siento Sergio, no sigues con nosotros. Hay que currar más, también.

La otra semifinal(Los tres que dije antes):

Se desarrolló el sábado en Alcorcón, en el Sotanillo del teatro Buero Vallejo, que, como su nombre indica, está en el sótano, donde hacen actuaciones con aforo menor.

Allí me apreté otras cerves, unos panchitos y unas aceitunas.
Esta vez salió a presentar el otro del jurado, David se llama, que se le iba la pinza que daba gusto. Calentó un poco al público, pidió un aplauso, tuvo complicidad con el DJ que ponía la música. Al tío se le vio suelto y creo que ayudó al primer participante a tenerlo más fácil.

Su nombre: Manuel. Estaba muy nervioso y no maneja muy bien la escena pero poco a poco su monólogo prendió: hablaba de su infancia.
En el cole, las vacaciones, sus mascotas, que se le morían todas, su posición de gordito-killer en el patio. Fue gracioso aunque a "ráfagas". Parecía como si se le olvidara el texto y así lo retomaba luego de manera desordenada.

Tras Manuel entró Ignacio, un personaje. Salió y mientras escrutaba al público se colocaba una bata de farmacéutico y una gorra de ciclista. La gente, se empezó a reír y él soltó un “Buenas noches Alcorcón”. A continuación se puso a hablar de su problema: Que era virgen.

Tenía otro problema que en esos momentos era mayor: No se sabía el texto. Dejó los papeles en la banqueta que había en el escenario y recurrió a ellos demasiadas veces para estar preparado como parte de su actuación.

El público se reía de él más que con él. Metió en el monólogo chistes que no eran suyos y en general fue bastante flojo. Sin embargo gustó y el jurado lo metió en la final. Pero de eso hablaremos luego.

Tras Ignacio y su cosa frikie saltó a la palestra Juan Ramón: Entró a ritmo de Chimo Bayo, el de “Jú Já, fiestas fiestas fiestas locas como esta”.
Empezó a hablar de los valencianos con algo de mal gusto, contó algún chiste gracioso y luego se puso a hablar de él mismo. No me quedó muy claro de qué iba su monólogo y ciertos juegos de palabras quedaban más bien como ocurrencias sonoras más que como chistes propiamente dichos. Se despidió a ritmo de Chimo Bayo de nuevo y aquí acabó la semifinal.

Luego, fuera de concurso, David presentó a una artista que por tener más edad de la permitida no había podido participar. La chica, Belén se llama, estaba un poco cabreada con el suceso, pero allí salió a una cosa que llamaron “micrófono abierto” que no sé muy bien qué era. He investigado las bases del concurso y bueno, aquello luego no fue así.

Contó un monólogo algo gracioso sobre su amigo Paco. El problema es que metió muchos chistes que no eran originales y eso la gente lo valora menos. La gente quiere oír cosas y puntos de vista nuevos.

Tras esto, se acabó lo que se daba y nos fuimos, el domingo, a Fuenlabrada, a la Sala El Grito a ver la final.

Se habían clasificado los siguientes participantes:
Sara, Gabriel, Maite(o Teresa), Manuel e Ignacio, que no sé cómo se les pudo colar en la final.

La sala estaba preciosa, había de beber y de comer, fundamental, los sillones muy cómodos y quizá poca gente.

Poco público, pocos concursantes ¿no será que la gente no se entera de que existe este concurso? Ni una reseña en el 20minutos ni nada. Así no hay manera. Y mira que los premios son golosos: 1000, 500 y 250 euros para los 1º,2º y 3er clasificados, respectivamente. Pues no va ni el tato a concursar.

Salió a presentar Juan Aroca, ganador de la edición pasada y sevillano de pro. Su acento, su gracia y agilidad mental hizo que la gente disfrutara bastante.

En fin. Comenzó Maite. Había quitado todo el principio de la otra vez. Imagino que coaccionada por advertencias de los organizadores. Estaba nerviosa, insegura y acelerada. Los chistes no funcionaron igual, faltaba pausa, ritmo y en definitiva: Lo hizo peor que en la semifinal. Tuvo gracia pero me imagino que cuando se bajó del escenario se supo perdedora.

Tras Maite entró en acción Ignacio: Volver a ver su actuación fue terrible. No digo más.

Luego salió Sara. Nos volvió a contar con la misma profesionalidad que el viernes su historia irlandesa. Volvió a gustar. Y yo volví a pensar que no era lo que más me cuadraba con mi idea de monólogo de humor. Pero allí estaba.

Tras Sara entró Manuel, menos nervioso y más guasón que el día anterior. Tenía el texto más controlado e hizo reír más que nadie.

Interactuó bien con el público con preguntas retóricas fáciles. Quizá se olvidó del tiempo, estaba tan a gusto que se pasó un poco. Esto, según me contaron más tarde, fue determinante para no quedar mejor clasificado. Porque algunos miembros del jurado veían razonable que se penalizara al máximo tanto no ajustarse al texto enviado como al tiempo de actuación.

Yo discrepo un tanto de esto. Al final, el más gracioso debería ser el ganador y para mí, sin duda, esa noche, lo fue Manuel.

El último fue Gabriel. Ser el último (aparte de comerte las uñas un buen rato más que los otros) tiene sus ventajas. Si sales en plan ganador tienes muchas papeletas de llevártelo.

Gabriel volvió a pecar de lento y aunque tenía un monólogo de los que me gustaban, no brilló lo suficiente. Aún así, le hubiera colocado entre los premiados.

Y se acabaron las actuaciones. Bueno, Juan Aroca volvió para amenizar la deliberación del jurado. Éstos salieron para entregar unos supercheques de premio.

3er Clasificado: Manuel Barrena.
2º Clasificado: Sara Carmen González.
1º Clasificado: María Teresa Bellón.

¿Justo? ¿injusto? Bueno, no estuvo mal. Felicidades y mi respeto por todos los participantes, que nadie lo dude. Esto es sólo mi opinión.

A ver si la próxima vez se apunta más gente, hay más público y otro escribe la crónica, que yo no estoy para estos trotes.Buenas noches.



Nota: (a quien pueda interesar)

En mi opinión, llenar un monólogo de “cagar”, “pedos”, “follar” y todo tipo de imágenes relacionadas llena de m. la actuación. Se suele caer en ello con facilidad.
Su uso debe ser muy medido.


PD: Si alguien tiene fotos del evento. Me lo haga llegar o saber. Gracias.

sábado, diciembre 09, 2006

La Navidad I (La cena de empresa)

Aunque las luces se empiezan a poner más o menos en noviembre. Es en el puente de la Constitución cuando se revoluciona el tema navideño.

La gente empieza a comprar regalos, a ponerse pelucas de colores paseando por la Puerta del Sol, a pillar décimos de lotería, a ver el Cortylandia y a decorar la casa.

Unos ponen árbol; otros belén; otros árbol y belén; otros árbol, belén, reno de luces y Papá Noel escalador. Lo que más destaca, desde fuera, es eso: balcones llenos de estos papás noel, que más que escalar, parece que están intentando enderezarse de alguna putada infantil que los ha llevado hasta allí. Algunos permanecen ahí hasta que un cantaor de saetas se asoma y dice "¿Qué hace esto ahí, pisha?".

Otra cosa a destacar es la cantidad de luces que pone la gente, en plan macrodiscoteca, que ya no sabes si allí se va a cenar o van a pasar directamente a los tripis y al progressive.

y por encima de todo, la navidad comienza con los primeros niños que se hinchan a tirar petardos, cohetes y misiles tierra-aire enfrente de tu casa. Yo, que soy de poca proliferación nuclear, tengo en esos instantes ganas de pillar algo del polonio ése que circula por ahí para echarlo por la rejilla del portal, en defensa propia, claro. En eso soy muy yanqui.

Pero hay algo que, en la oficina, marca un antes y un después en el período navideño: La cena de Navidad.

La cena se organiza de manera más o menos corporativa, es decir: A veces, la secretaria/o de turno es la que hace la convocatoria, reserva, informa, etc. Otras veces esta labor la lleva alguien del grupo de trabajo que se ve con fuerzas y voluntad para ello.

La pregunta más frecuente durante esta semana es: "¿Vas a ir a la cena?".
La respuesta tipo es:
1)"Sí, claro", si vas a ir o te vas a escaquear en el último momento.

2)"Aún no lo sé", si no vas a ir y te vas a escaquear en el último momento.

Pocos se ponen en plan sincero y dicen:
"Paso de ir...por cierto ¿tú quién eres?".

Si dices que vas, de pronto, gente que jamás te saluda en la máquina de café, se siente con la obligación de hacerte algún comentario, nada original, nada estimulante, como el mismo café. Tú contestas con igual giro artístico, dejando la cosa en empate.
Luego, si te ves en la cena, o si coincides en la misma mesa, será más fácil romper el hielo. (Algunos quieren beber tanto, que el hielo no lo rompen, se lo comen).

Y llega el día, la gente queda más o menos con "los suyos" y alguno aparece por allí más solo que Darth Vader en Nochebuena.


Pero fácilmente se integra en cualquier círculo gracias al espíritu navideño de buen rollo.


La peña se sienta donde puede y comienzan los camareros a traer platos y vinos a diestro y siniestro. Todo en plan chuletón sangrante o pescado super-a-la-plancha. Da igual, aquí hemos venido a cocernos, eso lo sabe muy bien el del restaurante.

Por eso, al final de la comida, se pone a repartir chupitos al personal para que se vayan con un buen sabor de boca...y para que se vayan, vamos.

Luego se traslada la comitiva hacia un bar de copas con capacidad suficiente, es decir: uno donde nunca hay nadie y donde pincha el cuñado de uno que habla mucho durante la cena.

Aquí, a pesar de que se organice todo por grupitos, el alcohol crea un clima de hermandad total, que hace que gente desconocida se te acerque con comentarios del tipo:
-"La primera vez que te vi pensé que eras un gilipollas...pero ahora me caes bien". Que en realidad quiere decir: "Sigo pensando que eres un gilipollas pero te he cogido cierto cariño".
ó
-"Tío, eres un tío de puta madre, de puta madre, tío, de verdá, creerme, de puta madre tío".

Aquello se convierte en un comedero de orejas, ¡quién tuviera el punto G pegado a la patilla izquierda!

Se inician conversaciones inacabables sobre cómo hay que gestionar esto y aquello. Normalmente aquí uno habla y otro sólo dice: "Sí, sí", o directamente asiente con la cabeza.

Como la música está alta, no te enteras de casi nada de lo que te dicen, ni acercando oreja, oiga, pero asientes igualmente y sonríes mucho. La clave está en sonreír, que es como darle la razón. El problema viene cuando se te queda mirando, sin decir nada. Es el momento de decir: "Perdona, no te he oído bien". Para a continuación seguir con la misma estrategia.

Aquí, como en la naturaleza misma, se tiende al punto medio: El que habla sin parar está más borracho que tú, pero como no para de hablar, se le va pasando. Mientras, tú, que sólo sonríes y asientes, no paras de pulirte un cubata tras otro. Al final estáis los dos igual de borrachos y os váis a mear en armonioso equilibrio.

Otros acercamientos son más propios de fiestas adolescentes. Porque la cena de Navidad suele ser el punto de inflexión en muchas relaciones personales. Y para bien o para mal, tres o cuatro rollos entre compañeros caen fijo.

Pero aquí hay que diferenciar: Porque darle un muerdo en mitad de la pista a tu compi mientras tientas su trasero como si estuvieras buscando la sandía ideal puede pasarte factura. La gente se olvida que hay vida después de la fiesta. Se olvida.

Otros acercamientos, menos lícitos, ocurren entre señores/señoras mayores, que de pronto se encuentran hablando con jovencitos/jovencitas que les ríen las gracias y se dejan invitar a cubatas de importación. Normalmente, esta gente mayor no ocupa, precisamente, el puesto de bedel, claro. Y llevan todo el año(o no) yendo a cenar con los críos al Foster Hollywood, que así están los niños, ya lo dice la ministra-supernanny.

Una cosa que siempre me ha llamado la atención es comprobar que, es ocupar un puesto de determinada importancia y automáticamente te conviertes en un cachondo mental. Absolutamente todos tus chascarrillos tienen gracia. Eres el Arévalo de la oficina.
¡Qué maravilla!


Al final, alguien se acaba agarrando al jefe por el cuello mientras éste(que suele ser el que está más cocido)intenta lanzar una patada a lo David Bisbal.

Luego cada mochuelo a su olivo, algunos a otro olivo y todos con ganas de que al día siguiente no hubiera que ir a currar.
Pero hay que ir, ¡qué caritas!¡ni el papa noel escalador!

Otros rezarán para que la puta foto haya salido tan mal que no se les reconozca. ¡Ay la Navidad!¡qué tendrá la Navidad!

viernes, diciembre 01, 2006

La Dignidad

Independientemente de que te suban el sueldo o no(la mayoría de las veces toca: No); de que tu trabajo no sea muy creativo; que no valoren tu esfuerzo como crees necesario; de que te toque aparcar lejos de la oficina porque el parking es para los que están en plantilla(luego está el parking medio vacío); que tengas que madrugar más que los conductores de la EMT para no pillar atasco(que luego lo pillas igual porque siempre hay un cenutrio que se come el culo de otro por querer llegar el primero o un camión que se cree que puede cambiarse de carril como si llevara un Smart y se lía).

Independientemente de que tu pantalla sea peor que la de otro porque el otro es más chulo, guapo, o se agacha mejor que tú; de que tengas que entregar justificantes por triplicado por cualquier ausencia; que se te controle el horario por perros falderos mientras "los de arriba" llegan tarde, comen en tres horas y después, borrachos como cubas, montan una reunión a ritmo de "vamos muy bien".

Independientemente de que tu trabajo sea tedioso, oscuro o mal organizado; de que tus compañeros hablen con la voz engolada, se peinen mal o se duchen por la noche.

Independientemente de que te bloqueen el acceso a internet o determinadas urls que tengan la palabra "music" en el interior de su cadena; de que un entramado de mandos, submandos, supermandos(¡coño, como la película!), procedimientos, métodos, passwords, reglas y normas hagan de tu jornada laboral un sinfín de roces, cadenas de favores y gestiones absurdas.

Independientemente de que tú veas claro que se hace así y tu jefe(maldita palabra que sustituyo por supervisor) te diga que se hace por sus infrautilizadas bolsas seminales. De que lo que se tarda en hacer cinco minutos se estime que se tardan diez horas y lo que se tardan dos semanas hay que tenerlo terminado hoy.

Independientemente de que bajar a desayunar se convierta en un estigma difícil de quitarse de encima; irte a tu hora se considere la mayor aberración que se puede cometer y ponerse enfermo y quedarse preñada se entiende como una debilidad imposible de asumir por la empresa:
-"¡Hala, fuera de la empresa, por querer tener un hijo!...¿a quién se le ocurre?...¡en plena comedura de rabo al departamento entero para que renueven su contrato con nosotros!...¡por favor!"

Independientemente de que se busquen siempre una excusa para decir que va todo muy bien y cobrar sus putos bonos y para decir que va todo mal(por nuestra culpa) para no darnos la subida que nos toca (ni el IPC, ni el puto y miserable IPC de los cojones, que es que me tengo que encender...).

Independientemente de eso, lo que no soporto, lo que no tolero, lo que me induce a pensar que hay que devolverla, es que ataquen directamente a la dignidad de la gente.

Que intenten minar el ánimo de las personas, que presionen con correítos veladamente amenazantes, que cuestionen la profesionalidad de la gente, que quieran hacerte creer que no vales, que no haces bien tu trabajo y que están muy disgustados por ello.

Ellos están disgustados, pero de la hostia que les voy a dar se les va a quitar el disgusto, el gusto, el olfato y el oído (el tacto y la vista los perdieron hace tiempo).

Somos personas, Sr. Mierda de Gerente. A mucha gente ya le trasroscásteis el tornillo y les da igual, incluso lo ven razonable. A otros nos quedan aún varias vueltas, y no vamos a dejar que se llegue al final.

Por Dignidad.

MOBBING.NU

EL REFUGIO

domingo, noviembre 26, 2006

Los Nuevos

Dado el número de bajas que ha habido últimamente por aquí, las incorporaciones se han ido produciendo en igual número. Han llegado muchos nuevos.

Los primeros días, los nuevos deben comportarse como tales: Ser puntuales, no hablar mucho, no mirar internet más que lo preciso, asentir con la cabeza ante cualquier explicación inconexa que te digan..., en fin, empatizar con todo lo que se menea y no decir ni mu, o bien desgastar la palabra “gracias”, “uhum” o “muy bien”.

Así, cuando llegas a casa te tiras todo el rato hablando para compensar la falta de comunicación que has tenido durante tantas horas.

El primer día tu papel de nuevo te obliga a dejar a un lado toda la experiencia que has ido acumulando en otras empresas. O, si es tu primera empresa, dejar a un lado el lenguaje coloquial que utilizas con tus compañeros de curso o con tu madre.
Debes convertirte es un ser inferior y algo torpe, a la vez que eficaz y discretamente resolutivo.
Es una mezcla entre: “Soy bueno para el puesto” y “No tanto como para quitarte el tuyo”.

En muchos casos, el nuevo viene sustituyendo a alguien que se va por los motivos que sea y convive con éste algunos días con el fin de hacer en condiciones mínimas el “traspaso de poderes”.

Esto supone:
1)Que no tienes ordenador propio y no le puedes contar a tus antiguos compañeros lo mucho que los echas de menos, lo igual de malo que es el comedor, o lo mal que huele tu compañero de al lado.
2)Que en lugar de intentar averiguar a qué hora se desayuna, dónde está el servicio o quienes van a ser tus nuevos amiguitos, vas a estar aguantando la interminable charla del sustituído, que a su vez está deseando que te vayas a mear para meterse en el chat a contarle a la peña lo gilipollas que eres.
3)Que en función del tono utilizado por tu interlocutor, sientas, en mayor o menor medida, lo importante o super-importante que es lo que hace el susodicho. (En pocos días averiguarás que es la misma mierda de siempre).

Ser nuevo, para empezar, tiene la ventaja de que eres inocente. Nadie te puede echar aún la culpa de nada. De hecho, siempre que te pidan cuentas puedes hacer referencia a tu ya ausente mentor y el consabido: “Esto estaba así desde antes de llegar yo”.
La frase encierra en sí misma toda la filosofía de la cadena inculpatoria que reina siempre en una oficina. Lo importante no es que algo esté mal, lo importante es saber de quién es la culpa.

En otros sistemas el sentimiento de culpa puede funcionar. Aquí, sin embargo, nos hacemos los tontos y ya está. No nos importa que tres o cuatro personas de nuestro entorno más cercano piensen que somos idiotas. Lo que nos importa es que la gran mayoría no sepa que tenemos la culpa.

Eso sí, los nuevos de ahora pertenecen a la generación PlayStation y te los tienes que quitar a collejas de la chepa.
Son hábiles, se orientan bien y tienen muy desarrollada la capacidad de adaptación.

Mientras tú, en tu primer día, apenas logras imprimir algo decente por la impresora o entonar un débil “buenos días”, los "Nuevos-PS" saben las monedas que admite la máquina del café, qué hacer si se atasca un donut en un carril, a qué hora sale el autobús, cómo se llaman todos los compañeros de departamento y lo que es peor: Comienzan a usar el correo electrónico como si estuvieran en el messenger de su casa.

De pronto, recibes un correo de alguien que tardas en localizar. Es uno de los nuevos. Te manda un parecido razonable...¡TUYO!


Intentas controlarte, porque, al igual que un padre acaba aplicando las mismas normas estúpidas que le aplicaron a él, tú quieres que el nuevo se comporte como tú te has tenido que comportar.
Al final le contestas llamándole enrolladamente al orden, por aquello de hacerse el guay con los chavales.
Pero no cuela: el nuevo insiste y va a por ti. Para él tú sólo eres un bicho más con el que acabar para pasar de pantalla.

Así, ante esta tesitura, no te queda más remedio que recular, coger aire y pensar: “Mañana vendré impregnado de barro y con unas gafas de visión nocturna”.


Yo, que tengo más problemas que Montilla con el catalán, no puedo volcar todas mis energías en parar a los nuevos.
Bastante tengo con las interpretaciones que se hacen de mis posts, las miradas y las incomunicaciones varias que producen mi crispado día a día. Aún así, de vez en cuando suelto un zarpazo, aunque tengo la batalla perdida:

Los nuevos han venido para quedarse.

domingo, noviembre 19, 2006

Evento Blog España en Sevilla

Tras consultar con el médico mi estado de salud (no tenía infección en la garganta), me fui con mis sobres de paracetamol, mi bufanda y mis bártulos al ave madrileño. Allí me encontraría con mi nena para iniciar nuestro personal fin de semana bloguero.

Llegamos a Sevilla sobre las 19:00 y mientras viajábamos en el taxi descubrimos que Sevilla está gallardonizada. Es decir: levantada de cabo a rabo.
-"¡97 kilómetros de carril-bici quieren hacer!"-decía nuestro crispado conductor.
-"¡Y anda que corta un trozo, no, todo a la vez!...y sólo hay una máquina trabajando y uno sacando escombros con un rastrillo...".

Estamos en Sevilla y la guasa se hace notar. Siguió despotricando contra el alcalde hasta que nos dejó cerca de donde nos íbamos a alojar: -"La calle está cortada, así que mejor para ustedes quedarse por aquí".

Gracias a la mediación de M4rt1n dormiríamos en casa de un amigo suyo, en pleno centro sevillano.

Tras dejar el equipaje salimos disparados para el evento. Eso sí, por un montón de atajos y alguna que otra parada cervecera que nos hicieron perder tiempo.

Al llegar a la sede del evento nos salió al paso un amable señor vestido de guardia de seguridad que nos dijo que "ya no quedaba nadie".

Esto produjo cierta frustración en nuestros castigados cuerpos. No hubo más remedio que pasarse por "Las Columnas" y otras tabernas similares para contrarrestar la decepción inicial. No nos costó mucho.

Al día siguiente nos levantamos animados a disfrutar de nuestra primera y quizá única jornada bloguera.

Llegamos. Esta vez del tirón. Nos acreditamos, recibimos con júbilo las dádivas que se nos ofrecían (gloriosas las tortas de aceite), y como era la hora del desayuno, nos tomamos unos cafelitos la mar de bien.

Tocaba conferencia de José Luis Orihuela, la que sería, a la postre, la más interesante y amena de las que presenciamos.
Empezó casi diciendo algo así como: "Nací en Argentina y de ahí que escuchen este asento tan sexi".

La fauna bloguera andaba por allí (nosotros, automarginados del resto, no somos expertos en nada de esto) posteando con sus portátiles, grabando con cámaras, haciendo fotos y escuchando, claro, al orador en cuestión.

Luego vinieron una serie de presentación de proyectos, un poco frikie uno, pretencioso y arrogante otro, difuso un tercero y David Rojo presentando Reportero Digital.

En fin, que llegaba la hora de comer y tras no contactar con M4rt1n decidimos elegir a nuestro criterio. Erramos en nuestra elección: La Decana, peña bética por Santa María la Blanca nos vendió un lenguado fresco y bien guarnicionado por verdura descongelada y pescado de dudosa conservación. Menos mal que hubo cerveza. Siempre la cerveza.

Luego, cafelito en lugar abarrotado de bloguers y otra vez para dentro. Antes, nos dio tiempo de contratar un training en Segway, tomar otro cafelito y charlar con M4rt1n, que había aparecido por allí.

Entramos juntos a la mesa redonda de Blog y Periodismo: Reconocí a Nacho y Arsenio Escolar y no localizaba a Arcadi Espada, cuya intervención estaba prevista. Aquello empezaba mal.

Lo que mal anda mal acaba. Arsenio e hijo estuvieron allí encantados de conocerse y más vanidosos que Ana Obregón rodeaba de flashes.


El moderador tampoco ayudaba a encender ninguna chispa y contribuyó al sexo oral paterno-filial haciendo de esta esperadísima mesa redonda un auténtico fracaso.

Alguna esporádica intervención durante el coloquio subió mínimamente el interés. Pero aquello fue un hablar por hablar.
Reconocí entre los asistentes a Lourdes Muñoz Santamaría, que sin duda, tras su crónica del Katrina, hubiera tenido mucho más que decir en esta mesa redonda.

Nacho dijo que él, en su blog, no escribía sobre Almería, ya que trabaja en distintos medios de comunicación de allá. A mí me gustaría que precisamente hablara de Almería y que se mojara. Arsenio, tres cuartos de lo mismo. Decía que él se sentía más libre cuando el post de su blog no se publicaba en papel que cuando sí (un día a la semana sale en la versión impresa del 20minutos). ¿Autocensura? ¿nadie se revolvió en su asiento?

Escolar.net me pareció subidito en exceso, sacando pecho de su número de visitas, como el que cuenta su lista de conquistas. Y "enbuclándose" en la metáfora de las putas y el amor libre para explicar el fenómeno periodístico-bloguero. Me recordó a Ramoncín en su época tertuliana.

Por cierto, ¿cuántas visitas recibirá Escolar desde la búsqueda "material escolar", "consejo escolar", "proyecto escolar"?

Salimos de allí al terminar la mesa y aplaudir educadamente el esfuerzo(juzgo lo que veo nada más) hacia los Segway. Rubén, un tipo majísimo nos enseñó a desplazarnos un rato con este divertido medio de transporte. Divertido de cojones.

Al regresar de la lúdica experiencia pillamos el final de la conferencia de Matt Mullenweg. Luis Rull, uno de los organizadores, recogía la baba de la mesa a cada respuesta de su al parecer admirado creador.
Su intermitente inglés causó sensación en la sala y aquel :
-"How old are you?" que le lanzó al simpático Matt sonó a proposición indecente.

Tras la conferencia anunciaron tickets "by the face" para los que se quisieran pasar por el Blogs&Beers que se había organizado en un Irish Pub.

Para allá nos fuimos los tres, con más tickets de la cuenta a ponernos morados de cerveza. Maravillosa sorpresa nos tenían reservada. También daban tapas: tortilla con salmorejo, queso...
Pero había que salir de allí, habíamos quedado con Antonio, el amigo de M4rt1n y anfitrión nuestro en la ciudad.

Pasamos un rato agradable entre vinos buenos, tapitas y conversaciones germánicas con la camarera que nos servía: Dorte.

Antonio, que no para
, se recogió pronto y M4rt1n, mi nena y yo volvimos al Flaherty a seguir tomándola.
Abladías le dijo a M4rt1n que se movían a un garito por el barrio de Triana. Al rato salimos hacia allá, aunque antes hablamos ("ma non troppo") con unas italianas muy simpáticas.

Llegar a Triana fue un suplicio para mi apaleado cuerpo. La garganta se resentía y las piernas se parecían más a las del doble de Víctor García(Warcry) que encontramos dando tumbos en el garito heavy en el que tomamos la penúltima birra.

Luego, de regreso a casa, pasamos por La Alameda, también levantada. Daba pena verla.

Hoy domingo no ha sido posible pasarse por el evento. Antonio y M4rt1n coincidieron en que debíamos comer algo en Yebra. Nada más ver el plato se me saltaban las lágrimas de la emoción. ¡Qué rico!


Y es que la blogosfera está muy bien, pero donde esté una buena tapa, una cerveza, buen tiempo, y la compañía immejorable de unos buenos y generosos amigos y de mi dulce amor, que se quite un blog.

Ha sido una experiencia muy positiva, he aprendido muchas cosas (tengo un margen de mejora muy alto) y me ha parecido una organización de puta madre.

Enhorabuena a los implicados.

Yo, de momento, seguiré posteando desde este rincón sobre mis problemas mientras un escalofrío abarrotado de cariño sevillano recorre todo mi ser.

"Sé de un lugar"...

martes, noviembre 14, 2006

De las dos maneras

Ayer, los príncipes presidían la presentación del Nuevo Diccionario Esencial de la Lengua Española...¡agg, que me ahogo!
Dicen que ya están términos como "internet" o "tarro", en su acepción de "comerse el tarro".
No sé para qué se empeñan tanto en estas cosas. Al final siempre es para dar la razón al que dice: "Se puede decir de las dos maneras".

Por ejemplo: "Almóndiga". Yo, la verdad, es oírlo y me sale un sarpullido en la oreja izquierda. Pero el caso es que se puede decir "Albóndiga" y "Almóndiga". Así que, a callarse toca.

Lo mismo pasa con "Murciégalo". Extraordinario. Me suena peor que el pequeño ruiseñor canturreando la nueva de Paulina Rubio ( yo casi me la sé, pero es porque mi vecina comparte su música con nosotros, y no precisamente P2P).


Aunque aquí desvariamos todos, incluído la RAE. A ver si no de qué va a estar puesto esto en su página web:


En lugar de "en loor de multitud", que es como realmente se dice. ¡Digo yo!

En fin.

Eso sí, no cuela cuando dicen:
"A ver si me toca la primitiva y me dedico a la vida contemporánea"...
o
"La profesión va por dentro"...

Y tampoco cuela que después de comer le "ha entrado morriña". Que una cosa es la modorra y otra cosa es la nostalgia por tu tierra. Aunque pensándolo bien, quién no tiene ganas de irse a casa después de comer.

Al final va a ser que se puede decir todo de las dos maneras.

viernes, noviembre 10, 2006

Mi primer troll

Hace una semana tuve la visita de mi primer troll. O por lo menos, lo más parecido a un troll que ha aparecido por esta url.
Lo mismo ni éste sabe que se le puede llamar así.

En este mundo, aunque seguro que hay muchas cosas por inventar, también hay muchas cosas inventadas.
Yo, como los abueletes que no saben mandar ese-me-eses por móvil (y bastante hacen ya los pobres con usarlo), soy un ignorante convencido.
Ser consciente de ello me hace poder preguntar sin pudor a mi compañero tailandés y, como los niños chicos, destrozarle el desayuno a base de "¿y por qué? ¿y por qué? ¿y por qué?".

El apasionante mundo de los blogs, del que se celebrará un evento a nivel nacional en Sevilla, es, como todos los mundos, maravilloso y miserable a la vez.

Me parto con el comentario de este troll, el décimo al post "Visitas Inesperadas". Lo dejaré para que disfrutéis de ello.

Creo que se le fue un poco la pinza, quizá porque me pone cara o cree tener una deuda que saldar conmigo.

He pensado que, si quiere saldarla, venga a buscarme o me diga dónde tengo que ir. Quizá le gustará saber, de antemano, que tengo un pronto pelín jodido. Eso sí, mediré primero las fuerzas, que uno ya no está para muchos pavoneos.

Realmente esto pensé antes de ver "El laberinto del Fauno".
Ahora sólo tengo ganas de querer y proteger a los míos. Nada de violencia. Porque la violencia es una mierda.


Tampoco me voy a ir con Richard Gere a ver al Dalai, me falta pasta y pachorra para ello, pero está claro que el Fauno me ha marcado poderosamente.


Seguro que este troll es de puta madre y tiene mucha gente que le quiere, desde luego a mí, lo que es cariño, no me da.

Lo gracioso está en que yo, Truman, puedo ser a la vez M4rt1n, el pianista, o la mujer tirita, y este troll, beber los vientos por todos menos por Truman.

No hice mi página para dorarle la píldora a nadie, ni para lanzar insultos contra nadie. Si alguien se siente ofendido no es mi problema, porque nunca intento ofender. Hay demasiada gente ofendiendo y dorando por ahí. Tampoco soy un oasis en el desierto, porque hay miles de blogs cojonudamente ácidos, cáusticos incluso enriquecidos con mala sombra.

El mío está de puta madre, si no lo digo yo, quién.

Además, es una buena terapia para que no me pase como a mi compi, que dice tener a veces una "bola de odio en el estómago". Yo, antes de "hacer bola" como la niña de Super Nanny, lo echo aquí envuelto en ironía, desfachatez y abandonos epicúreos.

El caso es que, a partir de ahora, voy a moderar los comentarios para que no se falte al respeto gratuitamente a la gente. Y tú, troll, saca un lado más amable y sigue comentando por aquí o por dónde quieras. Yo no creo que seas un cobarde por esconderte detrás de un anónimo o del nombre que te quieras poner. Te lo digo de veras.

Todo tenemos días, gestos y reacciones malas. Y lo que para uno es bueno para otro es malo. No pasa nada.
Yo, el próximo día, cuando coja el coche, vomitaré hijosdeputa sin parar o me dejaré llevar a media velocidad escuchando al ordenador de Rock&Gol, según me pille.

¡Venga troll!, la próxima canción de W.A.S.P. que pongan te la dedico a tí.

viernes, noviembre 03, 2006

Tirar de corbata

Hoy tocaba afeitado. Tenía dos camisas planchadas. Una pegaba más con corbata así que no me lo he pensado dos veces: He venido a currar con corbata. ¿Por qué? Porque hoy había que lucir "buena imagen". Quizá tendría que hablar con el "gerente", como así ha sido. Yo llamo "gerente" a casi todos los que me sacan 15 años, llevan traje, corbata y lucen una estupenda barriga acolchada.

La corbata es quizá el elemento más odioso de todo el vestuario.
Alguien me dijo que es como el mono de trabajo para los mecánicos. Pero no, creo que no.
La corbata le da a uno un aire de superioridad sobre el que no la lleva. Le da, como el redbull, alas.
El problema es cuando debajo de esa corbata no hay nada. Bueno, sí, un montón de músculos esperando desplegar toda la incompetencia del mundo.

Yo, a veces, llevo corbata, aunque la mal combine con vaqueros. Mi corbata no tiene la misma clase que la de los que van hechos unos ejecutivos de alto standing. Yo soy un triste empleado con corbata.

Otros se compran su traje de cien euros e intentan disimular su origen humilde como si fuera un lastre del que quisieran escapar.
Lo hacen mientras se apretan un bocata de jamón en su mesa de trabajo, llenándolo todo de migas, leyendo una web sobre el reggaeton y hablando con la boca llena( a veces nos equivocamos y decimos "con la boca abierta", y claro, salvo sublimes excepciones como Don José Luis Moreno, se suele hablar así, con la boca abierta).

Por defecto, cuando ves a alguien trajeado piensas: "Es un jefe" o "Gana más que yo". Y lo que es peor aún: "Sabe más que yo".
Por ende, muchos que llevan corbata te miran a tí, que no la llevas, como diciendo: "¡Qué haces que no besas mi mano!".

La corbata en sí no es nada pero tiene un efecto demoledor. Voy a hacer un ejercicio de reflexión e imaginar a todos los que van con corbata en mi oficina con camiseta de algodón de tirantes, bermudas y chanclas con calcetines.
Joder, ¡qué pena dan! La misma que yo, ojo, aunque yo, en lugar de bermudas prefiero unas mallitas tipo David Lee Roth. Es lo que tiene.



La cantidad de dinero que se pierde en alimentar la cartera de estos corbateros, que si se pusieran al foco de la luna tendrían una pinta lamentable.




Porque no valen nada, pero siguen tirando de corbata.

lunes, octubre 30, 2006

Visitas Inesperadas

Hoy he recibido muchas visitas inesperadas.
Gracias a M4rt1n, nuestro DJ entró aquí y comenzó a enviar a sus compis el enlace.
Eso de tener de pronto tanta notoriedad abruma un poco. Aunque el problema real es otro:
Al parecer me han identificado en la oficina con un compañero y la peña se ha ido descargando mis post en carpetas con el nombre del compañero con el que me confunden. Me imagino que, al igual que eso, habrán ido poniendo nombre al "pequeño ruiseñor" y otros personajes que viven en este blog.

Yo, Truman, vivo en este blog. Invento este blog. Y, dentro de dar algún que otro recao, intento que el que se pase por aquí se eche unas risas o sonrisas que alivien su mal día o lo refuercen si es bueno.

El blog empieza y acaba aquí. Los comentarios están abiertos para que cada cual exprese su opinión. Mi compañero se queja que le llegan correos sobre esto o aquello. La gente le llama Truman o simplemente vienen a quejarse por tal o cual aserto.
Esta gente no entiende el blog y no debería entrar en él. Yo no los quiero dentro.

El que empiece a sacarlo, descargarlo o enviarlo por donde no debe, quizá no sepa que está mezclando dos mundos totalmente distintos. Y eso siempre es peligroso.

Espero que no tenga consecuencias para mi compañero, que está un poco intranquilo. Si las tuviera, no habría más remedio que desenvainar.

lunes, octubre 23, 2006

Un secreto a voces

Hoy me he enterado que cinco compañeros se van. Lo llevan con más o menos discreción pero ya es un secreto a voces.

Casi todas las personas que conozco han conseguido mejorar su sueldo porque se van de su empresa a otra. Si no, es muy difícil, visto los patanes que nos gobiernan.

Llevamos una rachita de despedidas buena y a 10€ de contribución en el regalo, pronto habrá que pedir el aumento de sueldo sólo para paliar este gasto.

Dicen que sarna con gusto no pica, pero es que no es mucho el gusto, la verdad sea dicha. Yo para esto tengo un criterio bastante claro: Si se va alguien con el que he tenido cierta relación y no me ha tocado las pelotas, ahí van mis 10€. Eso sí, que se invite luego a unas porritas o unos sandwiches del Rodilla, ya que parece que lo de las cervezas no se estila.
Que no pase como con el vendedor de camellos, que con la cosa de que “le echaban”, se llevó su pack frikie para casa sin gastarse un puto duro.
Hay un pacto tácito y no es bueno romperlo si no quiere uno que le piten los oídos más que al Neng después de hacer Castefa-Valencia sin parar ni bajar la música.


Todos los que se van son majetes. Con algunos apenas intercambié unos chistes y algunos saludos...
Con el rey de los zumos, que me perdone la metáfora, nuestro dj encubierto, he flipado por sus conocimientos multidisciplinares y me jode que se pire.

También se va nuestra compañera kafkiana particular. Como han dicho hoy en la comida: “No se la va a echar de menos ni en lo laboral ni en lo personal”. No sé si porque no acaba de integrarse o qué, el caso es que va a su puta bola. Desayuna sola, come sola, se va ratos al coche (sola), por las mañanas llega a las mil (sus razones tendrá, pero choca), en fin, un bicho raro.
Y mira que siempre que me la cruzo la saludo y a veces hasta se le oye decir un chascarrillo. La verdad que es me da pena. Pero bueno, no se puede estar en todos los lados. Bueno, Dios sí, otro bicho raro.

Ya se sabe que para que un secreto siga siéndolo no se lo tienes que contar a nadie. Y que basta decir: “no se lo digas a nadie” para que alguien lo cuente mientras se sacude la pilila(el rabo) en el servicio, o para que lo suelten en mitad del comedor en hora punta de tupper, bocatas y microondas rezumando tres delicias de tres meses para acá.

Aquí, si te quieres enterar de que alguien se va, lo tienes más fácil que ver en la tele a Lidia Lozano; la gente está loca por contarlo.
Pero la que se lleva la palma es una compañera a la que le da rabia que alguien le pise la exclusiva.
Hoy nos ha dicho dos: una más exclusiva que otra, una a un volumen mayor que otra. Y ella tan contenta. Es como cuando estás en casa y alguien responde a voz en grito una pregunta del Pasapalabra y se te cae el cuenco de las patatas fritas del susto. Pues así comenta los secretos, a voces…

Será por aquello de que saber quién se va es eso: un secreto a voces.

viernes, octubre 20, 2006

El curso (Tercera y última parte)

Tras los post anteriores: El curso (Primera parte) y El curso (Segunda parte) cierro la trilogía con esta tercera y última parte:

El curso transcurre con la normalidad esperada. El proyector ya no da problemas, los manuales van llegando y ya no nos importa que el profesor se salte temas (antes tampoco pero la educación recibida: Hay que comérselo todo, no aceptar caramelos de extraños y atender al profesor, hacen que parezca que al principio nos importa).

La gente que da cursos por lo general llega a tan triste destino básicamente por dos motivos:
1) Está en la oficina sin facturar.
2) No hay otra persona disponible.

Tanto por un motivo como por otro, la motivación (valga la redundancia) es cero. Si a esto le añadimos que no maneja muy bien el temario, tenemos a un profe deseando que pasen las horas y los temas más rápidos que los abuelos en pillar sitio en el tren de cercanías.

Y si además añadimos que las transparencias están en inglés y que no conocemos muy bien el significado de "keep", "above", "enhanced", (algunos alumnos tiene un nivel de inglés bueno para pasear por Pelayos de la Presa, con lo que este añadido es transparente para ellos) hay que ser un auténtico genio para ir pasando diapositivas a ritmo de:
-"Bueno, aquí simplemente nos quieren indicar un poco, como es y tal, y bueno, todo lo que se puede hacer, simplemente, y bueno", mientras se va dando a "Siguiente" como si fuera el botón de "disparar" de las maquinitas de marcianos.


Todos los alumnos(la peña), desde nuestra ignorancia sobre la materia, nos damos cuenta de este hecho, pero sólo uno se aprovecha para su disfrute personal: "El listillo".

El listillo es un ser que formula toda clase de preguntas al profesor con el único objetivo de dejarle en evidencia.
El profesor, Paquito, debe realizar una maniobra similar a la utilizada con el "Preguntón" pero a su vez, intentar devolver el golpe al listo.

En este punto lo de saltarse los temas se vuelve innecesario. Paco se volcará en derrotar al listillo y para ello comienza a "enredar en su ordenador".

De un curso de 50 horas tranquilamente 10 se dedican a ver al profe enredar en su ordenador. Es el momento de mayor tráfico en la red: mails, chats, revisitas a los periódicos digitales...

Después de un rato largo salpicado de comentarios del tipo: "es que esto está mal", "quizá lo vemos luego", "creo que sí, pero lo tengo que mirar mejor", el profesor decide dar por terminada la farsa. Pero ya nunca más será el mismo.

Sin embargo, si no tiene prisa, aún le queda un último cartucho para usar contra el listillo:
-"Si tienes un rato, al acabar la clase, miramos eso". Y cuando llega la hora de salir ahí se queda el listo, por listo, un ratito más con Paco, Paquito: de nuevo mi héroe.

Y así pasan los días, hasta que llega el otro día totalmente perdido:
El último día:

Para el último día siempre se deja lo más complicado del curso y puesto que el profe tiene intención de salir dos horas antes, se acaba siempre con un:
-"Esto es muy interesante pero no tenemos tiempo, necesitaríamos una semana más por lo menos". Paquito lo dice como con pena, como si si fuera por él veníamos hasta los sábados.

Total, que se limita a dar cuatro referencias tontas, que alguien apunta como si fuera el cabo de cuerda que te arrojan para guiarte en un mar de dudas, y se pone a repartir los odiosos test de evaluación:

Valora de 0 a 5
El curso cumple las expectativas: 0 1 2 3 4 5
El material entregado es el adecuado: 0 1 2 3 4 5
etc...

¿qué has echado de menos en este curso?

¿te gustaría recibir más formación relacionada? ¿cuál?.
Aquí te dan ganas de contestar: "No, por favor".

Mientras hacemos y entregamos los test hay gente que se pasa las direcciones de correo para no perder el contacto. Paquito también da la suya. ¿Tú le has escrito?... y se pone a recapitular sobre lo dado en el curso.

Por no liarla mucho al final, esta recapitulación se basa en contarnos su vida:
-"Yo he estado en una empresa donde usaban esto o aquello".
-"¿De qué empresa sóis?...yo conozco a un tal Luque, que es gallego...".
-"La verdad es que este curso está muy completo, es la primera vez que lo doy".

-"Venga Paquito, quítate la máscara, unas cañitas en el bar de abajo y me lo cuentas todo...". Esto lo pienso pero llegado el momento tengo más prisa que todos los listillos, preguntones y paquitos juntos.

Al llegar a casa coloco los manuales junto a las revistas de Fotogramas, me noto menos cansado gracias al horario tan conciliador con la familia que he gozado y me arrepiento de no haber usado más el correo de forma obscena.

El próximo curso, de macramé.

lunes, octubre 16, 2006

El curso (Segunda parte)

Hoy he empezado el curso. Nada que ver con los cursos de los que se nutre el post anterior. Bueno, un poquito sí, pero demos algo de cuartelillo y mientras retomemos lo que ocurre tras el break-desayuno o desayuno-fast, lo que los anglosajones llaman el breakfast, ya ves tú.

El caso es que tras el descanso se nota menos tensión en el ambiente, ya sabemos de qué va la cosa, tecleamos en el navegador "marca.com" o cualquiera de los supergigamails que tenemos, y nos ponemos a enredar entre prueba estúpida y prueba superestúpida.

Porque no nos engañemos, los ejemplitos de los cursos crispan más que Rubianes de pregonero en Valladolid, por poner otro ejemplo.

La obsesión de todos los alumnos(la peña) es hacer el ejercicio muy rápidamente para que los demás no piensen/pensemos, que son tontos. No saben que si pensamos que son tontos da igual la celeridad con la que resuelvan el ejercicio. Somos así y de un vistazo hemos puesto más etiquetas que un reponedor del Caprabo.

La gracia en todo esto, es que el profesor, en un arrebato de labor pedagógica inclasificable, va dictando y apuntando en la pizarrita de plástico la solución. Con lo que la única opción que nos queda a los infelices alumnos es copiar, más o menos rápido, ésta.

¡Qué triste!

Tras el ejemplito de los cojones el profesor se ve con la necesidad de "avanzar", aún no sabemos hacia dónde. Y llega el momento de "saltarse un tema".
-"Este tema os lo miráis en casa porque no es muy importante y vamos muy justos de tiempo".
O sea que es el primer día, aún no hemos hecho prácticamente nada y ya vamos justos de tiempo.
Luego comprendes que todo lo que es un poco complejo es lo que Paquito denomina "no es muy importante".

Pero Paquito no va a salir tan airoso como piensa, porque hay algo que no puede controlar, se trata de "El preguntón".

El preguntón es una persona que no puede estar más de cinco minutos callado y que, en cuanto le dan algo de coba, se arranca para no parar.

Las primeras veces se le puede sortear con un "permíteme que acabe de explicar este punto y luego contesto a tu pregunta".
Pero al profe le pasa como a la señora del restaurante el Canete que te dice "No tenemos mesa, tendríais que esperar", que lo que espera es que no insistas.
Si insistes, se desmarcan con un:
-"Ya no tenemos menú, bueno, tenemos uno de 20 € pero ya la cocina está casi cerrada". Y te lo dice mientras treinta curritos se hinchan de vino y casera (gaseosa de marca) y carnes grasas.

Pues Paco piensa que el preguntón no va a volver a la carga, y le mira de reojo mientras, como Sherezade, enlaza un punto con otro hasta que llega el siguiente descanso. Momento que aprovecha el preguntón, que ya no tiene amigos, para pegarse a la camisa de nuestro adorable formador.

Éste intentará zafarse de él con retórica de salón y empatía gestual sin advertir que un alumno aún más peligroso le espera sentado en el aula..."El Listillo".


Continuará...

jueves, octubre 12, 2006

El curso (Primera parte)

La semana que viene voy a un curso. Espero que me ayude en algo. Los cursos, por lo general, no ayudan en nada. Pero no hay que ser catastrofistas. Aunque, basándome en mi experiencia personal, mis expectativas se reducen a:
1) Un buen manual que me ayude en la estantería a tener más presionadas las revistas de Fotogramas.
2) Un horario mejor que el de mi oficina: Entrar después y salir antes.
3) Un PC con conexión a internet para mandar correos obscenos a los compañeros que se han quedado currando.

Para empezar, cuando uno va a un curso, por ejemplo, de una semana, debe asumir que el primer día y el último se pierden.
El primer día:
El profesor dice que se llama Paco mientras nos entrega el programa del curso. La peña(los alumnos) van llegando poco a poco por lo que, si eres de los primeros, se te graba a fuego que el profesor se llama Paco y que lo que te entrega es el programa del curso.
En esto se pierde, fácilmente, media hora. El tiempo más que suficiente para escrutarnos los unos a los otros, identificar a la piba que está buena, si la hay, y si no, ir rebajando requerimientos hasta que una esté "medio qué" e identificar al listillo, al perdido y al preguntón.

Siempre hay uno que enciende el ordenador sin que nadie le diga nada. Esto provoca en el profesor la necesidad de marcar el ritmo:
-"Ahora os digo el usuario y la password con la que os tenéis que conectar". Que en realidad significa: "Deja de tocar el puto ordenador que ni te imaginas el tiempo que falta para que lo enciendas, listillo de mierda". Y mira por encima de las gafas al que pulsó el "Power".

Efectivamente, aún queda un rato, porque, mientras vuelve a decir que se llama Paco, cosa que hace cuando estamos todos (aunque nunca tenemos esa certeza) nos propone el absurdo juego de las presentaciones: A saber: Hay que decir cómo te llamas, a qué te dedicas, qué conocimientos tienes relacionados con el curso y qué esperas de éste.
Es maravilloso.
"Hola, me llamo Javier y trabajo en Sulijain Ibérica como responsable de pepinillos. Trabajo con tal y cual y espero aprender y tal".
Otro.
"Hola me llamo Sergio y soy gerente de la cuenta Sanitaria de la South Zone de Madrid".
Y siempre hay uno que dice: "Yo estaba sin hacer nada y me han mandado para acá". (Este es el más peligroso con diferencia).

Después de escuchar a todo el mundo tirándose el pisto sobre lo que hace y sabe, el profesor nos indica, como si fuéramos a ensamblarnos con un módulo espacial en órbita, cómo podemos acceder al terminal.
-"Ponéis, tú: 'curso01',tú: 'curso02',tú: 'curso03' y así". Y nos va señalando con el dedo. Y lo repite muchas veces. Porque en los cursos, lo que es importante o lo coges al vuelo o nada, pero las mariconadas se repiten abusivamente.

Antes de que le de tiempo, alguien dice: -"¿Y la password?". Y Paco, el profe, dice con satisfacción: "La password es la misma que el usuario".
Yo en ese momento pienso: "Paco, te idolatro".

Que accedas al ordenador no significa nada, no quiere decir que lo vayas a poder utilizar, pero da presencia.
Ahora, una vez que estamos todos mirando la pantalla como si nunca hubiéramos visto el icono de Internet Explorer, nos comenta:
-"Los manuales aún no los tenemos, pero los están preparando y me han asegurado que mañana estarán". Lo dice como si le hubiera montado un pollo a la persona encargada para ello. (Con suerte, los manuales te los dan el penúltimo día).

Llevamos hora y media cuando Paquito (ya hay confianza) dice: "Vamos a empezar con una pequeña introducción". Entonces enciende el proyector de transparencias. La imagen sale distorsionada y al revés. Empieza a cacharrear. Realmente, de un curso de 50 horas 5, aproximadamente, se dedican a ver cacharrear al profesor, así que lo asumes.

Cuando por fin se ve bien la primera lámina, le da por contarnos un monólogo sobre la importancia del curso, la estructura y la metafísica, que es un discurso comodín para cualquier curso.

Son las 11:30 de la mañana, hacemos un "break" para un café y algún bollito y, mientras mantienes una conversación insulsa con tus compañeros de curso, te das cuenta de que aún no has aprendido nada. Bueno, sí, que el profesor se llama Paco.
Continuará...

jueves, octubre 05, 2006

Un hecho puntual

Me estremece leer que el director del colegio donde supuestamente se ha producido acoso escolar sobre un alumno haya reaccionado así:
1)Denunciar al padre del chaval por robar el vídeo.
2)Decir que el chico es diferente.
3)Decir que es un hecho puntual.

Lo de la denuncia al padre por entrar en el colegio y arrebatar a uno de los acosadores el móvil con la grabación lo puedo entender. Aunque entiendo más al padre.

Lo de decir que el chico es diferente suena a : Si el chico fuera un hijo de puta como sus compañeros seguro que no tendría problemas. Este es un colegio de fuertes, no queremos a los débiles.

Y lo de decir que es un "hecho puntual" es lo mejor. Es como si el jardinero practica sexo con su señora esposa en un arrebato de locura y cuando le pilla el director dice el repasador de césped: "No se preocupe señor, es un hecho puntual".

Es muy gracioso esto del "hecho puntual":
Por ejemplo: Truman, un Truman mucho más siniestro que yo, podría haber dicho que lo de las bombas atómicas de Nagasaki e Hiroshima eran un hecho puntual.

-"Señor agente que yo pego a mi mujer sólo los viernes por la noche, lo cual puede calificarse de hecho puntual".
-"¡Ah!, bueno, entonces nada, circule, circule".

Así que hoy, de forma puntual, me gustaría ir al colegio en cuestión y coger de la pechera al necio director a ver si ese acoso también le parece "un hecho puntual".

lunes, octubre 02, 2006

Sacar billete

El otro día tuve que ir a Atocha a sacar un billete. Iba ya con el equipaje, por si había una plaza libre en el AVE para el sur.
4 bultos, sin contarme a mí mismo: bulto sospechoso donde los haya.
Me puse en la cola de “Salida inmediata”. Delante de mí unos niñatos maleducados que querían cambiar un billete y una chica que iba a Pamplona (no llevaba ningún mantecado en la boca, gracias a Dios).
La chica de Pamplona se fue a otra ventanilla, que abrían especial para su tren, con lo que me quedé con los memos.
Mientras íbamos avanzando e iba empujando con el pie una de las bolsas que llevaba, una viajera inesperada se puso en la fila paralela a mí. Era como si reclamara mi puesto. Un poco como en las carreras fernandoalonsianas o pedrosianas, nos íbamos tocando con los bultos.
No sé si se pensaría que me había colado en la fila o qué. Estuve tentado varias veces a decirle: “¿crees que vas antes que yo?”. Lo hubiera preguntado por cortesía, aunque no hubiera usado ésta para dejarle pasar delante de mí.
Al final, llegando a la línea de “Espere su turno” y mientras los maleducados yogurines increpaban al taquillero(no había billetes para cambiar el que llevaban), doy un último empujón y le saco ya un cuerpo, suficiente para ir tranquilo hasta el renfero.

No había billetes para “hoy” así que me tuve que salir de esa fila y sacar un número para “Venta anticipada”.
Me dieron el 49, iban por el 640 y pico y en el 699 daba la vuelta al contador. Esto lo ponía en el ticket pero hay que leerlo.
Me fui a un lateral de la sala con mis paquetes y me puse a observar el vodevil que transcurría a mi alrededor.

Al tío que daba los números se le acercaron como novecientas personas reclamando lo mismo: “¿Cómo es que va por el 640 y pico y tengo yo el 73?”. Y el colega lo explicaba resignado una y otra vez.

En esta misma cola había un varón de unos 30 años, con su jersey de punto y su móvil última generación (los pantalones eran más bien generación Cuéntame). Por éste hablaba a gritos con la que entendí que sería su novia:
-“¿DÓNDE ESTÁS?, ¿DÓOONDE ESTAAAS?”-
Y seguía: -“Te dije que estuvieras una hora ANTES. Aquí hay MUCHA GENTE y VAMOS A PERDEEEER EL TREN”.
Y continuaba:
-“Pero ¡DÓNDE ESTÁS!. Esto ya te lo había dicho, ya te lo HABÍA DICHO”.
Y cuelga. La cara roja, el cuello tenso y a la vez un halo de tristeza recorría su ser.
Yo, que soy un malpensado, porque es que soy un malpensado, pensé:
-“Ella le está poniendo los cuernos, fijo”.

De pronto, al fondo, en la ventanilla 19 se oyen gritos de blasfemias marroquíes. No sé qué decía aquel viajero por su boquita. Al parecer quería cambiar un billete y la señorita de la ventanilla, denominada por el viajero como “hija de puta”, no se lo quería dar.
Hay gente que no entiende que si compras un billete, pierdes el tren y lo quieres cambiar para otra hora, primero tiene que haber plazas en el tren que quieras coger. Pero no, algunos creen que el billete es como un salvoconducto para viajar por todo el país o como las pulseras de los parques de atracciones, y que se monta primero el que anda más listo.
El moro no se quería ir y se puso muy tarasco. Al final vino un trabajador de seguridad y se lo llevó de allí muy diplomáticamente.

A mi lado había una pareja de negros: Él negro, ella negra. Lo que se conoce comúnmente como de raza negra. Esperaban sentados y pacientes a que les tocara su turno. Y pensé, no mal pensé, simplemente pensé: “La cantidad de extranjeros que hay aquí sacando billete. Serán emigrantes, inmigrantes o trashumantes. Da igual. Aquí la gente tiene dinero y lo gasta. Porque da la impresión de que la gente que nació en otros paises y vienen al nuestro, sólo han venido a quitarnos nuestro puesto de trabajo, a robarnos nuestros chalés y a llenarlo todo de locutorios. Bueno, pues resulta que también consumen y hacen que el motor económico se mueva”.

Todo esto me dio tiempo a pensarlo porque claro, me quedaban muchos números aún.
En esto que viene el moro otra vez dando gritos, y yo, de nuevo, mal pensé: “Este se ha ido a su casa y viene ahora a inmolarse”. Mal pensé, lo sé, pero es que menuda tocada de huevos tuvimos en Madrid...y claro, asocias ideas.

El de seguridad, que tenía más paciencia que Juan Imedio co-presentando con Carmen Sevilla, le decía: “No te van a atender en ninguna ventanilla porque no hay billetes para tí y además has llamado ‘hija de puta’ a la señorita”. Y se fueron de allí “cogidos de la mano”.

Luego, en una fila para sacar billetes vi de nuevo al cornudo aparente. Con el móvil en la mano, discutía acaloradamente con la chica de la ventanilla. La chica mostraba cara de circunstancias, escondiendo los labios hacia dentro mientras movía la cabeza en universal negación. El chico, derrotado, se da la vuelta y se queda a un lado, apoyado, pensando qué hacer. Está abatido, la ira del primer momento se ha desvanecido ya y ahora sólo le queda tristeza.
Se fue, aunque no lo ví, quizá me despisté siguiendo alguna que otra “maleta” que se cruzaba por mi vista. Me imagino que él cogería el tren y decidiría por el camino si la dejaba o no.

Los números seguían pasando y la gente preguntando al colega de los papelitos: Ahora ya no cómo podía ser que tuvieran el 72 si iba por el 650. Ahora preguntaban a qué ventanilla tenían que ir. El panel informativo muestra: En una casilla el número que toca y en otra el número de la ventanilla. Pero a la gente hay que explicárselo, porque ellos van con mucha prisa y tienen que coger el billete ya. Los demás no tenemos prisa, nos gusta pasar el rato allí, igual que los jubilados que miran cómo van las obras.

Todavía no me toca y veo cómo llega una chica, con el pelo mojado, corriendo y preguntando a todo el mundo. Se va hasta una fila de las de salida inmediata, cambia su billete mientras no para de mirar ó marcar el móvil, y se va. Y yo, que sigo revenido, pienso: “Esta es la chica de los cuernos. Al final va a tener suerte la cabrona y se pira en el siguiente”.

El 49. Mi número. Me toca una ventanilla donde hay un señor con una peluca que parece como el pelo de los Airgamboys. Es como una sóla pieza. El señor, muy amable, me realiza la gestión. Por fin tengo billete. Me hubiera gustado despedirme de los que aún seguían allí y que, tras hora y media de espera, se habían convertido en mi telecomedia particular.
Bueno, otro día, otro viaje, otro billete.

domingo, septiembre 24, 2006

Por fin, Alatriste

El otro día, por fin, fui a ver “Alatriste”.

Salí del cine metido en la peli y sin la sensación de haber tirado el dinero. No es “Million Dollar Baby”, “Desayuno con diamantes” o “La ventana indiscreta”, películas que me cautivan de principio a fin, pero me gustó.

Apenas me he leído una página de una de las novelas de “Alatriste”, con lo que, aunque no se deba, no puedo comparar. Pero no me pareció una mierda.

Es cierto que la peli quizá carezca de una trama principal clara y definida: El consabido: Principio, nudo y desenlace. Y se pierda en contar muchos episodios juntos con desigual fortuna. Y que haya saltos en la historia (¿problemas del montaje final o del guión?) que no se entienden bien. Quizá a la película le falte una vuelta.
Pero a mí me gustó ver al Viggo Mortensen, (que le quitas el bigote y la melena y parece un convencional albañil ruso), en la piel de “Alatriste”. El problema del acento lo convierte en virtud haciéndolo más oscuro. ¡Esa forma de decir “Excelencia”!...
Y me gustó mucho más ver a Eduard Fernández, que es un animal actuando.

Y hablando de animales. Me parece una animalada que la película fuera recomendada para “Mayores de 7 años”. No me imagino a un chiquito de 8 años, que "haberlos haylos" (creo que se escribe así), viendo tanto primer plano con navaja de por medio y malas maneras.

A la peli entré con ganas de que me gustara. Me dejé llevar. Está claro que la peli no está dirigida al público "cool" ni al que va al cine como primera cita tras un contacto match.com. Ni a los frikis de turno. Esos psicópatas de la asimilación, que son capaces de memorizar todos los nombres de todos los personajes de su obra preferida y gastarse auténticas fortunas en tener una colección de figuritas que nada tiene que envidiar a la colección de "Bomberos de plomo" que venden por fascículos. Que siempre me he preguntado: ¿y en el fascículo, qué viene?

En Alatriste, si lo que querían era reflejar crueldad, acertaron con el guionista-director Díaz Yanes, que le gusta más una navaja que a Esperanza Aguirre salir en "Caiga Quien Caiga".
Porque otro gallo cantaría si, por ejemplo, la hubiese hecho Garci: Hubiera sido más poética y más lenta y hubiera doblado a todo el mundo con voces de anuncio de "Ariel".
Si lo hubiera rodado Almodóvar, saldría algún espadachín travestido, un cura metiendo la mano donde no debe y Alatriste hubiera sido una mujer con muy mala leche.
Claro que, si el guionista hubiera sido un habitual de las telecomedias de éxito, Alatriste, en lugar de dormir donde duerme, llegaría a una casa de dos plantas, con una cocina con mesa en plan "SantaCena", y una chacha con acento andaluz le echaría la charla por venir lleno de sangre.

En Alatriste hay conspiración y principios, traición y lealtad. Yo hace tiempo que me fío más y temo menos del que me dice “Soy un cabrón, ten cuidado conmigo” que del que me dice: “Me alegro de conocerte, si me necesitas estoy ahí”.

Hoy hubo estocadas en la oficina.
Al final, me quité el sombrero de ala triste, lo lancé a la cámara, y salí desenvainando al patio.

Volverá, estaré esperando. Mientras, volveré al cine.
Por cierto, cosas de la vida: Este verano murió Gustavo Alatriste. Gran hombre del cine.
Otro que también se nos fue: José Antonio Nieves Conde, creador de "Surcos". Un peliculón que nunca echará Antena3.

martes, septiembre 19, 2006

Gente sin humor

No hay nada peor que la gente sin humor. En la antigüedad, "humor" significaba cada uno de los líquidos del organismo. Y estar de "buen humor" significaba "tener buena cara", "estar bien".
Y es que la gente con humor es, sin duda, más saludable (también en el sentido de "saludar").
Y ya no es que sea saludable para uno mismo tomarse las cosas con sentido del humor. También es bueno rodearse de gente que circule en el mismo sentido.
Cuando te sientas alrededor de una mesa y conversas con un café en la mano, o mientras almuerzas (y se te ve lo que comes mientras hablas) o cuando te mandas mails con tus contactos, si hay sentido del humor, la conversación fluye como en una coreografía de Gene Kelly (pronunciado tal cual, como siempre se ha dicho).
Uno interrumpe al otro, el otro a la una y las palabras crecen, las imágenes se proyectan en los cerebros y se dibujan sonrisas en nuestros rostros. Los músculos faciales trabajan. Esto provocará, con los años, unas arrugas bellísimas, risueñas y que, como los anillos del tronco del árbol, identificarán nuestros años vividos con felicidad.

Pero estos bonitos encuentros se rompen si alguien entra a destiempo en el baile. E insiste en meter su cuña, su soso juego de palabras o su insulsa apreciación de la vida. Quizá Doña Jimena desde su zozobrosa almena sonría ante tal presunto brindis a la ocurrencia. Pero yo, crispado, tenso, ansioso, desquiciado y enojado con el trajín de los últimos días, me pudro y se me joden los humores.

Aún en esos momentos, tengo la suficiente lucidez como para no rechinar los dientes, ni vomitar encima de nadie. Tan sólo apartarme de ese efecto letal que, en mis días de caparazón roto, es el mal humor.

viernes, septiembre 08, 2006

Alostrastos

La operación IKEA continúa abierta y Alatriste debe esperar. La campaña de desprestigio secundada por M4rt1n y originada por no se sabe quién sigue haciendo mella entre mis compañeros. ¿por qué Alatriste es una mierda y por ejemplo “A los que aman”, no? ¿por qué esa inquina hacia el espadachín?

Mientras Alatriste debe recoger guantes y guantes que le arrojan desde las butacas de todo tipo de salas de cine yo me dedico “Alostrastos”. Mesas, sofás, sillas, espejos. Un no parar. Yo, cuando pagaba litro de cerveza + plato de bravas a 200 pelas en “Los tontos” nunca podía imaginar que acabaría así.
Derrotado y abandonado a mi suerte, guardo fila intentando que una maruja de aspecto desolador no se me cuele haciéndose la tonta con que “si-aquí-pone-caja-17-y-allí-18-y-ella-estaba-en-la-17 pero-resulta-que-ha-venido-a-la-18-sin-darse-cuenta y-que-esto-está-muy-mal-organizado”.

No desvelaré muchos secretos sobre mi nuevo monólogo pero sí diré que en el IKEA lo que menos se compra son muebles. Y ahí lo dejo.

A veces, cuando por fin toco colchón después de una jornada agotadora pienso: ¿Será así siempre? ¿Me pasará como a Sísifo?

Éste fue condenado a empujar una gran roca hasta una cima para antes de llegar ver cómo la roca volvía a rodar.
Quizá yo, al llegar a casa, encontraré siempre un hueco donde falte una estantería, un sillón, una mesa que cambiar. Iré al IKEA, lo compraré, lo montaré, lo colocaré y al día siguiente, volveré a ver el hueco.

Aún así, encontré otro tipo de hueco para disfrutar del espectáculo que Mägo de Oz dio por estos lugares. Te pueden gustar más o menos, pero son los únicos que se atreven a plantear un show con una escenografía, coreografía y espectacularidad propias de las mejores bandas anglosajonas. Aunque gracias a Movistar y demás espuertas llenas de euros, todo el mundo acabe hablando del grupillo de niños pjjos y cantante rechonchilla. Por cierto, ¿para cuándo una canción donde se la tiren de verdad?

Pendiente estoy de Alatriste
A los trastos dedicado
Si a ver a la Oreja fuiste…
me callo por educado.

martes, septiembre 05, 2006

El lotero astronauta y la tele

Ayer, por las noticias de la tele, me enteré que nuestro primer turista al espacio exterior (no sé porqué dicen lo de "exterior"; el parque que tengo enfrente de casa también es exterior) podría ser el lotero de "La Bruja de Sort", la administración de lotería que más vende de toda España, con diferencia. Claro que llamándose el pueblo Sort (Suerte), ya tenía mucho andado.
No es un magnate financiero ni de la construcción, es un tío que vende lotería. Él es el elegido. Esto es como cuando nos íbamos de caza por las discotecas y pillaba mi colega "El Pecas". Los españoles somos así.
Más tele: Haciendo zapping anoche vi en directo la espera en la Plaza de Castilla de Madrid de la selección de baloncesto, donde la gente pensaba recibirles a petición del alcalde. Y vi también como ardía la parte de arriba de una de las torres que están construyendo en la antigua ciudad deportiva del Real Madrid. Sí, esa zona que se recalificó o como se diga para pagar fichajes zidanescos mientras algún político se reventaba el bolsillo a billetes.
Pues eso, que la torre ardía y recordaba al Windsor y los chistes que sacaron sobre la antorcha olímpica y la candidatura 2012 de Madrid (¡cómo se curró Mariscal el logotipo!, un artista).
En Telemadrid, ante las imágenes del incendio se informó con cautela sobre las posibles consecuencias. "Parece un pequeño incendio", "está lo suficientemente alejado de la zona ocupada por el gentío".
En LaSexta, la chiquita, que mira que me cae bien, se pasó tres pueblos: "Esperemos que el incendio no dañe la estructura", "Probablemente habría que desalojar la zona de Plaza Castilla".
La chica, por un intento de informar, de dar la noticia, se olvidó de hablar con prudencia y contrastar la información. No fue consciente de la cantidad de padres de familia que estarían siguiendo por la tele lo que sus hijos habían querido seguir desde la plaza. Estos padres, preocupados, quizá llamarían a sus hijos. Quizá se hubiese corrido la voz, quizá hubiera cundido el pánico. Quizá no. Pero no se pueden decir esas cosas.
Esta noche, si la contraprogramación me lo permite, veré: Pocholo Ibiza '06. Pecado inconfesable donde los haya.
Mañana, si puedo, iré a ver Alatriste y escribiré la crónica que le prometí a M4rt1n.
¿me quedaré con Pocholo o con el muchacho de sombrero lánguido?

La respiración contenida

De un día para otro vino la hostia y cortó la respiración. Un virus malo, malísimo, llega, se expande, mata, colapsa. De un día para ot...