domingo, julio 30, 2006

Todos los años lo mismo

Mi nena ha vuelto a saltar: “¡Todos los años lo mismo!”.
Hace tiempo me comentó su fastidio: Todos los años, según la época del año, sacan las mismas noticias, una y otra vez. En la tele, en la radio, en la prensa. Noticias que no son noticias sino tópicos, que son cíclicas.
En verano, está claro: Dos temas ocupan la parrilla informativa. A saber:
Cómo combatir el calor.
Cómo tomar el sol.
Lo más gracioso de esto no es que todos los años vuelvan a decirnos que, para combatir el calor, hay que evitar estar expuestos al sol durante mucho tiempo, beber líquidos, evitar hacer mucho esfuerzo físico a la luz del lorenzo; o que para tomar el sol hay que evitar exponerse al sol entre las 12 del mediodía y las 5 de la tarde (a las seis te puedes achicharrar sin problemas, parece ser), usar crema protectora e hidratar la piel.
Lo más gracioso es que, para ello, se van a entrevistar a un médico, dermatólogo, que está en su despacho con la bata puesta, a ser posible, director de un hospital de prestigio o de un centro de investigaciones científicas superiores.
O sea que la abuelilla que se te sienta al lado en el chiringuito ni puta idea de estas cosas, tu madre ni puta idea tampoco. La verdad es que si no fuera por los medios de comunicación acabaríamos abrasados y deshidratados por el sol/calor.

En invierno, otro tanto de lo mismo: Llega la gripe:
Que sólo se vacunen los grupos de riesgo, que antes de ir a urgencias, para no colapsarlas, que vayan a su médico de cabecera, que no hay que tomar antibióticos...
¿y quién te recomienda esto? El médico, en su despacho, con la bata puesta. Pero no un médico cualquiera, no: El director del centro superior de medicina del ministerio de sanidad o el director de la fundación para la investigación de tratamientos virales de la universidad de Navarra.

Llega la primavera: Las alergias.
Que si el polen está en un porcentaje de no sé cuánto. Que si el polvo, el olivo, recomendaciones para los que tienen asma...
¿y quién hace esas recomendaciones? En fin.
Da la sensación de que los asmáticos morirían de un ataque paseando por El Retiro si no fuera porque un día, en Antena3, Matías Prats dio paso a la siguiente noticia:
- “Llega la prima-vera, y con ello...las-a-ler-gías. Un problema que afecta al 15% de la población y que es cada día el de más gente”.

Pero hay muchas más noticias cíclicas:
Por ejemplo: Se cumplen 10 años del bikini, 20 años del bikini, 30 años del bikini. Se cumple 100 días de gobierno, 6 meses de gobierno, un año de gobierno. O sacan a Fraga bañándose en Palomares y luego van al pueblo a hacer un reportaje para preguntar a los vecinos porque se cumple no sé cuántos años de aquello.

Luego, la Champions, los ciclos de pelis del “oeste” o de “Jiscok”, en Navidad el especial de Raphael y el de Cruz y Raya y en verano : “la vaquilla” con Ramón García (aunque este año se eche de menos).


Por no hablar de la moda: Vuelven los 70, vuelven los 80. Eso sí, no vale la ropa que tienes en el arcón del pueblo: Te vas al centro comercial y te la pillas del H&M. Y te vas a la oficina como Marta Sánchez en plan “Soldados del Amor” cuando estaba en Olé Olé. Cualquier día aparezco con la falda-pantalón a lo Miguel Bosé: “Yo, seré, un hombre por ti” (¡ahí queda eso!).

También hay noticias cíclicas contradictorias: Por ejemplo: Un año dicen que el café es bueno para los huesos(me lo invento) y al siguiente dicen que es malo.
O que tomar una copa de vino diaria es bueno para el corazón para cinco años después decir: "Media, media copa".
El chocolate es bueno para el colesterol. Luego dicen que es malo. Luego dicen que hay colesterol bueno y colesterol malo. Y luego dicen que el chocolate negro es bueno para el colesterol malo y que el chocolate con leche es malo para la circulación.
Antes el pescado azul era malo para el colesterol y ahora resulta que es buenísimo.
Y todo esto lo dice el de la bata, que está como los Octavio Aceves, Rappel o Aramis Fuster, que cuando se equivocan nadie va a pedirles cuentas.

El otro día,lo de tomar el sol, se lo preguntaban a un socorrista en una piscina. Como debe ser. Eso sí, el año que viene seguro que le vuelven a preguntar.

miércoles, julio 19, 2006

La muerte tonta

Recuerdo una novela de Javier Marías, “Negra espalda del tiempo” donde relata alguna muerte tonta, quizá preparada por el azar. Su explicación inducía a pensar que el destino era caprichoso.
Mientras conducía de regreso de las vacaciones, vibraba con los Metallica como si estuviera en un concierto: Movía la cabeza, berreaba, soltaba la mano del volante y hacía que rasgaba una guitarra, en fin, lo que se dice ir haciendo el tonto.
Y no pasó nada pero pensé que esta actitud estúpida podría haber provocado que perdiera el control del vehículo y haberme accidentado. Hubiera sido un accidente tonto, supongamos que no mortal por aquello del mal fario, que habría tenido que explicar así: “Estaba escuchando Metallica, me puse a hacer de guitarrista histérico y se me fue el coche”, para a continuación poner carita de ángel sacando los piños superiores por encima del labio inferior.
El caso es que no pasó nada, pero ya me pusé a pensar, actitud estúpida también porque te puedes despistar. Pero vamos, ya vale de meterse conmigo.
Pensé en aquel jugador de baloncesto que durante un partido oficial y tras una jugada que no le había gustado, se fue con una rabia desmedida hacia la base de la canasta y asestó allí un cabezazo tremendo.
El incauto jugador cayó redondo al suelo y, tras pasar unas horas en coma, falleció.
Es la muerte más tonta que recuerdo.
Con este pensamiento me puse serio y concentrado al volante. Aunque poco a poco se me fue poniendo mejor cara. Y al poco ya estaba canturreando otra vez. Eso sí, sin perder la compostura hasta llegar a nuestro destino.
Lo que no sabía es lo que mi destino me tenía preparado.
Después de hacer alusión en un post anterior a darle al marqués un “atunazo en la cabeza” y mencionar el talento cabeceador de Zidane, el sábado por la noche, en la cocina, fui a tirar un papel a la basura sin percatarme que había dejado abierta la puerta del mueble escurreplatos.
Tras tirar el papel me incorporé y...¡zas!, mi cabeza impacta contra la puta puerta y caigo al suelo roto de dolor. No perdí el conocimiento pero faltó poco.
Tras varias valoraciones, hielos y petición de consejo al 112, nos dirigimos a urgencias donde me diagnosticaron TCE leve, es decir: Traumatismo Cráneo Encefálico leve.
¡Vaya nombrecitos que ponen los médicos a las cosas! La verdad es que asusta. Si no fuera por lo de leve...
Es como cuando en el reconocimiento médico te ponen: “Murmullo vesicular conservado” y tú piensas “¿qué tengo yo un murmullo conservado por ahí dentro?”. Y le preguntas al médico:
-“Esto del murmullo conservado ¿es grave? ¿tengo que hacer algo para quitármelo?”.
El médico te mira como si estuviera cinco, seis o veinte niveles por encima de ti y te dice con sonrisa paterno-filial:
- “No, eso es normal”.
Pero el muy cabrón no te explica nada porque supone que tú de esas cosas no entiendes.
Luego, este mismo médico, subido en una piragua, puede parecer más desvalido que Aznar en el examen oral de inglés. Pero ahí, con la batita, se crecen. Joder con la batita, tanto con la batita...
Y tú te vas con tu murmullo a casa, como el sábado por la noche, que me fui con mi chichón y mi poquita herida en la cabeza, asumiendo, eso sí, que se trataba de un TCE leve.
Aquel, “leve” hizo que durmiera más tranquilo, las cosas como son.
Antes de coger el sueño recordé lo que había estado pensando mientras iba en el coche: Qué mal queda eso de tener una muerte tonta.

¡Lagarto, lagarto!

martes, julio 18, 2006

La vuelta al cole

Cuando era pequeño y volvía al cole tras las vacaciones, el profe solía ventilarse al menos la primera hora del día con el ejercicio: “Escribir una redacción con lo que habéis hecho este verano”.

Yo tiraba de cliché y todos los años contaba lo mismo. Porque, en realidad, todos los años hacía lo mismo.

Ahora, de mayorcito, cuando uno ya es dueño más o menos de su destino, al menos de su destino turístico, ya puedes contar más cosas cuando te preguntan que qué tal las vakas, aunque al final recurres a la hipermanoseada contestación plañidera de: “Cortitas”.

Te quejas amargamente mientras observan tu piel morena, tus ojos sin ojeras y te pones a organizar las fotos que has hecho con tu supercámara digital. (Estoy muy superlativo hoy).

Es decir, que te encuentras a tus compañeros de trabajo blanquitos, ojerosos, algunos con una verdadera mala cara, como el ex-aspirante a jefe, que si por mi fuera, le habría dado la baja para que la empalmara con las vacaciones, y encima eres tú el que parece estar jodido porque has tenido que volver de vacaciones.

Pues no. Hoy me he presentado a currar con buen ánimo, buena cara y una amplia sonrisa. No estoy jodido por haber vuelto. Quizá haya influído la determinación que traía a no hacer apenas nada y a no dejarme influir por el ambiente negativo que me pudiera encontrar.

Es más, he decidido no hacer nada en toda la semana. Cuatro cositas para cubrir el expediente y ya está. Alguno apelará a la responsabilidad para que me dé cuenta de que así no puede ser. Que para exigir a la empresa primero hay que cumplir con tu obligación, igual que para reclamar una multa que te pusieron injustamente, primero hay que pagarla. Pero no cuela, yo paso y pasaré todo lo que haga falta.

Además, el ex-aspirante veo que controla bastante bien la situación, aunque tiembla cuando le insinúo que me voy de la empresa. Tranquilo, ya voy pidiendo mesa para dos.

Así que mi vuelta de vacaciones ha sido linda, he contado las cuatro cositas básicas para que la gente entienda que me lo he pasado muy bien y me he dejado llevar en mis primeras siete horitas de jornada intensiva elucubrando tonterías, inventando rimas y retocando escritos.

Así es Truman: buscando siempre, incansablemente, la mejor forma de no hacer nada.

miércoles, julio 12, 2006

Como un marqués

Hay muchos tipos de turistas, pero ninguno tan friqui como "el marqués".
El marqués es un turista pobre que va de rico, lleva un bañador descatalogado desde 1970, usa la toalla del hotel para ir a la playa, lee el periódico sin parar, no habla con su mujer y lo más importante de todo: Es el único que no se baña en la piscina. Tan sólo va de la tumbona a la ducha y de la ducha a la tumbona.

Pero claro, no hay marqués sin marquesa.
La marquesa lleva un pareo con menos gracia que una miss contando monólogos de humor. También lee mucho, tampoco habla, y tampoco se baña en la piscina.

Los dos usan gafas de sol a lo Aristóteles Onassis y están perdidos en el hotel, sin su añorado yate que nunca tuvieron. Aún así, ese silencio sepulcral les da una aire de superioridad que bien se lo quitaba yo de un atunazo en la cabeza. Pero no merece la pena.

Yo sí me baño en la piscina, ayer me tiré a "bomba" para ver si despertaban de su letargo. Aquellas gentes, compañeros de piscina, me recuerdan a los personajes de Tío Vania: perdidos, solos y aburridos.

Yo creía que estaba disfrutando de mis vacaciones como un marqués, pero ahora me doy cuenta que no, que las estoy disfrutando más que Zidane rematando de cabeza.

viernes, julio 07, 2006

Portugal 0

Portugal 0-Francia 1.
Se acabó el sueño de los lusos, ¡ilusos! Al final, un mundial es como un culebrón, sabes lo que va a pasar, pero aún así, te chupas todos los capítulos sufriendo y padeciendo más que Luis Aragonés sin dedo para rascarse el sobaco (lo hace en todas las ruedas de prensa, pero el fútbol es de hombres, claro).
Portugal, Km 0. El puente por el Guadiana, la frontera, España. Ayamonte.
Boquerones fritos, cervecita fresca, eso que no falte.
Adiós a los camareros-lapa, adiós a los restaurantes fechados a las 22:00.
En Huelva me doy cuenta de que soy de aquí.
La gente me habla y los entiendo, y yo les habló y me pillan las gracias, aunque alguno no sepa lo que es un cacharrito, se lo explico y en paz.
Seguimos sin visitar iglesias, no es por nada, pero es que no hay tiempo para más. Alguna fachada que otra sí que hemos visto, pero lo que es entrar...
El caso es que a veces haces balance de las vacaciones y se te mezclan todas en la memoria: La de la Misericordia, la del Carmen, la de San no sé qué. Una del siglo XIII, ¡qué antiguo!, otra reformada tras el terremoto de 1755, otra que antes fue musulmana y luego del otro dios. En fin, que se te hace un batiburrillo como cuando comí patatas fritas, cortezas de cerdo y panchitos.
Con los monumentos pasa algo parecido: El Marqués de Pombal, el Rey Joao no sé qué, todos unos grandes cabrones, seguramente, opresores, ricos y caprichosos, a los que agradecerles que mandaran piratas a saquear otras culturas a cambio de café, chocolate y tomates.
Tampoco le prestamos mucha atención a esos individuos. Tan sólo a algún poeta que no hizo mal a nadie salvo acaso a su mujer, o novia, o hijos, por perderse entre las copas de un bar escribiendo rimas en una servilleta, o algún ser mitológico que de por sí, no hizo mal a nadie.
Así que perdemos el tiempo en mirar al mar.
De reojo miraremos si Italia ganó a Francia o viceversa, con nuestra única opción digna fuera de la final, casi que nos da igual. Portugal, kilómetro cero, el año próximo, más.

lunes, julio 03, 2006

Portugal II

Seguimos por Portugal. Ahora por el sur. No obstante, el camarero con vocación de vendedor de enciclopedias no ha desaparecido. A pesar del buen marisco, peixe y de todo que se come por aquí, necesitábamos urgentemente un bar donde no nos pusieran mantequilla, queijo y pan sin decir nada y luego nos quisieran crujir. Necesitábamos un bar como el de ayer: Cerveza a 0.60 y cacahuetes de tapa. ¡Qué ricos!

Aún así, la mirada de turista no ha desparecido en mí. Ves una calle llena de putas, chulos, camellos, fachadas cochambrosas con azulejos partidos y piensas: qué pintoresco, voy a hacerle una foto. No temes por tu seguridad, tan sólo proteges el bolso donde llevas la cámara y la guita.

El turista no ve la miseria, la violencia ni la mezquindad, sólo ve un contraste de colores y luz que hará de esa tragedia una foto más(quizá la num. 270) que ensenhar a tus desesperados amigos.

Se me acaba el tiempo, desde el cybercafé que tiene Figo en el Algarve agradezco al ex-apirante que siga consultando el blog y que me cuide el corral. Opá ya no hay mundial!

La respiración contenida

De un día para otro vino la hostia y cortó la respiración. Un virus malo, malísimo, llega, se expande, mata, colapsa. De un día para ot...