domingo, enero 28, 2007

Me quiero escapar

El otro día, en casa de unos amigos, estuve viendo fotos sobre su viaje a la India.
Fueron a una boda. Los novios: él indio, ella española.

Cada foto que pasaba por el monitor me hacía sentir aquella serie infinita de ceremonias, rituales y fiestas como una auténtica pesadilla.

Pensaba en la muchacha y su abnegación al entregarse a esa suerte de protocolos neuróticos. Pensaba en la pesadez de entablar amistad, conversación o servidumbre con todos los familiares, invitados, religiones y normas.

Nuestra amiga, amiga de la novia, nos iba contando:
-“Ellos[los indios] ven a una mujer fumar y les entra la risa”...
-”...tenía que llevar esas pulseras y le estaban pequeñas porque ella es bastante grande y le dejaron unas marcas ...”...

Yo estaba aterrorizado, embriagado (también por el whisky) y semiinconsciente(por el sueño). Así, en ese estado de letargo, iban pasando las fotos mientras oía la letanía de nuestra amiga.

Sentí pena por la novia, no sé porqué, porque se veía muy feliz. Pero yo pensé, como pienso y digo muchas veces en tono de guasa, que “me quiero escapar”.
Como los niños chicos quieren escapar de los brazos de un tío abuelo que no han visto en su vida y les achucha sin parar.

Y es que no puedo con las normas. A veces, cuando no puedo escapar, mi estado de alerta me atenaza el cuello y los hombros y el dolor me lleva al desespero. Esto es algo que tengo que mejorar porque no es bueno para mí. Pero no quiero tener la columna relajada por untarla de cobardía y resignación.

El día a día nos impone a veces la peor de todas las normas: la puntualidad.
Ser puntual está bien visto y no serlo, no.
Está claro que no está bonito quedar con alguien a las 10 de la mañana y que se presente, sin previo aviso, hora y media después. Porque los demás también tenemos vida y cosas que hacer además de esperar. Pero claro, si estamos hablando de atravesar todo Madrid con el coche, acompañado por otros miles de coches que también tienen que atravesarlo y además lo quieren atravesar antes que nosotros, no podemos exigir la misma puntualidad que si te puedes permitir el lujo de levantarte de la cama sólo media hora antes de fichar en la empresa. No es lo mismo.

Otra tiranía de la que me quiero escapar es de la de la edad. De tal edad a tal: estudiar; de tal a cual: boda; de tal a tal: niños; de tal a tal: apartamento en la playa; de tal a tal: jubilación; de tal a tal: pastillas para el colesterol.

Menos esto último, la salud, que uno se la tiene que cuidar cuando le toca, por aquello de seguir escribiendo en el blog y demás, lo demás estaría bien hacerlo cuando nos plazca y no cuando los que miran por la mirilla nos impongan tácitamente.

Otra cosa de la que me quiero escapar es de la avalancha tecnológica. 1Gb, 20Gb, 60Gb, 3 millones de píxeles, 5 millones, velocidad tal, doble núcleo, blog, fotoblog, myspace, TDT, dúo, trío, eMule, packs de series, ediciones especiales, TFT, plasma, GPS, google, mp4, Vista, ipod, móviles 3G...que contrasta con la obsesión que hay ahora por llenar los yogures y los panes de trozos de cosas: semillas, hebras de piña o grumos varios, para que parezcan más artesanos, más naturales.

Y como me quiero escapar, he escrito todas estas cosas, al libre albedrío, para recordarme a mí mismo que puedo hacer de mi capa un sayo, y que aunque no haga gracia, o no guste a nadie da exactamente igual.

Me escapo también de aquí y me voy a ver "los premios Goya", a ver si le cae a Antonio.

domingo, enero 21, 2007

La carta

Tras un análisis complicado y sufrido hemos llegado a la conclusión de que lo mejor es presentar la carta. La carta de “adiós muy buenas”.

Tras un largo peregrinaje por los caminos de la sinrazón; de intentar convencer a los necios de su equivocada conducta; de intentar defenderse de la calumnia y la asfixiante y delictiva conducta de los gerentes “paquetes” con portátil de salón; hemos pensado que lo mejor es la carta.

Concisa y directa. Sin preámbulo, sin cordialidad, sin disimulo. Lo justo para transmitir el mensaje. Para que el trámite burocrático inicie su proceso.

Muchas, muchas veces a uno le dan ganas de escribir esta carta. A veces las hipotecas pesan demasiado sobre los hombros del acosado. Otras veces es la propia conducta adquirida, aprehendida o modificada la que nos hace pertenecer para siempre a la clase THCC :
Trabajador Humillado Con Consentimiento.

El THCC es el perfil perfecto para cualquier empresa “chupasangres”. Ellos provocan que cualquier reivindicación por parte de los No THCC se torne ofensa a los ojos de los cocheros de la empresa.

Nosotros ahora andamos por la oficina con un acceso a Internet discriminatorio, que define de forma clara y rotunda quién es quién y qué catadura moral se nos supone dentro del río revuelto que es nuestro entorno laboral.

Los internos(la gente de plantilla); los que tienen un convenio bueno; los que aparcan en el parking, los que tienen mejor horario; los que tienen más vacaciones; tienen, por supuesto (y no por su puesto) acceso a Internet. Ellos sólo usan Internet para asuntos de trabajo, no me cabe la menor duda. ¿Miramos su log de accesos?

Los externos(subcontratados) de primera división tienen acceso. Ellos sí necesitan Internet y saben darle un buen uso: Sólo para asuntos de trabajo. ¿Miramos su log de accesos?

Los externos de segunda que lloran un poquito, también acaban teniendo acceso. Y los demás externos, los PEDM, como somos escoria, como no tenemos el grado de madurez intelectual suficiente, como somos unos irresponsables y no sabemos usarlo, no.

Nos cuentan o nos contarán, de forma muy didáctica, lo necesario que es para nosotros que nos puteen y nos toquen las pelotas. Para que aprendamos. Y quizá algún día nos dejen jugar con la bola de su ratón.

Yo me niego a jugar con la bola de nadie. Quizá con las bolas de mi vecino si sigue poniendo la música machacona tan alta. Aunque antes quizá le diga que está mejor el libro que el disco, que aunque nunca funciona, le hace al menos pensar.

Así que, en estos días de cartas liberatorias, me estoy pensando seriamente si merece la pena seguir en un entorno donde la falta al respeto y de confianza se ha enquistado en los que tienen capacidad de decisión.

Por cierto, ¿estará esta página en su log de accesos? ¿Me lo dices o me lo cuentas, Truman?


lunes, enero 15, 2007

La Dieta Blanda

El ser humano, los hombres y mujeres que juntos formamos esta rara especie, es fundamentalmente un animal.
Por ello, cuando le falta el agua y el pan se comporta salvajemente y lucha por su supervivencia individual. Prueba de ello y sin irnos a lugares "sin civilizar" lo tenemos en los días posteriores al paso del Katrina por Nueva Orleans.
Los malos se volvieron más malos y los buenos menos buenos. Los fuertes machacaron a los débiles y la cadena trófica se impuso de forma natural.

Aún en esas circunstancias hubo gente, humanos, que se negaron a animalizarse tanto y mantuvieron valores como la solidaridad, la bondad y el raciocinio.

El hombre sobrealimentado también tiene comportamientos alejados de estos valores.
Al tener las necesidades básicas cubiertas su mente se atrofia y maquina toda suerte de estúpidas diversiones.

Una de las más extendidas entre estos humanos gordos es la de "tocar los huevos" a los demás.
He de decir que todos estamos un poco sobrealimentados pero algunos parece que no tienen otra cosa que hacer.

Lo mejor sería, siempre, la dieta blanda.




sábado, enero 06, 2007

La Navidad III (Los Regalos de Reyes)

Uno siempre se planifica para que no le pille el toro, pero al final te pilla el toro.
A continuación voy a relatar algunas fases de la búsqueda de regalos de Reyes.

Primera fase:
Estamos de vacaciones en pleno agosto en un pueblecito que parece que no es turístico y vemos un puesto de cerámica donde parece que las cosas las hacen a mano. Y ves una cosa que vale tres mil de las antiguas pesetas y piensas:
-“Muy caro como Rdo. de Villapitos, pero aceptable como regalo de Reyes”.
Bien, ya tenemos nuestro primer regalo y estamos en agosto.¡Qué maravilla, este año sí!

El caso es que, envueltos en la brisa del mar, la montaña y el caminar de los lugareños, todo nos parece bonito.
Cuando volvemos de vacaciones y según van pasando los días, vemos que la puta vasija no hay quién se la trague, sobre todo cuando descubrimos que no la han hecho allí, que el viejo de la puerta era un señuelo y que todo lo traen de Marruecos.
Aún así, tiramos para adelante. El regalo será colocado el 6 de enero.

Segunda fase:
Buscando un regalo para un cumpleaños vemos otra cosa que puede valer para los Reyes. Una peli que puede molar o un libro de rabiosa actualidad que puede estar bien. Tracatrá, lo pillas, cóbrese…
Al llegar a casa lo miramos y somos conscientes de que no va a llenar el hueco de “Regalos de Reyes” como se merece y sientes que tendrás que volver en diciembre a por “otra cosa más”.

Tercera fase:
Noviembre. Mes de alarma. Te haces la lista de personas a las que regalar y posibles regalos. El mundo se te cae encima. No se te ocurre nada.
Luego se te ocurre un regalo para alguien, por ejemplo: Un abrigo. Entonces te vas a Cortefiel o al Corte Inglés, y te pones a mirar un abrigo, y otro, y otro. Ninguno te gusta pero es que además: ¡SON CARÍSIMOS!.
Aquí se plantea una disyuntiva no siempre bien resuelta:
O cambio de regalo (¡con lo buena idea que era!) o me voy a Galerías Calé, al mercaíllo, vamos.
Si decides cambiar de regalo la catástrofe se cierne sobre ti: has perdido un tiempo que no tienes y lo que es peor: Una idea de regalo.
Si vas al mercaíllo y pillas un cutre-abrigo por dos talegos (doce de los nuevos euros), ya tienes un regalo menos que hacer y por lo que se verá más adelante, a pesar de la desazón inicial, esto no ha hecho más que comenzar.

Cuarta fase:
26 de diciembre fun, fun, fun. No me da tiempo ni de coña. 2 formas de afrontar el problema. A saber:
Buscar:
a)mismo sitio donde comprar varios regalos: Véase Corte Inglés, Carrefour, etc, ó
b)mismo regalo para perfiles parecidos.Aquí entraría la socorrida: Pijamas y calcetines para todos o cd’s de grandes éxitos para todos: Desde “¡Querido Manolo!” pasando por “Leonardo Dantés, mis duetos” y acabando en “Miliki nos enseña a multiplicar”.


Quinta fase:
3 de enero. Lo que dan de sí 388 vueltas durante 4 horas por todas las tiendas del centro de Madrid ( Fnac, Corte Inglés, Springfield, H&M, Camper, Casa del Libro, una tienda cutre de artilugios raros, una tienda cutre de figuras de cerámica y una tienda cutre de decomisos (esa reliquia del pasado)).
Porque lo que hace uno en estas fechas, además de visitar todos los centros comerciales, es entrar en todas las tiendas cutres de la zona, preguntar a dependientes que parecen sacados de películas de terror e intentar encontrar regalos inventados por nosotros, que no existen, que no se fabrican.
Al final te vienes con el último de Amaral, que lo mismo lo tienen ya y además lo podías haber pillado en cualquier otro sitio, y con un libro de Dan Brown, que el de la papelería CB te lo vende al mismo precio y te regala un boli de cinco colores.

Sexta fase:
4 de enero. Entras en un límite peligroso, se acerca el último día. Aquí empieza a prevalecer la buena idea frente al precio.
Ves un juego de mesa que es justo lo que buscabas: 90 euros, compro. Algún reflejo nervioso te da una patada en el estómago, pero sabes que es pasajero.
Ves un jersey que podríamos calificar de ideal: 70 euros, compro.
Tras cinco horas de compras y con la cartera más vacía que la nevera de Carpanta te sientas en un banco, sudado pero abrigado(no puedes ir saliendo y entrando de los sitios y perder el tiempo en quitarte la chupa) y te pones a reflexionar:
Que si tal día vi tal cosa y la tenía que haber pillado, que si cuando fui a Villapitos me tenía que haber traído dos vasijas… (que ahora ni te planteas que vengan de Marruecos), etc…

Porque el 4 de enero se produce en nosotros un cambio, necesario, que nos ayudará a terminar nuestra tarea: “perdemos los escrúpulos”.
Mientras cogemos un objeto en nuestras manos y lo llevamos hacia la caja vamos repitiendo en voz baja:
-”Está muy bien, está muy bien”.
Todo esto, nos lleva a la…

Séptima fase:
5 de enero. Se encienden todas las alarmas. Es el día de vacaciones del año que más se madruga. El objetivo es poder tener todos los regalos antes de comer y echar la tarde en envolverlos.
Llegado a este punto y después de haber recorrido todos los días los centros comerciales, tiendas imposibles, y tiendas de regalos que no existían para ti, hoy se abre ante nosotros un horizonte nuevo: “La feria de artesanía”.
La feria de Artesanía, para el que no haya ido nunca, podría resumirse en:
Cómo recorrer 10 kilómetros por la Castellana oliendo a incienso y buscando algo original, que mole y que no pase de 15 euros.
Al final acabas pillando una mierda de cenicero que si lo partes por la mitad parece un reloj pero sin funcionar. “Está muy bien, está muy bien”.
Nota: Si vas a llevarte a alguien para que te ayude debe quedar claro el lema del día:
“Sin escrúpulos”. Así, si tú dices:
-“Está muy bien, ¿no?”. La respuesta inmediata del cómplice debe ser:
-“Está muy bien, está muy bien”. Sin matizar.

Al final te vas para casa encabronado, comes a toda leche y te bajas corriendo a pillar...

El último regalo:
El último regalo, como el último examen, como el último vaso por fregar, es el más difícil.
El último regalo que te falta no tienes ni puta idea qué va a ser, pero estás convencido que lo vas a pillar en la FNAC. Porque sí, porque te sale de los cojones, porque estás hasta la punta del rabo de entrar en tiendas, de ser reconocido como “rey” por tus vecinos, de pararte en escaparates absurdos donde venden bolsos como los que buscas pero no tan feos, fundas de gafas pero no tan fashion, relojes juveniles pero no tan simples, calculadoras buenas pero no tan caras, libros buenos pero no tan manidos, un tarrito de flores secas pero que no huela tanto a detergente, en fin, hasta la p….de todo.

Luego, pasado el enojo, compras papel de regalo y celo y te vas para casa. Lo has conseguido. Envuelves los regalos y que sea lo que Dios quiera.


miércoles, enero 03, 2007

Propósitos para el 2007

-Trabajar mucho menos o nada.
-Engordar 10 kilos como mínimo.
-Volver a fumar.
-Dormir mucho o poco, según lo que me divierta.
-Dejar de hablarme con los compañeros(si sigo currando).
-Tirar todas mis revistas(las de cine también).
-Decir siempre lo que pienso aunque no duela.
-Estudiar algún idioma, por ejemplo el aragonés.
-Aprender a ver a los niños como si fueran normales.
-Hacer cuentas con papel y boli.
-Pelearme con todos los vecinos.
-No ir a comer a casas familiares.
-Buscar música patética en el eMule.
-Instalarme programas antiguos para ver si funcionan.
-Cortarme las uñas cada 3 días.
-Ir a la piscina a estorbar a los nadadores experimentados.
-Colocar todos los libros en orden alfabético.
-Salir por las noches aunque sea sábado.
-Tirar todos los cd's con alguna canción del 2005 hacia atrás.
-Tirar las sandalias que no me pongo.
-Aparcar en diagonal sin pensar si me rayan el coche o no.
-Comer atropelladamente palomitas.
-Tirar todos los manuales, títulos, certificados y listas que tengo.
-Hacer tatuajes a los gatos de mi calle.
-Ir al cine como mínimo 2 veces al día.
-Comprar las recetas que me da el médico, aunque sea, otra vez, antiinflamatorio.
-Comer turrón una vez por semana.
-Buscar un peluquín decente (mi madre insiste:George Clooney tiene peluca).
-Matar mosquitos sin dejar marca en la pared.
-Limpiar la casa aunque haya visita.
-Aprender a tocar un instrumento, por ejemplo: el órgano jámon.
-Apuntarme a un curso de vino e ir.
-Elegir un coleccionable y dejar la colección a medias.
-Leer alguno de los 1800 libros que tengo, me dejan, me regalan.
-Ir al campo.
-No pagar los recibos.
-Jugar al fútbol. Al fútbol-sala. Bueno, jugar a algo.
-Apagar la radio.
-Apagar la tele.
-Grabar los mensajes que me dejan en el contestador.
-Formar un grupo de rock.
-Usar calentadores.
-Ahorrar agua (seguir bebiendo sólo cerveza)
-Viajar menos.
-Llamar a algún servicio de atención al cliente al menos 4 veces al día.
-Creerme todo lo que me dicen.
-Contestar a los correos de "cadenas".
-Escribir en el blog todos los días o alguno.
-Terminar esta lista de propósitos.(Hecho)


La respiración contenida

De un día para otro vino la hostia y cortó la respiración. Un virus malo, malísimo, llega, se expande, mata, colapsa. De un día para ot...