miércoles, diciembre 31, 2008

Las Plantas

Aprovechando el final del año todo bicho viviente con voz o teclado elabora algún resumen del mismo, o una lista con los mejores momentos, las mejores canciones (unos hacen una lista de 10 otros de 5), las películas, las fotos más poderosas, los hechos más lamentables...los triunfadores del año, los deportistas del año...


Todo el mundo hace balance o lista de propósitos (yo también, una vez), o una selección de los vídeos más vistos o más graciosos (hay que ver la cantidad de gente graciosa que hay)...

Todo esto para que luego nos echen a las 2 de la mañana "Siete novias para siete hermanos" (lo hicieron en Nochebuena), que no sé si queda algún abuelo en una residencia de sospechoso nombre, estilo "Residencia El Ocaso" o "Residencia El Último Suspiro" que la haya visto en el cine.
¿Qué película nos pondrán en Nochevieja? Yo siempre apuesto por "Grease" o "El coloso en llamas", pura estadística.

Aprovechando el fin del año, decía, todo el mundo intenta comprimir en un par de frases, titulares, enumeraciones una inmensidad de sensaciones, noticias, miradas, imágenes, emociones, acontecimientos. Imposible.

Aprovechando pues, el fin del año, voy a hablar de mis plantas.

Están bien, aunque les da el sol lo justo (pocas horas y poca exposición directa) y yo las riego cuando me acuerdo con un criterio extraño.

Un par de cintas están como siempre, no se quejan, aunque tampoco están muy bonitas.
Una "alegría" se puso a estirar en el período vacacional, donde visitó tierras más húmedas y soleadas (la dejé en otra casa) y ahora aguanta como puede en un entorno hostil, pagando el precio de crecer tan rápido.

La del dinero está cojonuda, verde, verde. Será por lo de la lotería.
La que parece un árbol tropical (yo es que de nombres de plantas, el perejil y poco más) está igual que cuando vino envuelta en papel de regalo. Bonita hasta el macetero.

Luego está la que nos dieron en la casa okupa: "Aquí lo compartimos todo". La planta era de una que estuvo por allí y ya no estaba. Ésta también pegó un estirón vacacional y parece que aguanta. Normal: está acostumbrada a compartir.

La que está jodida de verdad es mi planta-árbol, que estaba hecha un roble (valga la comparación) cuando crecía a duras penas en un bote de Mistol cortado y listo para hacer botellón que acabó de maceta improvisada y duradera. Desde que la trasplanté no ha vuelto a ser la misma y se le caen los troncos a trozos. Pero se salvará...digo yo.
El último en venir es un cactus, chiquitito y que le pasa como a mí: aguanta sin beber agua lo que le echen. Ahí está en la estantería, de momento no ha dado signos de envejecimiento prematuro: Residencia "El Cactus Sequito".

Pues eso, que las plantas bien, y el 2009, seguro que de puta madre, con listas, resúmenes o lo que sea.



Yordeguandaraguón...

miércoles, diciembre 24, 2008

El Mensaje del Rey

Se ha pasado el Rey por mi casa este mediodía. Sí, le conocí un día que me había dejado tirado el coche y apareció él con su pedazo de moto. Estaba un poco agobiado con eso del Mensaje de Nochebuena así que, como yo tenía abierto el ordenador y enchufado el internet, le he propuesto que, para desestresar un poco, escribiera por aquí una especie de mensaje, que me ha permitido titular como "El Mensaje del Rey".
Lo que ha escrito es lo que copio y pego a continuación (me he permito editarlo un poco y poner alguna fotillo):

"Buenas noches. Se supone que tengo que hablar a todos los súbditos de España, Estado Español o como cojones quiera cada uno llamarlo sobre cómo nos ha ido el año, y deseando la paz a todo el mundo y un próspero año nuevo (palabra esta muy de felicitación navideña y poco más).

Se supone, digo, porque lo que realmente quiero es repasar y poner en orden mis propias experiencias.
Para empezar, los hijos de su madre de los nacionalistas catalanes no paran de alentar a sus catalanitos para que quemen fotos mías, muñecos o se pongan camisetas mofándose de mi persona, de mi esposa la reina y de la institución monárquica. No sé para qué me empeño en hablar en catalán cada vez que voy por allá y ser tan majo, la verdad.
Y luego, para rematar, el Joan Tardà que dice "Muerte al borbón", que viene a ser como si dijera yo ahora "Muerte al blaugrana" o algo así. Muy de tocar los cojones, creo yo. Y mira que a mí Guardiola me cae de puta madre, sobre todo porque no oculta su alopecia ni se hace retoques a lo Bono, y no será por falta de pasta.

Este año he tenido más conflictos nacionales que internacionales. No me arrepiento del "por qué no te callas" del año pasado. La verdad es que me salió del alma. Es que el tipo este, que tiene de revolucionario lo que Soraya Saénz de Santamaría de playmate, no paraba de interrumpir e interrumpir, y alguien tenía que pararle los pies. Zapatero se quedaba muñeco, se queda siempre vaya. Así que saqué mi pronto monárquico de tiempos de mayor gloria española y se lo solté.

Lo mejor que hemos tenido internacionalmente ha sido lo de la Eurocopa de fútbol. Menudo subidón. A pesar de que la Reina se empeñara en darme besitos en el momento más inoportuno. ¡Ya podía haber coincidido la final con la entrega de los Premios Príncipe de Asturias!

Que por cierto, ¡cómo está el príncipe ya! Tiene su carita de pan y todo, está hecho todo un señor. Cualquier día de estos le paso los trastos y me tomo un par de añitos sabáticos y salgo menos en los medios que Marujita Díaz sin novio al que pasar la lengua. ¡Ay Marujita, qué pocos quedamos ya! Bueno, ahí está Raphael, que todos los años sale detrás de mí con su especial de Nochebuena. Está hecho un chaval. Quizá sea lo único que me motiva a recitar el mensaje navideño, el dejarle la audiencia un poco arriba a este gran amigo mío.



De lo poquito bueno que habrá en navidades por la tele, lo veo venir. Me imagino que el Gran Wyoming hará una parodia sobre mi discurso, sentado en una especie de trono e intentando hilvanar con su desparpajo y agilidad verbal un guión sobadísimo sobre la monarquía, Franco y el Papa. Otros estarán todo el rato con la cantinela de "La Reina y yo" o lo de "Me llena de orgullo y satisfagción". También habrá en algún lado alguna imitación. Fácil se lo he puesto a estos aspirantes a cómicos con esto de mi nasal forma de hablar y mi accidental forma de andar.
Si es que estoy ya muy mayor. Y he vivido mucho. Me lo he pasado pipa, la verdad, a pesar de tener un montón de compromisos. Que, echando la vista atrás, no sé para qué me lo curro tanto, si al final unos nos quieren aniquilar y otros pasan directamente de nosotros.

Al menos este año parece que la foto de felicitación navideña no ha tenido tanto choteo. Mira que le dije a la infanta que lo de regalarle un Mac a la abuela no iba a ser buena idea. Pero bueno, está bien, ahora chatea y creo que hasta tiene un blog, como su nuera.
Aunque lo peor del año, sin duda, ha sido lo del libro. La Pilar Urbano nos ha metido un gol por toda la escuadra. No aprendemos con esto de los biógrafos confidentes, me cago en la mar. Desde que nos saliera rana el tonto del haba del Peñafiel ya teníamos que habernos cerrado en banda.
Pero nada, que nos gusta dar a la sinhueso más que a un tonto un lápiz. Y luego pasa lo que pasa.


Aún así, no sé porqué la gente se escandaliza con que mi señora esté en contra del aborto y de los matrimonios gays tal y como se han denominado. Es como cuando en el programa ¿Dónde estás corazón? se escadalizan los colaboradores porque el invitado consume cocaína. Y lo que te metías tú el otro día qué era, ¿harina de arroz?

Pero bueno, vamos a dejar la polémica, aunque sólo sea por hoy. Y voy a acabar, como siempre, acordándome de los que tienen que pasar estas fechas en situaciones difíciles, de los que no pueden reunirse con sus familiares, y de todos aquellos que, a pesar de la distancia, pueden leer estas líneas de paz, amor y fraternidad. Buenas noches."

Y hasta aquí lo que escribió. Menuda chapa, ¿no? Bueno, a un colega se le deja poner esto y más.
Que lo pasen ustedes razonablemente bien.



viernes, diciembre 12, 2008

La sonrisa del chino

Corría un chino (un chico de rasgos orientales, vaya). Cruzó la carretera por donde no debía y pasó delante de mi automóvil (un coche, vaya).
La mirada fija en algo que había a lo lejos. Al girar con mi coche lo vi.
El chino corría vaciándose, con esa fuerza con que corremos cuando sabemos que unos metros nos separan de la gloria y queremos alcanzarla. Una victoria cotidiana que nos alegrará a pesar de los jadeos posteriores y alguna que otra tos. Perdía el autobús.

Las luces de emergencia y su posición en el espacio reservado a la parada evidenciaban que algunos segundos de margen había. El chino corría al sprint.
Yo avanzaba con mi coche acercándome al autobús cuando éste puso el intermitente para incorporarse a mi carril: El chino se quedaba sin victoria, perdía vaya. Jadearía sí, pero pasmado de frío durante largos minutos alrededor de la marquesina.

Como conductor cortés que soy, cuando no descortés, me hubiera cambiado de carril para facilitar la maniobra al autobusero o hubiera levantado el pie del acelerador o incluso habría frenado un poco para apoyar, discretamente, al transporte público.

Pero yo estaba con el chino, con su carrera y su decepción. Había llegado a las puertas pero el conductor ya estaba pensando en otra cosa. Así que aceleré para obstruir la salida al autocar, que tuvo que frenar.

Vi por el espejo retrovisor cómo el chino (el chico de rasgos orientales, vaya) golpeaba con sus nudillos las puertas del autobús, cómo éstas se abrían y cómo él desaparecía en el interior.

Yo llegaba a una rotonda, que tomé suavemente mientras una sonrisa se dibujaba en mi cara, también de chino (había dormido poco y tenía los ojos pegaítos).

miércoles, noviembre 26, 2008

13 Consejos para afrontar la Crisis hasta fin de año

Uno intenta mantenerse al margen de esta dichosa crisis pero no puede o no le dejan. Así que espero contribuir a que se resuelva con estos 13 consejos, al menos hasta fin de año.

1er Consejo Para Afrontar la Crisis: (en adelante CPAC):
(La comida)

Si comes fuera, y no hay menú o no está incluído, nunca pidas pan. Aprovecha el que dejan en la mesa de al lado, intacto y que, de igual forma, iba a venir a parar a tu mesa. Así te ahorras el pan.
Para paladares más pragmáticos esto mismo puede hacerse con los platos de raciones, las patatas fritas o la botella de vino.


Déjate invitar a comer las veces que haga falta. Cumpleaños, cenas en casa de amigos, compañeros de trabajo, vecinos, lo que sea.
Los fines de semana se come siempre fuera: O en casa de padres/suegros o en casa de colegas/familiares varios.

2ºCPAC:
(La higiene)

Se acabó el gel. El jabón dura más y es muchísimo más barato. Intenta ducharte con agua templada o fría y sin mucho entretenimiento. Nada de espuma para el pelo, champú el que haga falta, no vamos a ir hechos unos guarros, pero de espuma, nada. Si quieres conseguir el mismo efecto, un poco de jabón (el de antes, claro) y agua.

3ºCPAC:
(El trabajo)

Intenta que te despidan, sí. El despido es el paso a una vida mejor. Cobras la prestación por desempleo, lo que comúnmente se conoce como "cobrar el paro" y dedicas el tiempo a eso que se denomina peyorativamente como "economía sumergida".

4ºCPAC:
(Temperatura)

Cuando haga frío usa mantas, jerseys, bufandas, nada de calefacción.
Cuando haga calor, nada de aire acondicionado. Reduce tu indumentaria a su mínima expresión: si hay invitados, puedes ponerte unas "bermudas".

5ºCPAC:
(Todo Gratis)

Procura apuntarte a todo lo que sea gratis, te guste o no.
Si hay un curso de Dirección de Proyectos Web que vale 100 euros y uno de Notepad Avanzado gratuito. No lo dudes: apúntate al de Notepad.


Apúntate a cualquier evento que sea gratis y que regalen muchas cosas. Si luego te dan de comer, eso que te ahorras.

6ºCPAC:
(La prole)

Si tienes hijos, ya sabes: Los abuelos se harán cargo de ellos. Recuerda, ellos tienen dinero, tú no. No hace falta compensarles con nada, aunque si te encuentras alguna silla "medioqué" al lado del contenedor de basura, se la puedes llevar para que la restauren. Estos detalles te los agradecerán.

7ºCPAC:
(Las Copas)

Procura siempre ir al mismo bar, que sea barato y vaya habiendo confianza. Suelen invitarte a alguna ronda y andan más despistados a la hora de hacerte la cuenta.

8ºCPAC:
(Los amigos)

Evita los amigos todo lo que puedas. Decide tú cuándo entrar en acción. El peligro de una invitación a sus bodas es más que una absurda suposición. En cualquier caso, cualquier tema a tratar con ellos, en su casa, con sus botellines.

9ºCPAC:
(Conexión Internet y Telefonía)

Se acabó eso de pagar ADSL, Tarifa Plana o cualquier producto similar. Quita la línea telefónica de tu casa. Usa la conexión de tu empresa o la wi-fi de tu vecino. Si no, siempre te puedes acercar a alguna institución que tiene la conexión abierta.
Usa también el teléfono del curro para todo y el móvil sólo para recibir llamadas o hacer "perdidas".

10ºCPAC:
(La Lotería Navidad)

Acepta todo tipo de papeletas y participaciones con que te obsequien y devuelve el detalle con un "¡A ver si saco tiempo y reparto yo un décimo!". Sólo tienes que esperar al 22 de diciembre para lamentar que no tuviste tiempo.

11ºCPAC:
(Los Regalos de Navidad)

Sorprende a tus allegados con un regalo comunitario, si echas cuentas, saldrás ganando en tiempo y en dinero por persona. Compra el roscón de Reyes. Servirá para que te justique frente a las críticas.
-¡Qué roñoso el tío! ¿no?
-Pero fíjate, que ha traído el roscón y todo. ¡El pobre, que no tiene tiempo ni de comprar lotería!

12ºCPAC:
(Comidas Navideñas)

Nunca organices nada en tu humilde hogar, te ahorrarás una pasta. Obsequia a tus anfitriones con las botellas de sidra y champán a las que no das salida desde el 2002 y con turrón del duro, ¿o era blando?

13ºCPAC:
(Fin de Año)

Tras las 12 uvas, nada de fiestas de "barra-libre" a 80 euros, nada de agobios, nada de churros con chocolate con el rímel corrido y la cazadora mal puesta. Vete a casa a ponerte una peli de las que te "bajas" o a ver "Grease" en la tele, que seguro que la echan.


Sí, no he dicho nada del coche, pero algún capricho tendrás que darte, ¿no?

martes, noviembre 25, 2008

El género lerdo

Hoy es el Día Internacional contra la Violencia de Género. Nos vamos a quedar sin días a este paso. Bueno, ya nos habremos quedado sin días.
Sería bonito, simplemente, que este 25 de noviembre quedase libre por haber erradicado este tipo de violencia concreta.

Algunos se escudan en decir que todo esto es un tinglado de feministas radicales que le quieren quitar a uno los pantalones. Y por ahí, mal empezamos ya. Mal se puede pedir la solidaridad de esta gente, que a poquito que les dejas hablar se les ve el plumero pero bien.

Yo creo que el día debería llamarse: "Contra la violencia del género lerdo". Porque un hombre que maltrata a su esposa, pareja, novia o cualquier palabra que sirva para adjetivar su relación con ella, es un lerdo.

No hay nada más ridículo que ir detrás de una persona que te ha dicho claramente que le dejes en paz. ¿Qué es lo que no entiendes, lerdo?
No hay nada más ridículo que basar tu relación en broncas y golpes.

Género lerdo, vaya.

La antesala del maltrato es el machismo. El machismo en sí es una forma de maltrato. A veces escucho comentarios machistas a modo de broma. He visto a muchos gallitos de oficina decir auténticas gansadas al respecto. También les he visto tragar saliva al observar mi reacción. Porque no trago.

La pena es que el género lerdo sigue campando a sus anchas. Y entre las nuevas generaciones se sigue repitiendo el modelo. No hemos aprendido nada.

No sé si sirve la cobertura mediática a cualquier suceso relacionado. A veces parece que se busca el morbo, incluso que induce miedo en quien pueda vivir una situación similar. En cualquier caso no se puede mirar para otro lado, ni pensar que son "cosas de pareja" donde no debe uno meterse. Por muy mala suerte que se tenga a veces por intervenir.

Hoy es un día especial para estar en contra de este tipo de violencia. No lo jodas con tu comentario machista, lerdo. No lo jodas más.



lunes, noviembre 17, 2008

EBE08 Fin de Fiesta

Llego del EBE08 para constatar dos cosas: No soy bloguero y no siento ninguna cercanía por los que dicen serlo o niegan serlo. Es decir, por nadie.

Foto: ADI

La conferencia sobre "El Estado de la Blogosfera" me produjo otras dos reflexiones:
Que el post anterior no era pasajero, sino permanente.
Que la gente, el grupo, la masa es muy irrespetuosa y maleducada.

Esto último sobre todo por lo mal que trataron a Marta Pastor, que participaba en la mesa y que convirtieron en blanco de sátiras, insultos y abucheos. Y lo bien que se rieron con el comentario machista de un repanchingado (falta de respeto al auditorio) Ricardo Galli: "Yo escribo en el blog porque mi mujer no me escucha" o algo así, y sobre la conveniencia del blog en lugar de divorciarse. ¡Qué pena me da!

Lo único que me gustó de aquella pseudomesa-redonda, pseudoconferencia, pseudodebate, fue el comentario de Josera Portillo acerca del blog que tiene 8 visitas. ¡Qué pena también el afán de los otros dos por comprar el discurso de éste, aclamado por la muchedumbre!

Intuyo también dos cosas: Que la gente lo que quiere es un Blogs&Beers de tres días (quizá haya que organizar esto).
Que está loca por venerar; necesita ídolos a los que besar con sus cámaras o comentarios.

El domingo me acerqué, no para recuperar los 10 euros del B&B (estará contento Enrique Dans, allí se podía hablar, de hecho sólo se podía hablar, lo demás fue buscarse la vida) sino para ver si salían los que organizan, como el año pasado, a decir que lo dejaban.
Nota: Craso error de la organización el tapar que la copa no estaba incluída en el precio hasta que fue inevitable, y gruesa valentía de Luis Rull al salir a dar la cara y asumir la devolución del dinero a quien llevara su entrada.

Mi sorpresa fue mayúscula. No salieron, no lo dejan. Extraño.
EBE08 ha sido, sin duda, mucho peor que EBE07 y EBE06. Ojalá EBE09 sea mejor, aunque yo no vaya.

Foto: ADI

A pesar de todo, cosas positivas:
-La foto de Victoriano.
-Conversar con Drea y Gargon y su gente, aunque me sienta incapaz de corresponderles en atención y tiempo.
-Las ganas de seguir aprendiendo e investigando por ahí.
-Volver a saludar a Quatermain, que rebosa bondad.
-Sevilla, siempre.
-Y, como dice un colega mío, lo mejor la compañía. Adorable compañía.


Mañana, post sobre cómo afrontar la crisis.

Foto: ADI


sábado, noviembre 15, 2008

EBE08

No sé qué coño estoy haciendo en el evento sobre blogs EBE08. De hecho, parece que las tortas de aceite han volado y los ratones chulos de Microsoft no paran de generar colas entre sus detractores (detractores de Microsoft, no de los ratones).
Sólo me queda esperar.

Poco rato por el EBE08 pero suficiente para notar un tufillo a fin de fiesta, a esto se ha acabado, a glorias domingueras, a qué guay que somos, a me la chupo y me la chupas.

Llegas al stand de IBM, que no sé si se ha enterado de qué va el evento este de los blogs, y una señorita seca y ñoña te registra en no sé qué sitio a cambio de una mierda de funda para el móvil: ¿pero no ves la cola de Microsoft, bendita tú eres?

El resto de stands, pues eso, como si de la feria del macramé antiguo se tratase, o peor. Nada que mostrar, nada que vender, nada que reclamar: ¿la atención?
Pintaos la cara como en el salón de cómic manga, poneos escotes propios de festival erótico o simplemente sorprendednos con una propuesta ágil, novedosa, seductora.



Pero no. Las tortas de aceite acaban siendo el producto estrella de este EBE08. Todo el mundo pensando en ello y en las cervezas que se va a apretar con los colegas ciberespaciales que un día les dejaron un comentario comerrabos en su humilde o mierdoso blog.

Seguid, seguid con vuestra orgía de halagos. Seguid, seguid, y algún día os daréis cuenta que el desencanto habrá inundado los últimos años de vuestra vida, pegados a una url más o menos familiar, más o menos entrañable que no dice nada. Que hace tiempo que no dice nada.

Una vacuidad propia del que se cree el ombligo del mundo a cada tecla que pulsa.
¡Puaj!

Y en el fondo, y no tan en el fondo, mucha gente buscando cómo ganar dinero vendiendo no sé qué historia de "comunidad", "usuarios", "grupo" y polladas varias.

Así, se sube un notas en el escenario y nos presenta un powerpoint que ni los niños de preescolar en su trabajo de fin de curso.
Su tema: "La neutralidad en la red". Y, tras un ratito de decir tonterías, se pone la medalla de que él aporta "soluciones". Y lo que hace es pasarse la "clase" diciendo vaguedades y respondiendo al personal con más vaguedades. Aparte el comentario machito de algo así como "no sé si respondo a tu pregunta, con mi mujer me pasa a menudo" (no me acuerdo muy bien de la frase exacta, pero el sentido era algo así). Sólo le faltó sacar un copazo de coñac y decir: "La he dejado en casa, se cree que estoy en una conferencia". Y ya la peña hubiera hasta aplaudido...

En realidad, me recuerda esto a cuando en clase de religión se trataba el tema de "el paro" o "el aborto" o "las drogas". Y todo el mundo se ponía dar vueltas sobre tópicos, reflexiones primarias o chascarrillos más o menos afortunados.

Cualquier día de estos me invitan a mí para que dé una charla sobre el estado de la blogosfera.
Prometo currarme un poco más el powerpoint, aunque no aportaré nada nuevo. Cuando uno no tiene ni puta idea, lo mejor es callarse. Algo así dijo Wittgenstein.




jueves, noviembre 06, 2008

La Unidad Familiar

La unidad familiar, así, de golpe, sólo lo explican los de la Agencia Tributaria: que si los cónyuges y los hijos menores que vivan en la habitación de al lado; que si los separados y sus hijos. En fin, que para tributar, parece que no hay más lío (ni menos) que ése.
El resto de agrupaciones de seres humanos con mejor o peor vínculo afectivo, genético o de pura necesidad, queda al margen o en lo que cada uno quiera llamar "La Familia".


La Sra. Truman y yo mismo hace unos meses tuvimos una experiencia que podríamos calificar como "crecimiento familiar". No, no se nos acopló nadie. Nadie dejó su cepillo de dientes, toalla ni champú anticaspa al lado de los nuestros; ni se puso a ordenar la colección de deuvedés en nuestra ausencia matutina y laboral; tampoco se incorporó a nuestras vidas ningún fruto del amor, ni ningún hijo.

Lo que pasó es que un pajarito cayó a nuestro patio y no sabía escapar de allí. Y al cabo de las horas se fue acurrucando en un rincón: desorientado y abandonado a su suerte.
Tras dudas de qué hacer para ayudarle, acabamos adoptándolo.
Lo metimos en casa y, a nuestra manera, le dimos agua, calor y cariño. Luego buscamos información, cerca de donde indexan este blog, y encontramos el lugar ideal para Pichí (sí, Pichí le llamamos, así somos los tipos duros algunas veces).

Allí le trataron y cuidaron y al cabo de los días supimos que ya estaba recuperado e iniciando su nueva vida fortuita. Pichí estuvo cerca de nosotros unas 48 horas, poco más. Pero desde entonces, siempre le considero dentro de mi "unidad familiar".
Su ausencia no hace que reconsidere mi percepción.

A veces resulta difícil convivir con las ausencias. Pero al igual que uno idolatra un playa, una terraza veraniega o una sobremesa con la compañía mejor del mundo, también puede idolatrar esas ausencias. Y en esa idolatría encontrar ese lazo familiar que se cree perdido, sin nadie tirando del otro extremo.

Todo eso es la familia, la unidad familiar, tributes o no.



jueves, octubre 30, 2008

El frío

Hace frío. Las manos se congelan por segundos y uno se siente como un alpinista sin retorno posible: angustiado y desprotegido.
El frío conserva nuestras carnes morenas en el olvidado verano y poco más. Es decir, el frío, sobre todo, jode.

Los sistemas de calefacción, si funcionan, no hacen sino pervertir la realidad. Así, acudimos envueltos en capas de abrigos más o menos "climalí" y al llegar al habitáculo propio de nuestros estudios, trabajos o labores (si son domésticas, "sus labores") existen dos opciones:
O seguimos con las prendas puestas porque el acondicionamiento térmico brilla por su ausencia.
O nos quitamos hasta la camiseta de "Viajes Barceló" que ocultábamos bajo nuestro jersey de marca, ignorando que tendríamos que mostrarla por el exceso de previsión del dueño del mando calefactor. Pero de la necesidad, virtud, no hay duda.


Luego sales a la calle y, pase lo que haya pasado dentro, el golpe te lo llevas igual. Corres como si un aguacero se vertiera sobre tu cabeza y la rigidez de tu rostro te vuelve inexpresivo ante una sonrisa, un saludo o un par de tetas mostradas con arrojo.

Miras el termómetro del coche y ves que no es para tanto. Pero no hay problema, en la radio, en la tele o en el mercado, siempre hay un entendido en el tema con pinta de vendedor de enciclopedias que te lo explica:
Se llama sensación térmica. Esto hace que sintamos más frío que el que realmente tendríamos que tener.
Le darías un collejón al listo, si no fuera por la lejanía o la rigidez de tus articulaciones.

Y para colmo, los señores y señoras que nos dicen "el tiempo" en la tele se frotan las manos (metafóricamente esta vez) ante tal histeria colectiva. Y así, nos atoran las meninges con su inundación informativa sobre dónde y cuánto va a llover, nevar o hacer viento durante los próximos cinco días. Prefiero que me cuenten lo de la crisis, de verdad. Muy a mi pesar, lo prefiero.

En fin, el frío, jode. El frío para la películas navideñas o las de un puñado de antihéroes atrapados en la nieve. O para el reportaje de los machotes que se bañan en aguas heladas mientras sus entrañas absorben el vodka casero descojonándolo todo.

El frío ni en pintura. Que vuelva el calor, cuanto antes, por favor.

miércoles, octubre 22, 2008

Tras estos días...

Tras la decepción por el agotamiento sospechoso y bloqueado de las entradas de AC/DC y una vez superado el disgusto por el falso secuestro del novio de Falete...




Tras ver a Botín ( ¿a este le juzgaron por algo, no?) endiosado por un plano contrapicado para él y otro picado para la entrevistadora (luego los vimos compartiendo cutre-plano para comprobar el engaño) diciendo tonterías...



Tras adquirir productos musicales que aún no he podido consumir y libros que aún no he podido abrir.

Tras consumir mis horas de sueño negociando mi postura con la almohada, el reflujo y los auriculares.

Tras comprobar el auténtico spam que genera esto de los dichosos premios 20blogs y el poco uso que le doy a mi Twitter (menos aún el caso que se le hace)...

Tras certificar el miedo que le tienen todos los contertulios a su compañera María Antonia Iglesias: manos cruzadas sobre la mesa, cabizbaja y esperando su turno para rebatir virulentamente...



Tras descubrir, gracias a Cámara Abierta 2.0, la radio Rockola.fm y escuchar la canción esa de Toto de la que sólo reconozco la palabra "Africa" en la letra (el título también ayuda)...bueno y cuando dice lo de "from you", creo...

Tras beber agua y pensar en el día que nos la pongan por las nubes (habrá que esperar a que llueva para beberla)...

Tras ver que Mijatovic ha engordado una media de kilo y medio, kilo setecientos desde su mítico gol a la Juventus en 1998...(parece un enunciado de tercero de la ESO)...

Tras dudar si el premio del príncipe a San Glugle no haga sino alimentar a un gran hermano que de mayor quiera ser Saturno...

Tras estos días...sólo me queda arrastrarme por estas líneas...

Y poco más...

miércoles, octubre 15, 2008

La grabación

Llego con la hora justa, o sea, llegaba bien pero jadeando y notando el muslo y contra-muslo cargado.
En la entrada me piden la invitación y me indican; las típicas indicaciones de "al fondo a la derecha" que vuelves a repetir como invocando al cielo para no olvidarlas, aún sabiendo que esto no te quitará la pose de perdido.
El auditorio está semivacío, o sea, medio lleno. Público heterogéneo.
La grabación es para un programa de televisión, un concierto. Con su orquesta, sus violines, sus vientos, sus percusiones...y sus voces importantes.


Allí estoy yo, maltrecho por un fin de semana rompe-piernas con más etapas que el Giro y el Tour juntos. Pero allí estoy.

Los técnicos siguen ajustando cosas pero pronto comienza la grabación:
-¡Silencio, estamos grabando!-gritan al aire.

Arranca una pieza musical, archiconocida, que me eleva en una cifra de tres cualquier indicador de estos que te miden en los chequeos médicos. Con esta dopamina improvisada me dejo arrastrar por las melodías y figuras musicales.

-Vale, vale-los músicos paran; un técnico cruza el escenario a toda leche. Los técnicos se distinguen de los que "salen" porque van vestidos como si vinieran del Viñarock y no están maquillados.

-¡Silencio, estamos grabando!-gritan al aire y un poco a uno del fondo que parece que no se ha enterado.

Arranca la pieza musical, la de antes, vuelven mis indicadores a subir. Entonces sale la primera figura y se pone a chapurrear la canción. O sea, que no la canta, que va siguiendo la música y de vez en cuando suelta un "MAAAAAARRRRR"....o un "YOOOOO".

Luego paran todos. Y éste, la primera figura, se dirige por primera vez al público presente para agradecerles la presencia. Primeros aplausos.

Y así continúa la grabación del tema hasta que llega el primer descanso. Los músicos salen pitando (será la profesión) y el público también. Yo espero un rato: no tengo prisa ni me la meten (afortunadamente).
Cuando me decido a salir opto por atravesar la fila que menos personas tiene ocupando plaza. Tan sólo dos.
Sorteo a la primera sin problemas: disculpe-se levanta-pasas-gracias-de nada...

...y entonces llego a la segunda. Una mujer enredada con su móvil me comenta sin dejar de mirar a su pequeña pantalla:
-¡Ais, es que no hay otro sitio por dónde pasar!
-Sí, pero es que la peña pasa por donde hay menos gente-le digo con toda la empatía de que dispongo.
-Oye, que yo soy "gente"- me suelta la muy borde.
No sé si le llego a decir "bonita", pero el resto prometo que sí.

Ya fuera, cerveza en mano (es un concierto en cualquier caso), escucho a un gañán decir que ha sido él quien ha provocado el arranque del primer batir de palmas. Lo cuenta con mucha arrogancia, como un pequeño dictador que se jactase de haber manipulado a las masas. Habría que haberlo aniquilado allí mismo pero ya apuran los músicos los bocatas y el papel de aluminio se hace bola, así que regreso a la sala.

Para la segunda parte opto por cambiar de asiento. El tema a grabar ahora me eriza aún más el vello: varias voces relevantes en el escenario y sobre todo algunas que me dilatan las púpilas hasta la lágrima.

A mi lado dos abuelitas animadas, o sea, de cháchara, comentan todo lo comentable (no sé si del propio concierto o de algún asunto familiar que se les quedó en el tintero del descanso) hasta el mismo momento en que la primera voz empieza a sonar.
O sea, que hasta que no empiezan a cantar, no consideran que ha comenzado la pieza. Bueno, hay quien no para en toda la canción y sólo se calla para aplaudir y decir:
-¡Qué buenos estos tíos!-pero no es el caso.

Al haber más gente sobre el escenario, los tropiezos, despistes y descoordinación son más frecuentes. Unos bromean y otros explotan extrovertidamente.

En mitad de estos dimes y diretes, el mecenas del evento y arreglista de los temas sale a hablar con unos y con otros y a dar pequeñas directrices. Le saludo desde mi butaca aspaventando con la mano, pero, aunque parece haberse dado cuenta, está demasiado ocupado y no me devuelve el saludo. Lo entiendo y creo que mis compañeras de butaca comentan algo por lo bajini mientras asienten con la cabeza.



Va llegando el final, algunas personas desertan de sus butacas y abandonan el lugar como si de una revuelta estudiantil se tratase y hubieran aparecido "los grises" por la platea. Las azafatas andan desbordadas intentando impedir el paso. El regidor pide silencio-estamos grabando. Los zapatos siguen golpeando los peldaños y los susurros se acrecentan a orillas de las puertas.

Tras unos segundos la gente se relaja, los menos se quedan y dejan de dar por culo. Nuestra primera figura lee un mensaje de agradecimiento. La toma ha valido. Nos vamos a casa. Buen trabajo. Gracias a todos por venir. La grabación, por hoy, ha terminado.

¿unas birras?

viernes, octubre 03, 2008

La Comunicación

Parece ser que al mismo tiempo que nuestro microprocesador ha aumentado su capacidad de trabajo, nuestro adsl de bajada-subida de archivos ".rar" y nuestras tarjetas gráficas de pintar dibujos animados con metralletas y puntos de vista subjetivos, ha aumentado nuestra capacidad de asimilar información y desparramarla ante el primer incauto cercano que nos encontramos.

O sea:
Por un lado vivimos una soledad sonora, que nos hace comunicarnos poco verbalmente en nuestra oficina (mucho por e-mail: "un saludo", "un abrazo", "buenas tardes"), en nuestra tienda (si entra poca gente) o en nuestra conserjería (si soy de los bien acoplados, manos en los huevos y mímica o monosílabos como expresiones más cercanas al Homo sapiens sapiens).
Y por otro lado vivimos encuentros breves de tiempo donde vaciamos un volquete de información sobre el primero que nos pregunta qué tal el día, o concreta más.



Lo sufrido de todo esto, es que el ochenta por ciento de las cosas que vertemos de esta manera es un simple drenaje fisiológico, nada interesante pero necesario de expulsar, emociones contenidas: sustos, humillaciones, arrebatos; comentarios sobre sucesos: noticias de prensa, rumores de pasillo, llamadas inoportunas; o preguntas existenciales: ¿qué hago en esta puta oficina?, ¿por qué no hice la oposición?, ¿me iré a vivir a Cádiz?
Todo esto, que se va acumulando a lo largo del día o la semana y que sacamos fuera como si de un huracán con nombre inocente se tratara: "Voy a hablaros de El Niño".

Pero nos pasa a todos, por lo que la comunicación se resume en esperar a que el otro termine para echar lo nuestro a modo de vomitera interminable.

A veces, las más, esta incomunicación suele tener un tercer elemento que, a modo de moderador, interviene en ésta: El televisor.
Así, es normal estar hablando con alguien y que éste, de reojo, eche una visual para ver si hace una palabra de nueve letras en el concurso "sobremesino" o intente comprobar si el tiempo que va a hacer en la cornisa cantábrica afectará en su paseo matutino y manchego del domingo.
La propia televisión alimenta esta nueva forma de comunicación, con los contertulios llenándose de nódulos las cuerdas vocales por decir alguna gilipollez que aumente el share del programa y lo vuelvan a llamar, sin importar argumentos ni informaciones que no vengan de su propia disociada sinapsis.

Otras veces es la ropa de alguien que pasa tras nuestro interlocutor o un canasto de kikos gordos que se cae al suelo, cualquier cosa antes que atender a lo que nos están contando.

Luego nuestros mayores o cualquier individuo con responsabilidad progenitora, se echa las manos a la cabeza viendo a los suyos pasearse con unos auriculares pegados a las orejas durante toda la jornada social. Sin percatarse que la actividad es similar a la que hacen ellos: no escuchar a los que hay en su entorno.

Ahora que lo pienso, puede que lo de acumular más información sea algo de estos nuevos tiempos, pero lo de escuchar me da que desde Altamira.



sábado, septiembre 27, 2008

Paul Newman que estás en los cielos



Paul Newman acaba de morir. Eso dice un comunicado de su fundación. Yo, siempre amarrado a este actor, ahora ya podré invocarle, como Mercedes Sampietro (álter ego de Pilar Miró) hacía en la película "Gary Cooper que estás en los cielos" con el señor Cooper. Cada uno reza a sus santos y el mío, sin duda, es Paul Newman.

No exagero si digo que este actor me ha salvado la vida. Al borde del cataclismo existencial, cuando no tenías por dónde agarrarte, aparecía él fumando en el porche de una mansión sureña en "El largo y cálido verano", con esa pose de perdedor que se reía de su destino y que bordó en la grandiosa "La leyenda del indomable", ese canto a la libertad individual.



Tipo duro y a la vez frágil que se movía por los suburbios como nadie en "El buscavidas", otra vez el genio del perdedor.

Disfruté y sigo disfrutando, metido en el coche con Elka Sömmer en "El premio" y esquivando enemigos fríos para salvar a Edward G. Robinson en otra de sus interpretaciones de hedonista practicante.



Paul Newman también es mi infancia. Yo tumbado en la alfombra de casa, sábado por la noche, la familia compartiendo televisor y allí, en la pantalla, "Cortina Rasgada", también con enemigos sacados de la Guerra Fría, y aquella secuencia en el teatro con la bailarina ofendida clavándole los ojos y denunciándolo a los malos.

Aquel canto al Carpe diem de "Dos hombres y un destino", donde Redford y él parecían como hermanos y uno se ponía, indefectiblemente, del lado de los bandidos, y los acompañaba en aquel salto de muchos metros para caer en el río de aguas turbulentas.



Atormentado, incapaz de satisfacer a la bellísima Liz Taylor y saldando cuentas con el padre rico en "La gata sobre el tejado de zinc".



Y "Harper", "Éxodo", "El color del dinero", "Veredicto final", "El coloso en llamas", "Al caer el sol", "El castañazo", "Ni un pelo de tonto", "Casta invencible", "Camino a la perdición".

Y "El Golpe": Juego de seducción, me hubiera cambiado de sexo si me lo hubiera pedido a cambio de jugar una mano en aquel tren de partidas clandestinas junto al incauto Lonegan.



Siempre peleado con el Óscar, se retrató así en una ocasión (¡cuántos años enmarcada en mi salón!)




El gesto de Newman, insuperable, transmitía y a mí siempre me insufló una esperanza conmovedora: De mayor quiero ser como tú, Paul Newman, que estás en los cielos.



martes, septiembre 23, 2008

Tres son multitud

Me gusta estar solo.
No siempre solo, pero unos ratos sí. A veces dos no son multitud, pero tres ya empiezan a serlo.
Tres personas hablando y ninguna escuchando; o una hablando y dos sin escuchar; o dos hablando entre sí y la otra escuchando la mezcla de interrupciones y sinsentidos.
Sí, tres son multitud para muchas cosas.

El domingo estaba medio viendo el partido de tenis(finalmente decisivo) de la eliminatoria de la Copa Davis (semifinales) de Rafa Nadal y el americano Roddick. Hubiera disfrutado algo más si los comentaristas (petardos de comentaristas) se hubieran limitado a hablar de aquello que de pequeño no entendía y nadie me explicaba, porque en mi casa había raqueta de tenis pero se usaba peor que en "El Apartamento" de Jack Lemmon: eis, seconser, silan sivuplé, madmuasel graf o yus.



Pero no, cuando se juntan tres a narrar, la cosa se tuerce. Bien lo saben los de "La Sexta", que montan el espectáculo lamentable en cada partido de fútbol (aunque la gente debe disfrutar muchísimo con el calvorota moreno: ¡jugón!).

En fin, la cosa se tuerce. Pero ayer no se torció, se trenzó. Los tres figuras de la narrativa, la perspicacia y el sarcasmo entrelazaron su discurso en torno a una misma metáfora: Nadal era un torero en la plaza de toros de Las Ventas.

Así, pude oír toda suerte de sandeces al respecto:
-"Rafa le está toreando".
-"Va a salir a hombros por la puerta grande".
-"Ese 'passing' ha sido como una chicuelina...o una verónica" (ahí se veía el saber taurino).
-"Entramos en el quinto juego, un número muy taurino"-dice uno-"Sí, las cinco de la tarde, la hora de los toros".
-"Rafa está usando la raqueta como si fuera un capote"
-"Rafa está haciendo una faena de aliño".
(notas no ajustadas a la literalidad)

En fin. Me da la sensación que este contagio malsano, esta pesadilla televisiva que emitieron ayer, no se hubiera producido si hubiesen estado dos comentaristas, cualesquiera entre los tres.
Igual que se acosa más a la compañera en el trabajo contando chistes machistas cuando hay tres bocazas masculinas o más.

Tres son multitud, no hay duda, porque dos son mayoría y el tercero se ve arrastrado (con más o menos alegría) hacia la perdición que marcan los otros.

Dicho de otro modo: la multitud cambia y, a veces, mata.



martes, septiembre 16, 2008

Premios 20 blogs

Me acaban de inscribir en los Premios 20 blogs. Que son unos premios que organiza el periódico 20minutos. Sí, ése que te dan por las mañanas y a veces trae una portada publicitaria con el careto de Tom Cruise o Batman y que te llena las manos de tinta, y luego la nariz si te la tocas y la camisa del colega que te acaba de encontrar y tú no habías visto aunque estaba a dos centímetros de tu sobaco infernal y le das un palmotazo en su espalda. Pues ése.

Parece que la categoría a la que opta este blog es la de "Mejor blog de ficción". Que vamos, ni de coña que gana, pero además, esto no es un blog de ficción: esto es la realidad misma. Ficción es otra cosa.
En fin, creo que no hay manera de anular la propuesta.

Es complicado esto de los concursos de blogs. A saber cuántos se presentan: Casi 2000 llevan en 6 días de inscripción abierta. El plazo se acaba en un mes y, suponiendo lo exponencial que suelen aumentar estas cosas, será casi imposible poder votar a uno habiendo echado un mero vistazo a todos. Sirva pues esta plataforma mía, enjuta, microvisitada (gracias visitante, también a los guglenianos y sus décimas de segundo) para poder dejar mi marcador un poco más alto que el de Remedios Amaya en aquel mítico y traumatizante Eurovisión.


Remedios Amaya


Esto de los premios daría para un monólogo de mi amigo David, que ya anda por ahí poniendo vídeos en youtube, por cierto.

Una vez intenté en mi oficina dar los Premios Curro 2007.
Por ejemplo:
Premio a la mejor interpretación en una reunión para...

Sergio!

Premio a la mejor flexibilidad horaria para...

Salomeeeeeé!

Premio Quiero y No Puedo para...

Y así, sucesiva y paulativamente (que diría el gran Carlos Jesús) se irían entregando.

Pero todo quedó en un rato de cachondeo a lo Camera Café, que no es poco.



Espero seguir pasándolo bien, con premio o sin premio.

martes, septiembre 02, 2008

La memoria histórica

Tardé muchos años en encontrarle tras búsquedas intermitentes en mis viajes al pueblo. Visitas a archivos parroquiales, registros civiles, archivos militares.
Consultas a familiares cercanos, vecinos, conocidos.
Al principio fue difícil: nadie quería hablar del tema. Algunos me miraban como diciendo "ahora vienes con esas".
Me estremecía pensar que tocando aquellas fichas de dominó podría estar uno de sus verdugos, o al menos algún instigador, o simplemente alguien que se alegró de su muerte. Pero a los viejos muy viejos, como a los niños muy niños, no se les adivina la maldad. De hecho, se les presupone siempre bondadosos.

A mi abuelo lo "pasearon", mi madre lo recuerda todos los diez de julio, muy tarde. En 1944.

Unos me contaron que se lo llevaron, con dos más, hacia la salida que está hacia el sur. Por otros conseguí saber que había caído, ya tiroteado, por un terraplén. Y que algún labriego, entre el miedo y la compasión, lo cubrió con algo de tierra tras encontrarle casualmente al día siguiente. No logré localizar a este buen hombre, ya me hubiera gustado.

Mi abuelo nunca levantó mano ni puño. Dicen, y las fotos que conservo así me lo confirman, que era muy guapo y que andaba un poco enredado amorosamente. Algunos apuntan a los celos, envidias o cuernos como motivos por los que a algún denunciante se le metió entre ceja y ceja.

Cuando descubrí a mi abuelo desenterré sus huesos con mimo, como intentando curar sus heridas a cada movimiento, cuidándolo ahora que "los malos" no estaban y no podían imponer su voluntad. Como intentando protegerle aunque fuera sesenta y tres años después.

Los limpié y puse en un azafate de paja, que envolví con cuidado en una chaqueta de punto. Y así, como si de un bebé se tratase, lo acuné pegado a mi pecho. No sé porqué comencé a tararear "La Tarara"...
...

Puse sus restos en el asiento delantero, a mi lado, y regresé a nuestra casa, que era la suya, y se los entregué a mi madre. Nunca me he sentido más orgulloso que entonces.

Preparamos café y sacamos anís. Le velamos toda la noche. Una foto en la cabecera de la cama y en ella un ataúd con los restos en su interior. Mi madre no se separó ni un segundo de él.

Yo iba y venía; atendiendo a los familiares y amigos que venían a darnos el pésame. Mucha gente. Casi todo el pueblo presentó sus respetos, unos santiguados y otros con sentidas inclinaciones.

Ya por la mañana salió la comitiva hacia el cementerio. Hacía algo de fresco, pero se estaba bien. Lloramos mucho cuando el párroco dio por concluída la ceremonia y los enterradores comenzaron su trabajo.
-¡Era un chiquillo, era un chiquillo!- balbuceaba su hija a cada paso que nos alejábamos. Mi tío la consolaba.

Yo salía por la puerta del camposanto cuando me paré, por gusto, a coger una oliva de una rama que sobresalía por encima de la tapia. Podrá parecer una locura pero aquella oliva estaba rajada, aromatizada y preparada con salmuera.

Y al morderla su jugo se unió, para siempre, con el jugo de su memoria.

martes, agosto 26, 2008

Guardando las distancias

Lo hacen hasta los mosquitos que se cuelan en mi baño. Pulalan, revolotean incluso acosan, pero guardan las distancias.
Nosotros no. Nosotros nos metemos en la boca del lobo, nos rodeamos, tomamos café con ellos y hasta les reímos las gracias (que ni puta gracia).

Bajamos con ellos en el mismo ascensor; les damos los "buenos días" aunque sólo nos devuelvan un carraspeo; les respondemos a sus correos aunque siempre olviden responder a los nuestros; les informamos de todo aunque ellos nos informan de lo justo, mal y tarde.

Nosotros vamos a reuniones que sólo están hechas, convocadas, para ellos, para que justifiquen horas o para enseñarnos no sé qué galones o para decirnos básicamente sandeces.
Incluso aceptamos ir a las cenas que montan para que el director general se cueza y toque tres culos y coma cuatro orejas. Y en el fondo para que se sientan queridos.

Cumplimos horarios, estrictamente o siempre de más, mientras les vemos aparecer a la hora que les sale de los huevos: ¡Ah, que tienen que llevar a los niños al cole! (los demás no tenemos niños); ¡Ah, que vienes de un cliente! (que acaba de llamar para preguntar si ibas a ir hoy); ¡Ah, que se te ha muerto tu quinta abuela o el hámster! (para el caso que le hacías a ambos...)

Así está montado este tinglado: Todos revueltos.
Ni siquiera hacemos como el pingüino que, intuyendo la presencia del pinnípedo asesino (asesino para él, claro), echa a andar a su ritmito torpe (a nuestros ojos) y evita que la mole le hinque el diente (o el colmillo).


Nosotros no. Nosotros vamos a sus brazos cuando les vemos salivar. Apelamos a no sé qué orgullo para intentar volver a demostrarles que valemos, que estamos de su lado, que les queremos. Sin saber, sin darnos cuenta, de que son de otra especie, no nos entienden, sólo se entienden entre ellos.

Por eso vemos ilógico y ellos tan lógico que Manuel Clavapuñales sea ahora ascendido a gerente y Víctor Rebabosa a director. Que viene a ser como cuando a un capitán le suben de puntas en su estrella por no sé qué méritos en una guerra.

O que el comercial Luis Melostoco Adosmanos trinque comisión por lo que nos curramos los demás en concepto de no sé qué labor de captación, fidelización o pollas en vinagre (válgaseme el improperio) realiza con un cliente que comenta a sus espaldas lo tonto que es.

Y mientras, nosotros, demostrando a unos y a otros; adaptándonos a cambios de horario; sometiéndonos a trescientos procedimientos de aprobación de vacaciones (no te saltes ninguno ni lo dejes en manos de ningún supervisor, que usarán luego éstas para abofetearte según convenga); intentando caer bien al personal, incluso tratando con cariño a la máquina de sándwiches (de qué son, por cierto, de salsa, ¿no?).

Nosotros tenemos que estar a todas y ellos a ninguna.

Y siendo todo esto así. Estando todo esto tan claro. Me pregunto, casi retorciéndome la muñeca para que duela, ¿por qué no guardaremos las distancias con estos hijos de puta?

¿Por qué?



lunes, agosto 18, 2008

La certeza

Obligado a la incertidumbre, si quiero que mi proyecto cuaje, empecé el otro día a darle vueltas a la cabeza.
Y a mirar a mi alrededor: La necesidad de certezas es abundante entre los seres pensantes que me rodean.

Yo mismo soy un buscador nato de certezas, aunque me pase el día con frases evasivas y relativas.

Nos gusta el empleo fijo, que nos hagan "fijo" en nuestra empresa. La palabra "temporal" no nos gusta ni en boca de un meteorólogo. De "provisional" ni hablemos. O, si puede ser, aprobar una oposición "para toda la vida", un puesto fijo, fijo, fijo. Que dé seguridad, estabilidad, que nos quite el desasosiego laboral o al menos sosiegue a nuestros progenitores...

La pareja estable parece coronar un modo de vida sin parangón. Y casarse por la iglesia; por lo civil, consolida la relación, la hace más fuerte. Parece que el hecho en sí la hará perdurar...

Visitar el mismo restaurante, donde nos conocen, nos miman, nos dan la misma mesa nos hace comer más seguros, más a gusto, más estables. También el bar donde te llaman por tu nombre y tú por el suyo al hostelero y te sacan directamente un tercio de Mahou sin decir nada...

Pasear por la misma calle, asirse a la misma compañía y comprar la fruta en la misma tienda...

Amarrarse a los discos de siempre, los géneros de siempre, los autores de siempre...

Vestirse de la misma manera, con el mismo peinado, las mismas tiendas de ropa visitadas...

Insistir sobre las mismas ideas políticas, los mismos argumentos, los mismos pilares filosofales, los mismos principios...

Llenar la agenda de compromisos, quedadas, tareas programadas, cosas importantes que hacer...

Verdades absolutas en la mesita de noche, en la foto colgada, en el recibo recibido...

Y en definitiva, rodearnos de esa certeza, que ahoga tanto o más que la ansiedad del futuro incierto. Que nos llena de lorzas la cintura, por aprovisionarnos en exceso de víveres. Que nos embota siguiendo el hilo argumental de la misma serie de TV o leyendo el mismo periódico. La misma necesidad de certeza que necesitan los prohombres para seguir encima de nuestros higadillos.
Puede ser también que vuelque mi ira contra ésta ahora que la tengo que olvidar un poco.
No lo sé.



Principio de Incertidumbre


sábado, agosto 09, 2008

Volviendo

Más de un mes desde la última entrada, el último post y toda una vida que contar, pero no es la mía, así que me callo.

Envuelto en el olimpismo y en el suertudo 8 del 8 de 2008 me relajo explorando mi panza para compararla con algún abanderado y sonrío: soy olímpico, no hay duda.

Tras la ceremonia (no decepcionó el gran Zhang Yimou) y este espantoso calor que tanto me gusta, intentaré relajarme con más dosis de cerveza, agua y compañía agradable.

También me abandonaré a la lectura de, como dice mi prima, "libros de leer". Aunque tengo algunas dudas que despejar con esto de las olimpiadas chinas, la cultura china (la única que parece milenaria), y el mejunje occidental que nos traemos entre manos con respecto a las personas de ojos rasgados. Lo intentaré entre lectura y lectura.

Aprovecharé también para ir al mercado y escaparme de los supermercados (me deprime ver tantas cajas vacías y el aire acondicionado te lo chupas tú solito), para escribir algún poema o para mirar al Cielo más, a ver si este año veo las putas Perseidas, también llamadas de San Lorenzo, por aquello del santoral.

Luego, en un rato, empezaré a documentarme para el libro que voy a escribir, no sé si esto lo haré en pelota picada o con un pareo mediterráneo, aún no lo tengo decidido. Antes, eso sí, pasaré por el herbolario para llevarme media docena de botes de hierbas: unas para limpiar mi organismo y otras para limpiar mi espíritu, que debe estar de hollín hasta las trancas (terrenal que es uno).

A mi lado me proveeré de todo lo que me inspire, me recuerde lo artista que soy, me hable, me transmita y me prepare para un manotazo visceral sobre un lienzo o un garabato impulsivo sobre un cuaderno de notas ecológico.

A todo esto la tele seguirá puesta y gozaré con las medallas nacionales y de algún que otro país, atleta o equipo que me caiga simpático. No sé si me engancharé con el bádminton o con el lanzamiento de disco: Siempre he sido mucho de método Fosbury y de gimnasia rítmica, sufriendo para que la pelota no se les escape o la cinta se vaya a hacer puñetas, pero hay que dejar un hueco para las nuevas pasiones.

No sé si ya lo he dicho: Ahora soy bohemio.



viernes, julio 04, 2008

La justicia

Lo que pasó el domingo, sí, eso de la Eurocopa, no tenía nada que ver con el fútbol. Si no, no se explica.

No tenía nada que ver con el forofo de gran apertura maxilar, ni con el inapetente seguidor tras la derrota de su equipo.

Tampoco tenía nada que ver con el simple caballero que ante un dos-cero a favor de su club de siempre, de su equipo del alma, de su vida, arrima "cebolleta" hacia su señora fumadora y comedora de chicle.

No tenía que ver con nada eso. Aunque el otro día, el domingo, todos lo celebramos en una piña tan heterogénea como incomprensible en seres vivos capaces de reconocerse a sí mismos y a sus congéneres.

No tenía nada que ver. Porque lo que pasó el domingo saldó una deuda arrastrada desde hacía muchos años.
España, la selección española, la de fútbol, la de la máxima categoría, había caído demasiadas veces injustamente:

Todos sufrimos con el codazo a Luis Enrique en el Mundial del 94, con el jodido árbitro contra los coreanos en el 2002, con los penaltis en Inglaterra 96.
Nos desangrábamos en cada competición y nadie nos ponía una toalla. Los contrarios se reían de nosotros, los árbitros también, la prensa, los turistas que arrasan nuestras costas.


Cada competición mal concluída nos hundía más en la depresión comunitaria, en la decepción. Sólo algunos aficionados se curaban las heridas con goles de sus equipos en la liga nacional o en campeonatos internacionales de clubes. Y enseguida arrancaba otra fase de clasificación y poco a poco nos volvíamos a enganchar y luego la competición propiamente dicha, lo que llaman la fase final de la Eurocopa y el Mundial. Y volvía a pasar, volvían a eliminarnos.

Pero no era que nos pasaran por encima, no era que jugaran a un gran nivel y nos volviéramos para casa como un saltador de longitud tras hacer tres nulos en la primera eliminatoria. Ya me hubiera gustado a mí:
Primer salto............¡nulo!
Segundo salto...........¡nulo!
Tercer salto............¡nulo!, me levanto, me sacudo la arena y saludo a todo el estadio, que me aplaude.
¡La gloria!

No. Nos humillaban. Éramos superiores y perdíamos. Las artimañas nos mataban, las tretas nos desvalijaban el ánimo.

Hasta que llegó esta selección. Ningún crédito. Ni la inoperante federación que, por no hacer, nunca cambiaba nada, esta vez se dejó llevar y no renovó al seleccionador.

Y entonces jugamos(jugaron, vaya) y la metimos(la metieron, vaya). Y ganamos. Y se hizo justicia.






Y ése era el sentimiento que flotaba el domingo en las fuentes invadidas por niñatos descontrolados y algún madurito con ansia de fiesta. El sentimiento del que se ha liberado, del que ha recibido, por una vez, una recompensa a tantos años de injusticia.

Todos comentamos la jugada entre gritos, camisetas rojas y alcohol; y al día siguiente seguimos comentando la jugada en el lugar de trabajo. La puta justicia, lo que se hace esperar.



Unos días más tarde la justicia volvía a aparecer aunque nadie lo comentó en mi oficina. No lo juzgo, es normal.

Ocurría en Colombia.

domingo, junio 22, 2008

España 4 - Italia 2

Sería inadecuado entrar por aquí a estas horas con otro tema. Sería inadecuado, no por nada, sino porque escribiría sobre algo ajeno a mis pensamientos y envuelto en una emoción que no le correspondería.

Por eso hay que escribir sobre el partido de España contra Italia, y de la emoción.

Saber gestionarla, saber valorar esa zozobra que nos inunda cuando ataca el rival; esa rabia cuando el árbitro se hace el sueco, aun siendo alemán; esa desesperación al ver avanzar el reloj y nada, que otra vez nos quedamos en cuartos, que otra vez los italianos, que otra vez.

Hoy he elegido no ver los penaltis, sólo sentirlos y reconocerlos por los que gritaban cerca y en otras casas. Estaba preparado para la decepción, más que nunca, quizá todos estábamos más preparados que nunca, y quizá esa fue la clave.

Es un placer extraño, porque uno intenta huir de convencionalismos, evitar enmarañarse con el furor colectivo, retirarse a una habitación rodeado de todo menos de fútbol, toros y rumba. Pero al final pica. La sangre caliente, mezclada por todas las civilizaciones mediterráneas, le golpea las arterias:

Las sienes palpitan, el corazón se siente como un altavoz saturado a decibelios, los puños se cierran y las piernas se mueven sin cesar. Y comienzas a acumular tensión, apenas desfogada con algún golpe en la mesa, un grito y un resoplido.

Muchos minutos. Para al final, o bien drenarla durante horas si el partido acaba en decepción o bien dispararla fuera durante treinta segundos de felicidad compartida.

Esta noche ha ocurrido lo segundo, lo bueno, lo divino, lo mejor. Esta noche nos hemos curado.

Todo esto puede parecer una tontería, pero ¿es una tontería la emoción?




lunes, junio 16, 2008

Paseando entre libros

Ir a la Feria del Libro de Madrid, si hay tiempo y coincide además que no hace mal tiempo, siempre es un placer. Más por el paseíto, el helado y el avistamiento de caras conocidas o idolatradas que por el hecho en sí de rodearse de tan maravilloso objeto.

De todo, lo que más me gusta, por kitsch, por excéntrico, son las personas, personajes quizás, que van repartiendo panfletos, o regalan poemas, o muestran sus escritos en una tablilla: Siempre pelos largos, a su aire, bohemios, locos, extravagantes.

No los tenemos demasiado en cuenta porque nos mola más el rollito escritor joven, guapo y con chaqueta tertuliana o mayor, cascarrabias y de ágil lenguaje.
Sí, también pasamos, asustados y guardando las distancias, por las casetas que "imponen" los ministerios, el "boe" o consejerías varias y sentimos más que rechazo por las que venden "tochacos": enciclopedias, libros con pan de oro o de heráldica.

También huyes del entregador de marca-páginas de una conocida operadora de telefonía: la publicidad llena hasta la arcada.

Nos gusta más ver a una ¿presentadora? ¿locutora? ¿periodista? firmando libros como el que presenta las últimas joyas diseñadas por Marina Carajo, que diseña como el que hace cuadros de miga de pan, por gusto pero a otro nivel.

Luego veo una cola: algo gratis; luego me mira un firmante solitario y me apiado de él. Aquel que se confunde con el dependiente, el que no tiene foto ni casi nombre y que te mira como diciendo: "¡Venga, conóceme!". Pero no, no me suena. La caseta, inundada de libros de dragones, tampoco ayuda.

En la feria, Panero se siente, imagino por su gesto, nuevamente encerrado. Por eso saluda y sonríe a los que lo hacen desde el otro lado del mostrador.
1000 euros cuesta traerle, dice un gestor de la caseta a alguien que reclama saludar al poeta (quizá por amistad anterior) de manera más cercana.
Pero no, el poeta debe seguir firmando para rentabilizar el contrato cárnico.

Cuenta Calamaro en su blog que le vio. Yo también a ambos, en mágica carambola con sabor a cigala con las patitas muy fritas. A Andrés le saludé para agradecerle sus canciones y él, cariñoso, me devolvió las gracias y saludo afectivo.



A Leopoldo le dejé en paz, con su enajenación, esta vez justificada (¿y cuándo no?), con sus pitillos encendidos uno tras otro. Consumiendo muerte adrede, encontrando en su castigo la liberación del que sólo tiene en su fumeteo ejercicio de la libertad.

Entre tanto impostor a letrista que encuentro en el ferial me da un enorme placer encontrarme a estas personas.


Tanto como a Cándida Villar, la asistenta de los Fesser convertida primero en crítica de cine, luego en actriz y ahora a recetadora formal en un libro de cocina. Esta mujer, salvada de su propia biografía, me mira feliz y vivaracha.
-¿habéis visto la película?...fíjate que yo no había hecho nada de eso y ha salido una cosa buena, ¿eh?-suelta.

Lo que digo, me quedo con los locos.



La respiración contenida

De un día para otro vino la hostia y cortó la respiración. Un virus malo, malísimo, llega, se expande, mata, colapsa. De un día para ot...