lunes, abril 28, 2008

Historia de una cámara 2ª Parte

Quedaban 5 días...

Cogí el coche temprano, para ser sábado, temprano: a las 13:30 ya estaba arrancando el motor. En veinte minutos circulaba con mi bolido por el centro y, sobrado y con un movimiento de volante que ni los Starsky y Hutch, clavé el coche en un sitito de zona azul.



Como eran las 14:00 y el horario de pagar era hasta las 15:00, eché mi eurito o algo (algunas cosas desagradables las olvido rápido), puse mi ticket de "toma-Gallardón-para-la-precampaña" y me dispuse a dar un paseo hasta la tienda de fotos de Morcipania arropado por un tiempo espléndido.
Caminaba dando botes (nada parecido a mi estresante caminar del día anterior) gozando del sol, las vistas y la ilusión de la pronta obtención de mi objetivo digital.

No me costó mucho encontrar la calle, paralela a una de las principales. Pero según me acercaba al local en cuestión llegaban hasta mis receptores visuales signos evidentes de abandono o cierre.
-La página no está actualizada y ya no están en esta dirección- fue lo primero que pensé.
Al llegar a la puerta simplemente pensé y casi mascullé:
-¡Qué hijos de puta!

Estaba cerrado.
Un cartel improvisado rezaba: "Permanecerá cerrado de 14:00 a 16:30".

El horario que ponía en la página era ininterrumpido desde la mañana a la tarde pero era evidente que la realidad era otra.

No digo yo que no tengan que irse a comer estos muchachos, ojo. También es cierto que, en dos horas y media, tranquilamente podían incluso hacer de testigos en una boda y quedarse al banquete hasta la apertura del baile.
En cualquier caso allí el que estaba jodido era yo porque:

1) Tenía mi coche bien aparcado y con tan sólo un eurito o algo (no sé a cómo está ahora el panfleto electoral, lo mismo le meten una ecotasa o algo y vale más) podía hacer muchas gestiones y si me iba a casa para luego volver, ya tendría otra vez que luchar por el sitio.

2) Estaba sin comer.

3) No tenía muchos más días para volver al centro a por la cámara.

Decidí irme de tiendas y seguir mi paseo reparador, que ahora lo necesitaba más que nunca y más que nada para sosegar mi ánimo.

Compré aquí y allá, aproveché para comprar otros regalos atrasados y próximos y también comí algo, así por la calle, con los churretes de salsa recorriendo falanges y palmas.



Morcipania su tienda de "confiancia":

A las 16:35 ya estaba entrando en la tienda: diáfana. Sólo algunas cajas y al fondo dos chavalitos de estos que parecen dinámicos pero que estaban lentos (sin duda la comida había sido espectacular) tras un mostrador y sendos "pecés" a su servicio.

Casi no tuve que esperar así que se me pasó cualquier reminiscencia de enfado y encaré la situación positivo y alegre.

-Hola, quería la Nisun AXT 95; que la he visto por internet y dice que la tenéis aquí en stock, que no hace falta pedido ni nada.

-¿La Nisun AXT 95?-dijo el dinámico anticipando un lamento-Pues espera pero creo que no la tenemos.

Consultó en el "pecé", yo creo que más bien hizo un poco de paripé y me dijo:
-Efectivamente, no. Habría que pedirla.

Yo, a modo de pseudoqueja, insistí un poco:
-Y ¿cómo pone en la página que la tenéis en stock?

El dinámico me ponía caritas pero creo que eran de evocación del chuletón que se habría apretado.
-Lo siento, no la tenemos.

Luego me dijo que si la pedían ellos tendría que ir a recogerla allí, a la tienda y que los gastos de envío eran los mismos que si lo hacía yo desde casa. Y que como en fin de semana no se montaban pedidos daba igual cuándo hiciera el mismo porque con que lo hiciera con tiempo para que el lunes estuviera todo correcto, el miércoles tendría en casa la cámara.

Bueno, entraba dentro del plazo. Un poco justo pero entraba. Y para que me costara lo mismo, casi mejor que ya lo enviaran a casa y no tener que venir entre semana al centro.
Así pues, me fui de allí con las manos vacías (bueno, con las bolsas del resto de compras) y mi decepción a cuestas.

Llegué a casa casi a las seis de la tarde con más ganas de tumbarme en el sofá que de ponerme a hacer pedidos por internet. Tenía primero que asimilar todo aquello.

Dormitando recordé La Nisun AXT 95 dando vueltecitas en su pequeño pedestal y a la dependienta de la HACENÁ diciéndome: "Esta oferta acaba hoy-Esta oferta acaba hoy-Esta oferta acaba hoy-Esta oferta acaba hoy...".

Me desperté con hambre (tampoco había comido demasiado, bueno, ¡siempre me despierto con hambre qué huevos!) así que me preparé alguna tapita y me puse a asimilar su textura: "Las penas con pan son menos", el dicho popular volvía a refrendarse una vez más.

Tras el festín no sólo había perdonado a los dinámicos tragaldabas por no tener mi cámara en la tienda si no por el atracón que sospechaba había sucedido en las dos horas y media de cerrojazo imprevisto.

Se hacía tarde y seguía sin ganas de entrar en el mundo virtual. Además, daba igual cuándo hiciera el pedido, hasta el lunes nadie movería un dedo por mi idolatrada cámara.

Quedaban 4 días...



lunes, abril 21, 2008

Historia de una cámara Iª Parte

Andaba yo buscando una cámara de fotos de estas digitales para regalar. Dos problemas:
Uno: Elegir la cámara en cuestión.
Dos: Tenía una fecha tope para hacer el regalo: 7 días.
Tres: El "brusaíto" (como escuché decir una vez).

Tras hacer unas cuantas consultas a páginas especializadas, todo por interné, claro, y consultar también a mi amigo especialista en fotografía, ya tenía más o menos claro con qué cámara me iba a quedar: La Nisun AXT 95.
Uno: Porque era ultracompacta (quería que fuera pequeña para poder llevarla con comodidad a todo tipo de actos).
Dos: Porque Nisun es una buena marca, y además ya sé cómo funciona. Pasa un poco como con los móviles: cambias de Lokia a Jony y te toca aprender de nuevo a enviar un "sms".
Tres: El "brusaíto".
Cuatro: El "robocó".

Aún así, aún dudaba entre el modelo anterior, La 90 y el modelo nuevo, la 105. La diferencia de precio y las dudas entre unas prestaciones y otras me dejaron como estaba: en el medio de la mitad.

Total, que estaba yo exultante de alegría: cámara elegida, tiempo de sobra...me crecí...

Quedaban 6 días...

Consulté precios acá y allá pero al final resultó Morcipania el mejor sitio para comprarlo (de los de interné me refiero).
Ofrecían varias ofertas a modo de packs:
Cámara + batería + bolso: tanto.
Cámara + batería + memoria: tanto otro.
Cámara + batería + lata de fabada litoral: tanto otro más. Este era el que me parecía más estimulante, dicho sea de paso.

Ya casi decidido a comprar me dije a mí mismo: Mira en la página de HACENÁ a ver qué precio tienen...
¡Clinck! (¡Eureka!, ¡Oops!, ¡Tracatrá!, dicen otros).

Resulta que por 30 euros más la tenía allí mismo. Sin contar que la otra vendría mediante pedido y me cobraban 10 euros de gastos de envío. O sea que por 20 euros tenía la cámara ya asegurada y lista para el embalaje final.

Esa misma tarde fui a la tienda (no a la virtual) a ver la cámara en persona, para ver si había "filin", si nos gustábamos para poder gustar después a su propietaria final.

Llegué y fui directo hacia ella, allí, mezclada en otras, todas en su pequeño pedestal. Mi psicomotricidad o lo que coño sea mi forma de andar es la más parecida a la de un atleta de marcha. O sea, que pierdo la compostura al andar lo que me hace víctima perfecta para el vendedor de turno (vendedora en este caso) que intuye ante estos movimientos cierta carencia de inteligencia.

-¿Te puedo ayudar en algo?- pregunta solícita y maja ella.
-Estoy mirando ésta- digo mientras señalo con el dedo.

Ella coge la cámara con brío y desparpajo. Me habla en tono suave, lo cual me agrada, y me comenta ciertos aspectos técnicos que superan con creces mis conocimientos fotográficos:
-Entre ésta y ésta prácticamente no hay diferencia: Ésta tiene 879/390 y la otra 879/390, o sea, igual. Y es lo más importante. Luego ésta tiene un milímetro más de grosor y el diseño es distinto, pero vamos, que te recomiendo ésta- O sea, la que ansiaba por llevarme.


La única pega:

-Esta oferta acaba hoy- dice mi hasta ahora exquisita vendedora.

Aquello de meter prisa me tocó bastante los cojones. Sí, yo estaba decidido, pero la verdad es que tenía aún alguna que otra baza que jugar y pensaba hacerlo al día siguiente. El problema era que eso me haría descartar ya la oferta de la HACENÁ ya que, según la susodicha comercial, al día siguiente la cámara subía nada más y nada menos que 30 euros de precio, y claro, aquello escocía un poco.

Como a mí bajo estrés se me nubla el intelecto salí de allí por patas, con mi estilo "marcha", agradeciendo a la fantástica colaboradora sus explicaciones y consejos pero desestimando la oferta.

La baza que faltaba:
Morcipania, aunque basa su estrategia comercial en los pedidos por internet, también tiene tiendas físicas, de esas de puertas con bisagras y personal tras un mostrador.
En la página ponía que mi cámara estaba disponible en la tienda sin necesidad de hacer pedido lo cual me haría poseer el regalo, al precio que inicialmente me había seducido y con tan sólo un pequeño desplazamiento al centro.

Así, me busqué un hueco para ir a la mañana siguiente, sábado:

Quedaban 5 días...



miércoles, abril 09, 2008

A votar...en el concurso

Siguiendo la estela del post anterior, la que nos llevó a Soria para animar a David en su concurso, ahora toca darle un impulso en forma de voto.

Al parecer los organizadores han pensado en habilitar una zona de votantes para que cada uno y cada cual vote y se exprese.

No estaría mal que pasárais a votar por mi colega David, o a quien más os guste (conozco a un tal Juan que así lo hizo en una ocasión: todos votamos a mi colega pero a él le gustó más otro).

Han colgado un corte de 2 minutos aproximadamente a modo de presentación. Os aseguro que la actuación de más de uno da para más y de otros da para menos.

Desde mi modesto púlpito yo le brindo mi apoyo, por aquello de nuestra amistad clavada a una barra.

¡Suerte!

domingo, abril 06, 2008

Camino Soria

Ya lo decía Urrutia: "A la ribera del Duero existe una ciudad...".
Este fin de semana nos lo hemos pasado por Soria para animar a David en su concurso de monólogos.

Y "de primeras" se me ocurren dos reflexiones:

1ª Reflexión) Que el lema "Soria ni te la imaginas" es cojonudo (ya lo sabía) y corrobora las sospechas del autor. Porque ni me la imaginaba así de bonita, pacífica y acogedora. Simplemente no me la imaginaba, o sí: Un tanto vetusta, románica y gris. No sé si será el clima que ha hecho estos días, que me ha permitido ir luciendo pantorillas camino a San Saturio o los ojos de la Sra. Truman, que me alientan y sosiegan, pero el caso es que he tenido la misma sensación que encuentro en las playas de Cádiz cuando empieza a caer el sol pero hay tiempo para un último baño: Paz y Felicidad.



2ª Reflexión) De cada cuatro letreros que te encuentras por la calle, uno dice algo de Antonio Machado. Uno empieza a creer que con este ilustre poeta pasa como con las reliquias religiosas: todo templo tiene algo de la cruz, el árbol o las ropas testigos de aquel lamentable y maltraído suceso. Pues con Machado uno tiene la sensación de que harían falta al menos tres vidas para haber estado en tantos sitios viviendo, impartiendo clases o simplemente paseando.

Estas son mis reflexiones "de primeras", "de segundas" seguro que se me ocurren más, pero ando cansadillo con lo ajetreado de estas últimas horas.

Por cierto, con mi amigo no soy objetivo pero como siempre, me gustó cómo lo hizo. También me gustaron algunos de sus rivales y la fiesta que nos marcamos el viernes.

Y como ejemplo de fiesta la que organizan los clubs de fútbol de Numancia y Málaga, que convierten la peligrosa rivalidad de otros enfrentamientos deportivos en una fiesta por todo lo alto. Un ejemplo a seguir.


"Voy camino Soria,
¿tú hacia dónde vas?
Allí me encuentro en la gloria
que no sentí jamás."


La respiración contenida

De un día para otro vino la hostia y cortó la respiración. Un virus malo, malísimo, llega, se expande, mata, colapsa. De un día para ot...