sábado, septiembre 27, 2008

Paul Newman que estás en los cielos



Paul Newman acaba de morir. Eso dice un comunicado de su fundación. Yo, siempre amarrado a este actor, ahora ya podré invocarle, como Mercedes Sampietro (álter ego de Pilar Miró) hacía en la película "Gary Cooper que estás en los cielos" con el señor Cooper. Cada uno reza a sus santos y el mío, sin duda, es Paul Newman.

No exagero si digo que este actor me ha salvado la vida. Al borde del cataclismo existencial, cuando no tenías por dónde agarrarte, aparecía él fumando en el porche de una mansión sureña en "El largo y cálido verano", con esa pose de perdedor que se reía de su destino y que bordó en la grandiosa "La leyenda del indomable", ese canto a la libertad individual.



Tipo duro y a la vez frágil que se movía por los suburbios como nadie en "El buscavidas", otra vez el genio del perdedor.

Disfruté y sigo disfrutando, metido en el coche con Elka Sömmer en "El premio" y esquivando enemigos fríos para salvar a Edward G. Robinson en otra de sus interpretaciones de hedonista practicante.



Paul Newman también es mi infancia. Yo tumbado en la alfombra de casa, sábado por la noche, la familia compartiendo televisor y allí, en la pantalla, "Cortina Rasgada", también con enemigos sacados de la Guerra Fría, y aquella secuencia en el teatro con la bailarina ofendida clavándole los ojos y denunciándolo a los malos.

Aquel canto al Carpe diem de "Dos hombres y un destino", donde Redford y él parecían como hermanos y uno se ponía, indefectiblemente, del lado de los bandidos, y los acompañaba en aquel salto de muchos metros para caer en el río de aguas turbulentas.



Atormentado, incapaz de satisfacer a la bellísima Liz Taylor y saldando cuentas con el padre rico en "La gata sobre el tejado de zinc".



Y "Harper", "Éxodo", "El color del dinero", "Veredicto final", "El coloso en llamas", "Al caer el sol", "El castañazo", "Ni un pelo de tonto", "Casta invencible", "Camino a la perdición".

Y "El Golpe": Juego de seducción, me hubiera cambiado de sexo si me lo hubiera pedido a cambio de jugar una mano en aquel tren de partidas clandestinas junto al incauto Lonegan.



Siempre peleado con el Óscar, se retrató así en una ocasión (¡cuántos años enmarcada en mi salón!)




El gesto de Newman, insuperable, transmitía y a mí siempre me insufló una esperanza conmovedora: De mayor quiero ser como tú, Paul Newman, que estás en los cielos.



martes, septiembre 23, 2008

Tres son multitud

Me gusta estar solo.
No siempre solo, pero unos ratos sí. A veces dos no son multitud, pero tres ya empiezan a serlo.
Tres personas hablando y ninguna escuchando; o una hablando y dos sin escuchar; o dos hablando entre sí y la otra escuchando la mezcla de interrupciones y sinsentidos.
Sí, tres son multitud para muchas cosas.

El domingo estaba medio viendo el partido de tenis(finalmente decisivo) de la eliminatoria de la Copa Davis (semifinales) de Rafa Nadal y el americano Roddick. Hubiera disfrutado algo más si los comentaristas (petardos de comentaristas) se hubieran limitado a hablar de aquello que de pequeño no entendía y nadie me explicaba, porque en mi casa había raqueta de tenis pero se usaba peor que en "El Apartamento" de Jack Lemmon: eis, seconser, silan sivuplé, madmuasel graf o yus.



Pero no, cuando se juntan tres a narrar, la cosa se tuerce. Bien lo saben los de "La Sexta", que montan el espectáculo lamentable en cada partido de fútbol (aunque la gente debe disfrutar muchísimo con el calvorota moreno: ¡jugón!).

En fin, la cosa se tuerce. Pero ayer no se torció, se trenzó. Los tres figuras de la narrativa, la perspicacia y el sarcasmo entrelazaron su discurso en torno a una misma metáfora: Nadal era un torero en la plaza de toros de Las Ventas.

Así, pude oír toda suerte de sandeces al respecto:
-"Rafa le está toreando".
-"Va a salir a hombros por la puerta grande".
-"Ese 'passing' ha sido como una chicuelina...o una verónica" (ahí se veía el saber taurino).
-"Entramos en el quinto juego, un número muy taurino"-dice uno-"Sí, las cinco de la tarde, la hora de los toros".
-"Rafa está usando la raqueta como si fuera un capote"
-"Rafa está haciendo una faena de aliño".
(notas no ajustadas a la literalidad)

En fin. Me da la sensación que este contagio malsano, esta pesadilla televisiva que emitieron ayer, no se hubiera producido si hubiesen estado dos comentaristas, cualesquiera entre los tres.
Igual que se acosa más a la compañera en el trabajo contando chistes machistas cuando hay tres bocazas masculinas o más.

Tres son multitud, no hay duda, porque dos son mayoría y el tercero se ve arrastrado (con más o menos alegría) hacia la perdición que marcan los otros.

Dicho de otro modo: la multitud cambia y, a veces, mata.



martes, septiembre 16, 2008

Premios 20 blogs

Me acaban de inscribir en los Premios 20 blogs. Que son unos premios que organiza el periódico 20minutos. Sí, ése que te dan por las mañanas y a veces trae una portada publicitaria con el careto de Tom Cruise o Batman y que te llena las manos de tinta, y luego la nariz si te la tocas y la camisa del colega que te acaba de encontrar y tú no habías visto aunque estaba a dos centímetros de tu sobaco infernal y le das un palmotazo en su espalda. Pues ése.

Parece que la categoría a la que opta este blog es la de "Mejor blog de ficción". Que vamos, ni de coña que gana, pero además, esto no es un blog de ficción: esto es la realidad misma. Ficción es otra cosa.
En fin, creo que no hay manera de anular la propuesta.

Es complicado esto de los concursos de blogs. A saber cuántos se presentan: Casi 2000 llevan en 6 días de inscripción abierta. El plazo se acaba en un mes y, suponiendo lo exponencial que suelen aumentar estas cosas, será casi imposible poder votar a uno habiendo echado un mero vistazo a todos. Sirva pues esta plataforma mía, enjuta, microvisitada (gracias visitante, también a los guglenianos y sus décimas de segundo) para poder dejar mi marcador un poco más alto que el de Remedios Amaya en aquel mítico y traumatizante Eurovisión.


Remedios Amaya


Esto de los premios daría para un monólogo de mi amigo David, que ya anda por ahí poniendo vídeos en youtube, por cierto.

Una vez intenté en mi oficina dar los Premios Curro 2007.
Por ejemplo:
Premio a la mejor interpretación en una reunión para...

Sergio!

Premio a la mejor flexibilidad horaria para...

Salomeeeeeé!

Premio Quiero y No Puedo para...

Y así, sucesiva y paulativamente (que diría el gran Carlos Jesús) se irían entregando.

Pero todo quedó en un rato de cachondeo a lo Camera Café, que no es poco.



Espero seguir pasándolo bien, con premio o sin premio.

martes, septiembre 02, 2008

La memoria histórica

Tardé muchos años en encontrarle tras búsquedas intermitentes en mis viajes al pueblo. Visitas a archivos parroquiales, registros civiles, archivos militares.
Consultas a familiares cercanos, vecinos, conocidos.
Al principio fue difícil: nadie quería hablar del tema. Algunos me miraban como diciendo "ahora vienes con esas".
Me estremecía pensar que tocando aquellas fichas de dominó podría estar uno de sus verdugos, o al menos algún instigador, o simplemente alguien que se alegró de su muerte. Pero a los viejos muy viejos, como a los niños muy niños, no se les adivina la maldad. De hecho, se les presupone siempre bondadosos.

A mi abuelo lo "pasearon", mi madre lo recuerda todos los diez de julio, muy tarde. En 1944.

Unos me contaron que se lo llevaron, con dos más, hacia la salida que está hacia el sur. Por otros conseguí saber que había caído, ya tiroteado, por un terraplén. Y que algún labriego, entre el miedo y la compasión, lo cubrió con algo de tierra tras encontrarle casualmente al día siguiente. No logré localizar a este buen hombre, ya me hubiera gustado.

Mi abuelo nunca levantó mano ni puño. Dicen, y las fotos que conservo así me lo confirman, que era muy guapo y que andaba un poco enredado amorosamente. Algunos apuntan a los celos, envidias o cuernos como motivos por los que a algún denunciante se le metió entre ceja y ceja.

Cuando descubrí a mi abuelo desenterré sus huesos con mimo, como intentando curar sus heridas a cada movimiento, cuidándolo ahora que "los malos" no estaban y no podían imponer su voluntad. Como intentando protegerle aunque fuera sesenta y tres años después.

Los limpié y puse en un azafate de paja, que envolví con cuidado en una chaqueta de punto. Y así, como si de un bebé se tratase, lo acuné pegado a mi pecho. No sé porqué comencé a tararear "La Tarara"...
...

Puse sus restos en el asiento delantero, a mi lado, y regresé a nuestra casa, que era la suya, y se los entregué a mi madre. Nunca me he sentido más orgulloso que entonces.

Preparamos café y sacamos anís. Le velamos toda la noche. Una foto en la cabecera de la cama y en ella un ataúd con los restos en su interior. Mi madre no se separó ni un segundo de él.

Yo iba y venía; atendiendo a los familiares y amigos que venían a darnos el pésame. Mucha gente. Casi todo el pueblo presentó sus respetos, unos santiguados y otros con sentidas inclinaciones.

Ya por la mañana salió la comitiva hacia el cementerio. Hacía algo de fresco, pero se estaba bien. Lloramos mucho cuando el párroco dio por concluída la ceremonia y los enterradores comenzaron su trabajo.
-¡Era un chiquillo, era un chiquillo!- balbuceaba su hija a cada paso que nos alejábamos. Mi tío la consolaba.

Yo salía por la puerta del camposanto cuando me paré, por gusto, a coger una oliva de una rama que sobresalía por encima de la tapia. Podrá parecer una locura pero aquella oliva estaba rajada, aromatizada y preparada con salmuera.

Y al morderla su jugo se unió, para siempre, con el jugo de su memoria.

La respiración contenida

De un día para otro vino la hostia y cortó la respiración. Un virus malo, malísimo, llega, se expande, mata, colapsa. De un día para ot...