viernes, octubre 14, 2011

Pablo Gime: El Verbo

Hablar de Pablo Gime es hablar del Verbo.



Pablo es un no parar. Tiene un verbo insano,
-atrevido,
-jocoso,
-tremebundo,
-sórdido,
-casposo,
-cañí,
-gato,
-grotesco,
-soberbio,
-innato,
-metalingüístico,
-rapaz,
-veloz,
-perpetuo,
-eterno,
-hilarante,
-actual,
-posterior,
-precoz,
-natural,
-sabido,
-recóndito,
-salaz,
-aplaudido,
-sorprendente,
-maravilloso,
-único,
-mordiente,
-propio,
-descabellado,
-infame,
-bestial,
-rápido,
-ágil,
-caótico,
-sagaz,
-atrevido,
-ocurrente,
-gestual,
-lírico,
-simiesco...

Pablo Gime adorna cada frase, matiza la oración, le da gesto, pose, pausa. Acompaña la reflexión. Le da textura al hecho mismo del humor. Crea risa, provoca comedia.

Charlar con Pablo es pedir a Dios una cámara de vídeo y una toma larga para que quede todo tal cual sucede: con su tercio, su cigar, su mirada, su gestito, su voz.

Estar con él es estar en la laguna de la comedia pura. Sacar de la roca la Excalibur de la parodia. Encontrar la piedra filosofal: tener respuesta para todo a un ritmo infernal. Encadenar chistes, rimas, comentarios, neologismos, comparaciones odiosamente buenas. Relacionar el antes y el ahora, llenar de tréboles de cuatro hojas la llanura de la rutina, inventarse una religión atea y segada de iconografía barata.

Buscar un diezmo para este proxeneta de la humorada, que nos explota como los malos en las películas: con honor y glamour.

Pablo Gime no tiene texto, crea evangelios cada quince minutos. Rodea, atrapa, cautiva.

Uno se hace correligionario de su extraña carrera cómica. Abandona sus sentidos y venera al creador.

Pero Pablo Gime, además, es un buscavidas sin sueldo, es el tipo que en los western te cuenta su azarosa vida: lo mismo un cigar con Natalie Portman que una sesión con Resines; que una anécdota con el coronel o con el mango de una gasolinera.

Una vida marcada por la supervivencia, por la cuerda floja, por el estrés del control parametrizado, por las dudas, por el arrojo y por el convencimiento de que John Wayne está de vuelta y eso neutraliza a cualquier indómito pardillo que se acerque a curiosear.

Con Pablo Gime puedes llegar a parar el coche porque te mueres de la risa. Utiliza el bucle como nadie, marca tendencia y destroza cualquier método cognitivo sobre el humor. En definitiva: Nos deja a todos a la altura del betún más adiposo y negruzco.


En la comedia hay sitio para todos, pero siempre, ese sitio, lo ha dejado libre Pablo Gime para tí.

Él es Pablo Gime. Él es El Verbo.

miércoles, julio 27, 2011

Miki Maka (El Show)

Entrar al Show de Miki Maka es como recibir un fuerte abrazo de cariño y buen rollo. Desde que comienza el show, con temas que te dan la bienvenida, hasta la despedida, con temas que te invitan a salir canturreando la grandeza que provoca el escenario, uno se ve enganchado por la energía y el sentido del humor de Miki Maka.

Lanza verdades como puños, nos hace viajar a los 80's y los 90's. O nos descubre, con enormes sketchs, los problemas de comunicación del consumidor medio.

La televisión, la música y lo que nos une en nuestra idiosincrasia forman una parte importante del show. Desde su particular prisma no da tregua al aplauso, a la risa. El público no para de reír y ya está aplaudiendo por otra cosa. Su compañero de andanzas, Charlie Beluga, le da réplica, soporte y apoyo. Miki se mueve, se para, hace el ganso. Una auténtica demostración de lo que debe ser un espectáculo.

Uno lo ve dominando la escena y a la vez disfrutando con lo que hace. Tiene ese puntillo de locura que hace que todos vibremos con un show vivo, físico, movido.




Miki Maka tiene el corazón en el estómago y desde allí te va soltando todo lo que quieres oír y más.


Miki suda la camiseta, la empapa. A la salida, todos se llevan su "hasta luego", su "gracias". Yo le doy un abrazo y noto el frío del que se ha vaciado esta sesión, como todas, dándole al público más de lo que esperaba. Dejándolos pensando, recordando en su vuelta a casa; con ese regusto que te deja una experiencia que merece la pena, de esas que no te arrepientes haber decidido vivir.

Hoy Miki Maka está en la Gran Vía madrileña, en el Teatro Arlequín.


Te lo has currado, recoge tu premio y no dejes de sonreír.

viernes, julio 01, 2011

Hace tiempo

Hace tiempo que ya no te veo, decía la canción. Cuántos meses, per Deux sin asomarme al que había sido mi refugio epistolar en el mundo de la epístola muerta. Mundo donde la sentencia se ha convertido en la única manera de comunicarse.

Tengo tantos temas apuntados sobre los que eructar "buenos provechitos" y "gónadas hinchadas" que de momento me conformo con llenar de caracteres ordenados esta falsa página en blanco, que no puedo arrugar si no me gusta, ni tachar. Bueno, un poco en plan cool sí: tachar.

El que necesita escribir sabe de lo que se habla. Como cuando uno dibuja por dibujar, que siempre empieza por el mismo gesto, el mismo primer trazo y luego, dejándose llevar en musarañosos pensamientos, expresa, sin saberlo, un contenido ya vertido de su continente etéreo, de su encefalea productiva.

Ahora que escribir, ordenar, depurar se ha convertido en una rutina, se me ha olvidado que este era mi paraíso de cuando tenía poco tiempo y el poco que tenía lo concentraba en crear.

Releer mis propias mierdas me hace grande y pequeño a la vez. Un pudor explícito y una vanidad implícita pugnan sobre mis sentidos de la realidad pero ambos me animan a seguir leyendo, como el que ve una peli que aún no sabe si le gusta o no pero es incapaz de cambiar de canal.

Al final, aunque público, no deja de ser un diario íntimo, una huella de un tiempo compartido con el resto, esos otros que andan por ahí mientras tú duermes, y duermen mientras tú bebes.

Un tiempo que ya no se abalanza, y creo que eso es bueno. Un tiempo que sigue mis movimientos, que entra en resonancia con mi biología y no la entorpece. Un tiempo ilimitado para morir despacio. Una estancia donde uno sigue sin verse pero se intuye mejor. Y sí, creo que eso es bueno.

Pero sí, lo dicho, hace tiempo que no me paso por aquí y hay necesidad. Escribir. Dejarse ver. Mentirse y arrojarse. Arrojar y mentir. Morderse la lengua para luego tirar la parte sobrante. En fin. Hace tiempo.


miércoles, enero 05, 2011

2011 o la entrada del año

Penita, pena me estaba dando ya dejar este blog. Le cambié la apariencia, sí. Le puse unas cuantas secciones (con la "nueva" versión que me resistía a "ejecutar" es sencillo hacerlo). Y escribí un par de posts. Luego, ahí lo dejé. Sin dar explicaciones.

Ahora que arranca el año me pongo a ello, por aquello de los buenos propósitos y toda esa monserga.

Mi naturaleza, en todos sus sentidos, ha cambiado. Digamos que me he metamorfoseado, graciosamente y por suerte no en un insecto pesimista y limitado sino en un personaje público. O sea, más público. O, por así decirlo, más de cara al público. No, no soy cajero de un supermercado, puesto que idolatro constantemente, por cierto.

Todo este cambio tenía que verterse en este blog tan querido por mí o dejarlo morir, abandonado como si de basura espacial se tratara en el universo bloguero; acaso visitado por algún nostálgico ausente, o por un buscador de imágenes o de otros textos cuyo engañoso google le trajo hasta aquí para pasar tres nanosegundos en su territorio.

Sí, pensé que "renovarse o morir" era lo que debería aplicar a mi ente internauta, a mi mini-ego, igual que había hecho con mi avatar fuera de los teclados.

Pensé, sí, pensé mucho, pero el hecho es que el blog anda medio abandonado. Ahí están los números que reflejan el número de "posteos" por año:

Archivo del blog

► 2010 (08)
► 2009 (14)
► 2008 (43)
► 2007 (50)
► 2006 (46)

En fin, propósito de enmienda y collejita suministrada, pongámonos a vomitar un poco en este entrante 2011 que tiene buena pinta pese a los augurios externos.

2011 será el año en que la peña lo tenga jodido para fumar, eso está claro. Y muchos incluso para comprar tabaco. Porque parece que la economía anda fatal. Pero yo creo que la peña siempre tiene para tabaco y tiempo para echarse un cigar. Así que yo que los fumadores, no lloraría tanto.



2011 también parece ser que será el año del "reajuste". La peña habla de los datos macroeconómicos como si del parte meteorológico se tratase, como si no dependiera de "nosotros". Me puedo seguir reajustando, no hay problema. Hay gente que directamente se muere sin opción al reajuste, así que, no lloraría tanto.



2011 será el año en que España no ganará el mundial de fútbol. Entre otras cosas porque no se juega. Aún así, los bares seguirán llenos de aficionados más redichos que los tauromáquicos. Celebrando el gol de cualquiera, insultando la ceguera arbitral o jaleando las entradas a los enemigos. Así que, no lloraría tanto.



2011 será el año anterior al 2012, el que vaticinan los mayas como el del fin del mundo, la era, la civilización, el Apocalipsis o lo que puñetas sea. Esto supone más que tristeza o pánico una justificación más a la entrega al goce y a la banalización de los problemas, porque banales son la mayoría y no tan banales pero llevaderos, los otros. Así que, no lloraría yo, no.



2011 será el año internacional de la Química y los Bosques. Imagino que los taladores de árboles, los resineros, y alguna que otra tribu del Amazonas tendrán más días de vacaciones mientras la industria química no parará ni un puto día de llenar de mierda los ríos. Pero bueno, seguro que a peor no va la cosa. Se reunirán más unos cuantos señores con dietas escandalosas para ni siquiera hacer el paripé de que van a hacer algo. Pero vaya, yo no lloraría tanto y me esperaría a que algo tóxico se me meta en el ojo, por listo.



Y bueno, 2011 será el año de muchas cosas más. Entre ellas, la de a ver qué pasa con la Ley Sinde, la de las descargas. Pero para eso me reservo otro post, en breve, espero, quiero, deseo.




Ah!, 2011 es el año del conejo, según mi tendero.

La respiración contenida

De un día para otro vino la hostia y cortó la respiración. Un virus malo, malísimo, llega, se expande, mata, colapsa. De un día para ot...