jueves, diciembre 04, 2014

I Congreso Universitario sobre el Monólogo Cómico - UAM - Día UNO

Entre el 3 y el 6 de noviembre se celebró en la Universidad Autónoma de Madrid el I Congreso Universitario sobre el Monólogo Cómico
Pasadas las fechas no se encuentra información sobre lo que pasó esos días. Sirva esta pequeña entrada como imperfecto e incompleto resumen de cosas que pasaron por allí.


El lunes 3 de noviembre, a eso de las 11:00 y algo (hora prohibitiva para un monólogo cómico, no digo ya para un cómico) encontrábamos apurados el salón de actos entre los miles de escalones, barandillas, pasillos y módulos que componen la infernal disposición arquitectónica de la UAM. Sobre el escenario, gente insigne que presentaba el congreso intentando por un lado darle el aire académico que requería la ocasión y por otro el tonito simpaticón que no requería.

Tras esta inauguración oficial de las autoridades, el hermano del Gabilondo de la SER, el que fue ministro, Ángel, presentaba, ya con Goyo Jiménez incorporado a la zona noble del salón, a éste. Dijo cosas como que "el humor es la distancia de uno respecto a sí mismo" (las comillas hay que ponerlas entre comillas, porque lo mismo no es literal, tampoco sabemos si cita a alguien o reformula sobre una cita).


Don Ángel fue más preciso y conciso y pronto dio pasó a Goyo que, micro inalámbrico en mano, de pie y acertadamente delante de la hilera de mesas que construían una trinchera previa a la cuarta pared, se marcó una conferencia, monólogo, discurso, disertación brillante a nuestro parecer sobre el humor, el arte de subirse a una caja a decir cosas, qué pasa con el público, qué pasa con las instituciones, qué pasa con la vida.
Goyo Jiménez dijo cosas como (última advertencia sobre las comillas): "La gente en España no escucha."; "El cómico quiere que le quieran y quiere querer."; "El monólogo no es nada. Está todo por hacer."; "Somos un pueblo de destruir lo épico".

También habló de ese objetivo que estaría bien enfilar cuando uno escribe humor y proyecta el humor: conseguir, como la tragedia griega, la catarsis en el espectador: una reflexión, un cambio posterior. Salir del show reído y con la semillita de una futura pensada.

En definitiva, brillante, vibrante y acertada elección por parte de los organizadores de convocar a Goyo Jiménez (que sí, que es famoso también) para inaugurar este congreso. 




lunes, noviembre 17, 2014

El Fin de la Comedia: Ignatius Nacho

Tras ver la primera temporada de El Fin de la Comedia (Comedy Central, 2014), creada por Ignatius Farray, Miguel Esteban y Raúl Navarro y sin haber leído nada sobre ello (honestidad ante todo), escribamos por aquí algunas reflexiones al respecto de este producto.



Reconocibles y reconocidos son los referentes de esta serie, a saber: Louie o ¿Qué fue de Jorge Sanz?La ficción, la narrativa, el audiovisual, es un campo ya visitado y no por ello de obligada y sorprendente visita. Esto de las referencias da para mucho, apuntemos también Woody Allen o el Nanni Moretti de Caro Diario(1993).




Comedy Central, antes Paramount Comedy, ha vuelto, como ya hizo con La Hora Chanante (Paramount Comedy, 2002-2006), entre otros, a apostar por la producción propia desde la libertad creativa de sus autores. Esto convierte el resultado en algo fresco, que no sabe de números y conveniencias programáticas (¡pobres guionistas realmente asfixiados por el obsesivo control de los que mandan!).



Hay en la serie una atmósfera malasañera, en el buen y en el mal sentido, con algunas situaciones e interpretaciones que se intuye sonoramente aplaudidas por el gafapastismo, esa cohorte vacua. Pero suficientemente bien resueltas y contenidas como para tomarlas como virtud.

En El Fin de la Comedia vemos a Ignatius que es Nacho que es Ignatius. Un personaje que vaga por lo que a veces se nos antoja un no-lugar: la ciudad a oscuras, la tienda silenciosa, la juguetería o el local de santería. Lugares donde nuestro personaje sobrevive sin identidad a base de reivindicarla.

Reivindicación que se hace más explosiva sobre el escenario del Picnic, donde Ignatius consigue su propia catarsis, esa de que tanto se habla es el teatro para el espectador. Nacho se encuentra a sí mismo encima de las tablas y deambula el resto del tiempo, defendiendo sus valores, que son arrollados sistemáticamente por todo el elenco de personajes borderline que se cruzan con él. Pero ni siquiera encima del escenario es capaz de defenderse, de autoproclamar su identidad. También ahí pierde la partida.

Así, Nacho, Ignatius, pasa por la vida desde esa bondad mal entendida por el resto, por los otros, a los que necesita para entenderse a sí mismo. Y en este viaje nos regala una suerte de situaciones cómicas brillantes, también en el aspecto formal.

El Fin de la Comedia, desde un profundo sentido del humor se nos manifiesta existencialista, y nos interpela desde las gafillas y el tono sosegado de Nacho, de este "loser": ¿es el fin de la comedia? ¿es la comedia el fin? De momento nos contentamos con revisitarla las veces que haga falta hasta que llegue la prometida segunda temporada. ("Si el dinero está bien").




martes, julio 29, 2014

Chanquete Ha Muerto

Chanquete Ha Muerto de nuevo. El propio usuario de twitter de La2 de TVE se hacía eco del éxito en las redes sociales.
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Chanquete, icono de la televisión nacional, en concreto su muerte, pervive 33 años después.

Se comenta a modo de homenaje, se hacen chistes sobre ello, se apela a la nostalgia. En el fondo puede haber detrás una manera de gestionar ese trauma que fue la muerte de un personaje principal en una serie para niños. Para algunos, los más afortunados, quizá fue el primer contacto directo con la asunción de la mortalidad, de lo efímero.

Chanquete había muerto y después se acababa el verano. Otro final. Otra experiencia que nos obligaba a asumir que había cosas que nunca serían como antes. Porque el verano tiene eso: es un tiempo suspendido donde las aventuras y experiencias vividas no se repetirán, aunque mantengas el contacto con las personas con las que las compartiste,  aunque esas personas se incorporen también a tu rutina anual y no sea solo estacional. Lo ocurrido en ese periodo no volverá.

Asumir que las cosas no vuelven es algo jodido, más para un niño, que está envuelto en su rutina familiar de desayuno-comida-baño-cena, de juegos los sábados con los primitos, de cama idéntica y muñeco para dormir.

Y de pronto estás viendo Verano Azul, donde los personajes no crecen, porque no les da tiempo, donde todo ocurre en un marco idílico y protector y resulta que va Chanquete y se muere.

Luego descubres que Chanquete también salía en "Mi querida señorita"(1972), "Volver a empezar"(1982) o es la voz de Sancho Panza en los dibujos de Don Quijote. Es decir, descubres que Chanquete no ha muerto. Pero ya da igual. El daño ya está hecho. El trauma queda alojado en todos estos niños que ahora tuitean y hacen chanzas sobre lo ocurrido para tapar el dolor y el miedo.

A lo mejor lo que nos da miedo es arrojarnos a vivir otro verano azul, dejarnos llevar por la idea de una eterna existencia, vivir sin estar pendientes de que la guadaña está por ahí, dando vueltas alrededor de un barco varado en la playa.







lunes, febrero 10, 2014

Premios Goya 2014: La lágrima del alacrán

Comenzaba la gala de los Goya a lo grande: cerveza y palomitas y con las barbas de Hovik asomando por la mosca de La1. 
Hovik estaba nominado a mejor actor revelación por "Alacrán enamorado". No se lo llevó, pero no pasó nada. Al menos no tendrá que aguantar las coñas que Buenafa pergeñará para Berto Romero. Dos cómicos, comicazos, en una sala repleta de peña con años de método, escuela, formación académica. Chicos, para mí que lo habéis petado ya de entrada.



Manel Fuentes estuvo correcto con su guión ClubdelaComedia año 1999. No me cansó, vaya, pero tampoco me hizo reír ni vibrar. Digamos que pasó desapercibido. Aunque los sketches sobre las pelis siguen funcionando, Dios sabe el porqué.

Los chanantes pasaron del After Effects para fabricar en directo una suerte de premio Goya a la peli inexistente, con final apoteósico de Joaquín Reyes like Femen

Los premios fueron cayendo más para las brujas de Álex de la Iglesia (sobre todo los técnicos) y para otras pelis. Pero poco a poco empezó a vislumbrarse que ganaba la de Trueba, el pequeño, el que salía de obsesivo espectador en "Los peores años de nuestra vida", el que se acordó de Ariadna Gil en los agradecimientos, el que abrazaba a su cuñada y hablaba con una serenidad propia de un filósofo noruego retirado en el bosque.

Hubo "goyas" emotivos: Terele Pávez recibiendo un baño-homenaje de la platea, Javier Cámara disfrutando en estado de shock y los revelación, que siempre se enrollan porque aún no les falla la memoria. 

Alegría de ver a mi doblemente nominado profe de guión, Alejandro Hernández, recoger junto a Mariano Barroso el goya al mejor guión adaptado. También me alegró recordar cuando me dijo: "Escribes de puta madre" (acepten un poco de sana vanidad).

Antonio de la Torre no se llevó nada, pero sabe que está muy arriba. A lo peor le toca ya esperar como a tantos otros: Sacristán, Juan Diego...esperemos que no.



Lo peor de la noche, sin duda, fue el numerito musical (no los de Dogherty, que anda el tipo muy suelto y fresco) sino ese en que como es un poco de coña se puede cantar no mal, sino muy mal, no saberse la letra y transmitir la sensación de que aquí se trabaja poco y mal. 

Me alegré, por otro lado, del premio a Venezuela por "Azul y no tan rosa". Por mi amigo radiofónico, cómico y metalero Elvis. Por ver que vinieron ciento y la madre a recogerlo, porque ahí había ilusión. Lo contrario que me pareció lo apático del premio europeo, que lo podrían quitar, la verdad. Para esta gente los premios Goya deben ser como el amigo invisible o algo así.

Esta humilde crónica que leerán cuatro gatos (gracias gatos por leerla, disculpad los que os ofendáis llegado a este punto; es una expresión, sin más, sin intención, sin drama), podría acabar aquí, tampoco es un inventario de lo ocurrido, son notas, reflexiones, cosas...

Pero lamentablemente no. La piel de gallina se me ha puesto al reconocer a una conocida de la época esta del instituto, de cuando te ibas de litros, de bares, de noches inciertas, en el apartado "In Memoriam". Nunca tuve mucha relación con ella, de hecho la última vez nos evitamos en una tienda. Habían pasado ya muchos años desde que coincidíamos en algún grupo de colegas. No supe nada de ella en los últimos años. Molaba su sonrisa. Molaba cuando te contaba cosas de su curro de guionista. Creo que me molaba aquella época incierta. 
En fin, esta crónica acaba con lágrima. Una lágrima por Montse y un abrazo a su marido, hijos y demás familia.

A veces la vida es como la lágrima de un alacrán.



La respiración contenida

De un día para otro vino la hostia y cortó la respiración. Un virus malo, malísimo, llega, se expande, mata, colapsa. De un día para ot...