Atado a la cerveza como un párvulo a los ganchitos y al pocoyó, el otro día me di cuenta lo terrible que es no tener Mahou cerca.
Esto podría parecer un post remunerado de la marca, en fin, ya les diré algo a ver qué cae.
Pero sí, fue terrible ir a Barcelona (ya fui otras veces pero debe ser que la dependencia no era tan brutal) y no encontrar Mahou por ningún lado.
En todos los bares, restaurantes, supermercados, hipermercados, micromercados, oriental-markets, ambulant-markets, todo proveedor del zumo de cebada contestaba igual: "Mahou no tengo, tengo Estrella".
También había Heineken, Cruzcampo, etc, pero sobre todo, Estrella.
Mi estancia por Barcelona ha estado marcada por esta carencia. Trago tras trago me daba cuenta de que a mí no me gusta la cerveza: me gusta la Mahou.
Si puede ser "cinco estrellas", mejor que mejor.
A otros le gustan las galletitas Oreo, el ron Brugal o las natillas de Hacendado. Es lo que tiene esto del libre mercado y la abundancia, que da para probar de todo, para ponerse hasta las trancas, vaya.
Así, he arrastrado mis pies por la Diagonal, la Gran Vía, Montjuic, la Barceloneta, mirando a los ojos de la gente que me cruzaba, buscando una respuesta: ¿Dónde coño se pilla una Mahou fresquita?
Sí, la Sagrada Familia no ha sido lo mismo sin la garganta anestesiada por su vigor; las cuestas hacia el parque Güell han presentado una pendiente mayor de lo percibido sin su frío trago; y las caminatas por la zona del Puerto Olímpico podrían haber sido más lucidas con una buena Mahou en la mano.
Pero no ha podido ser, he tenido que disfrutar de esta ciudad mezclando mis fluidos con otros líquidos similares en aspecto y precio.
La cerveza con limón, denostada por mí cada vez que tengo ocasión, se ha convertido, en esta situación, la mejor opción para disimular la conmoción. Y la granizada del hermano de Blas un opción más que válida para pasar la tarde sin sensación de sed ni pérdida.
Sí, Barcelona sona, pero sin Mahou, menos bona.
Truman: Ex-Trabajador de oficina. Incansable observador. No deja títere con cabeza. Su lema: "Cuando no tengo otra cosa que hacer, trabajo".
Suscribirse a:
Entradas (Atom)
La respiración contenida
De un día para otro vino la hostia y cortó la respiración. Un virus malo, malísimo, llega, se expande, mata, colapsa. De un día para ot...
-
En este nuevo flujo televisivo fragmentado, hipertextual, viral si se quiere, parece extraño pero sigue ocurriendo el mismo encantamiento a...
-
Me gusta ver los Goya , también para criticarlos, pero no sólo. También los veo porque me gustan sus momentos emotivos, por ver...
-
Darío Adanti , ilustrador, dibujante y HUMORISTA , así, con mayúsculas, ya que así se define y etiqueta él mismo. Le costó encontrarse per...