domingo, febrero 24, 2008

Las otras cosas

Drea, desde el comentario que dejó en mi anterior post, me animaba a seguir escribiendo sobre los personajes de oficina.
Otras personas también me lo han hecho saber. Uno se siente muy halagado por ello y quizá en otro momento aparezcan por aquí nuevas entregas. Mientras, me da por hablar de otras cosas o más bien callar, ya que no tengo demasiado tiempo. Últimamente ando ayudando en otros fregaos fuera de mi universo. Mi avatar en el mundo real no para y necesita mi ayuda.

Aún así, no puedo evitar hablar un rato de los Oscars.
Me imagino que todos pendientes de que le den el premio a Bardem. Porque claro, ahí sí hacemos patria, por cercanía. No es lo mismo que le den un premio a un tío que se pasea por su rancho de Texas, graba una peli al año y luego se le ve por la alfombra roja o por algún festival europeo, a que se lo den a un tío que se pasea por la Gran Vía, come huevos revueltos con jamón y habla castellano. No es lo mismo.
No sé porqué pero le noto cambiado: no sé si es el gesto o el rostro.


Muchos no querrán que se lo lleve, por aquello de la aversión que les produce un tío comprometido y que defiende unos ideales que no cuadran con los suyos, o por simple antipatía química que les pueda producir. En otros sitios le pondrían una calle y un monumento al primer español en conseguir una estatuilla a mejor actor, aquí buscarán toda la mierda que encuentren entre cámaras ocultas.

No he visto "No country for old men". Que tiene gracia que después de machacarnos durante meses con el título, venga a España traducida como "No es país para viejos".
Es como si "Ratatouille" (otra peli nominada, por cierto) la hubieran llamado "Rata Salmorejo" o algo así.

También anda por ahí Alberto Iglesias, nominado a mejor música. Parece que con muchas opciones. A ver qué tal.

Y entre albertos e iglesias, me acabo de acordar de la "sanjuanada" que se marcó Alberto San Juan en la ceremonia de "los Goya". Parece que causó mucho revuelo entre los que andan como en los partidos de fútbol, deseando levantarse del asiento para llamar hijodeputa al árbitro.

Aquello que dijo de dedicar el premio a "la disolución definitiva de esa cosa que se llama Conferencia Episcopal".

El chico ya sabemos que no tiene pelos en la lengua y que puede decir lo que quiera. Eso sí, a mí no me gustó que lo dijera. Quedó un poco forzado dentro de su discurso de agradecimientos.

Por otro lado, también me gustó que lo dijera. Hay que ser valiente para posicionarse, que luego anda más de uno por ahí invitando a la quema de teatros.

Depende de quién imagine como receptor de ese mensaje. Porque hay mucha gente que, equivocada o no, se siente identificada con la Conferencia Episcopal y que se sintió ofendida sin merecerlo. Ahora, cuando pienso en más de un jerarca, entonces pienso que se quedó corto. Y que aprovechar un contexto mediático como la televisión para reivindicar algo es justo y necesario.

Esto me lleva a la definición de comunicación:
Aquello de "Emisor, Mensaje y Receptor". Y lo complicado del mecanismo.

En fin, la verdad es que me gustaría escuchar a Bardem, dentro de sus agradecimientos, decir algo así como "por la desaparición de los corruptos: ya sean políticos, periodistas, empresarios o cardenales".

En fin, estas eran otras cosas que tenía por ahí.



domingo, febrero 17, 2008

Personajes de Oficina III : El simple

Termino (o no) esta trilogía sobre los personajes de oficina que se inició con Personajes de Oficina I : El pelota y se continuó con Personajes de Oficina II : El listo, de los que se puede decir tanto, lo mismo y lo contrario, con ese compañero invisible, ese ser inanimado, ese trabajador "hibernante" que es EL SIMPLE.

15:45 P.M.

Llego de comer un poco jadeante, por todo. Por subir las escaleras, por el medio pollo con patatas que me he apretado de segundo, por el vino con casera o la cerveza, y sobre todo, por el postre, al que siempre echo la culpa de mi erupción estomacal: Dos mandarinas.

Sí, es como cuando sales por la noche y le echas la culpa de las vomiteras matutinas al pincho de tortilla o a las porras.

El caso es que llego de comer y ya casi todos están en su sitio. Mientras me quito la chupa, saco el móvil, jadeo, lo dejo al lado del cuaderno, me atuso el pelo, me cuadro en la silla, jadeo, paso los dedos por la comisura de los labios tanteando una posible miga de pan aislada, sigo jadeando, me vuelvo a cuadrar en la silla, cojo el ratón y miro a la pantalla, caigo en la cuenta.

Mientras yo me muevo más que un suéter el primer día de rebajas mi compañero de al lado, El Simple, apenas habrá movido un par de falanges (contando manos y pies).

El Simple, en adelante "Simpli", lleva ahí desde las 8:00 A.M., al menos yo no lo he visto moverse. Cuando yo carraspeo mi "bu-días" él me suelta un "oa" muy bajito, tan imperceptible que a veces te dan ganas de decirle: "¿Te pasa algo? ¿cuéntaselo a papá-Truman?". Pero es tan seco que te echa para atrás, es como si una pantalla de metacrilato no te permitiera atravesar su burbuja de intimidad.

Hay quien cuenta que vino en una caja en la última mudanza, junto con dos servidores y una pantalla, pero sólo es una leyenda.

16:10 P.M.

He decidido comprobar el estado de vitalidad al que es capaz de llegar Simpli así que intento interactuar con él.
-Simpli, perdona, ¿a tí te funciona internet?
-No sé, hoy no he entrado- contesta apartando la mirada de la pantalla un breve lapso de tiempo, el suficiente para poder ver su rostro de frente por primera vez.

"Hoy no he entrado", dice. El Simpli, el día que nos quitaron internet, no dijo nada, no se quejó, no hizo ningún comentario. Se quedó mirando la pantalla. Por eso, cabe la posibilidad de que diga la verdad y ahora que podemos navegar por ciertas páginas siga sin entrar. Pero no me lo creo.

16:20 P.M.
-Simpli, perdona, ¿cuánto tiempo llevas aquí?
La pregunta no es capciosa, pero podría serlo.
-¿En Gasne?
-Sí, en Gasne.
-Siete años.
-Joder-pienso-lleva más tiempo que el logo.

En el tiempo que conozco a Simpli, más de dos años, habré intercambiado con él no más de diez frases, seis hoy. Simpli habla poco o nada. Tiene un par de coleguillas con los que se supone que come, de "taper", en el "office"; y que vienen a buscarle para ir a desayunar. Simpli siempre les dice que no va, que "está muy liado". ¡Coño, vamos a estar todos muy liados! No sé cómo no se cansan de venir un día y otro a recibir la misma negativa.

16:30 P.M.
-Simpli, perdona.
-¿Sí?-dice. Noto un leve y breve resoplido de molestia contenida. Esto marcha.
-¿No tendrás por ahí un cargador de Nokia?
Yo sé que lo tiene y él sabe que yo sé así que no le quedan más huevos: Abre su cajonera, saca el cargador y me lo da.
-Gracias-le digo.
-"Ada"-creo que dice.

Simpli le dejaba el cargador a un compañero sudoroso y tardón que se sentaba enfrente y que le daba mucha conversación. Sus monitores chocaban de vez en cuando. Así estuvieron más de un año hasta que ya los cambiaron por TFT's, más finitos y bonitos y despidieron al compañero sudoroso y tardón.



Fue de un día para otro.
-Mañana no vayas a Gasne, vente a la oficina-le dijo el intermediario desaprensivo-...no están muy contentos contigo, necesitan más compromiso-le escupió cuando el compañero sudoroso y tardón le pidió alguna explicación.
Llevaba más de año y medio subcontratado y apenas le dejaron 25 minutos para recoger sus cosas, cerrar tareas abiertas y enviar un correo de "adiós".

Simpli no fue a su despedida, al día siguiente, ni puso dinero para el regalito. Eso sí, cuando el compañero (el sudoroso y tardón) se acercó para despedirse le dio la mano y le dijo:
-Que tengas suerte- y volvió a mirar a la pantalla antes de que pudiera decir "gracias" el expulsado.

Simpli no opina, no se mete con nadie, nadie se mete con él (bueno, yo un poco). Si le cortan internet, ni se inmuta, si no le dejan usar el teléfono, ni se inmuta, si mañana le dicen que le quitan la silla estoy seguro que mantendría la postura como si siguiera sentado. Si le alargan el horario, si le cancelan vacaciones, si no le dejan usar la cafetería, él sigue ahí, al pie del cañón y trabajando, que para eso le pagan.

17:00 P.M.

-Simpli.
-Qué-se gira en la silla y me mira por encima de las gafas.
-¡Se gira, se gira!-pienso.
-¿Con qué estás?-digo mordiéndome el labio. ¡Qué ganas tenía de soltarlo! "¿Con qué estás?" es una de las preguntas más tocapelotas que conozco y por ello, una de las más usadas no sólo por jefecillos de medio pelo, sino por aspirantes a jefe y compañeros trepadores. Yo muchas veces contesto: "¿Ahora mismo? Pulsando la barra espaciadora".

Simpli se revuelve en la silla y evalúa la contestación. Me imagino mientras le sonrío que habrá descartado al menos las dos primeras que le hayan venido a la mente.

-Estoy con lo que estaba Lota...Felis me ha mandado un correo para que les eche una mano.
-"¡Bravo, Simpli! eres un fenómeno. Sabía que podías decir frases largas"-vuelvo a pensar. Bueno, la verdad es que me paso el día pensando.
-¡Ah, muy bien!-le digo.

O sea que el Lota no puede con el trabajo, a pesar de su disposición, y el Felis ha pensado en su recurso más efectivo, este periférico que en sueños se ve dulcemente enganchado a la máquina mediante un puerto USB y que aquí llamamos Simpli.

17:15 P.M.

Enjuto Mojamuto a su lado parece un "breakdancer".
He dejado un rato a Simpli con sus cosas y su ensimismamiento pantallal. Aparte de porque empiezo mi retirada progresiva para salir escopetado a las 17:30 P.M., o sea, a mi hora; porque Felis se acaba de pasar por su sitio y acaba de llamar a Lota para humillarlo un poquito más delante de su efectivo y parco compañero.


Entonces veo que llega el momento de volver a los Motörhead, mirar a mi pantalla y dejarme llevar hasta el final de mi jornada. Ésa que el Lota y el Simpli no conocen ni gozan porque la entienden propia de seres inferiores, torpes y sin principios. Seres como yo...lástima.

miércoles, febrero 06, 2008

Personajes de Oficina II : El listo

Continuación de Personajes de Oficina I : El pelota.

11:30 A.M.
Vuelves del desayuno, donde has dejado parte de tu irritación despotricando sobre unos y otros y ves que Lota sigue en su sitio. Ahora está de pie y en su asiento las nalgas del onmisciente que ya se ha apoderado del ratón cuyo cursor guía torpemente por la pantalla.

En ese instante me acuerdo del gilipollas-tontolaba de la máquina de café y pienso: "primos hermanos".

El perfil de EL LISTO (en adelante Lito) es de una claridad meridiana. Da igual estar a su lado veinte segundos o siete años, su perfil lo tienes ahí: Ignorante que va de Sabio.

EL LISTO es peligroso sea cual sea su nivel dentro de la estúpida jerarquía empresarial (me repito, sí, y soy consciente de ello, o sea, insisto). Sin embargo lo más peligroso sin lugar a dudas es tener un "jefe" listo.

El JEFE LISTO (en adelante Felis) entiende su posición dominante como signo inequívoco de su divinidad. Por tanto, nunca se equivoca y siempre tiene, no sólo la razón, sino la idea más brillante.

12:02 P.M.

-Vamos a ver, Lota, esto está mal. Aquí debería poner "Jakinagua" y no "Jaliguay"- dice.
-No, Felis, creo que estás mirando donde no es-susurra con sumo cuidado Lota.
-"Aquí debería poner TuPutaMadre"- pienso yo-"TuPutaMadre, listo".

-¿Cómo?...esto tenía que estar aquí. Te lo dije la semana pasada, te lo envié por correo electrónico, hemos hablado de ello en todas las reuniones... Tiene que estar aquí- vocifera Felis gustándose, sabiéndose escuchado por el resto de la sala.

Reverberando en su interior su alocución, se excita.



-Vale, perdona, lo cambio enseguida-Admite Lota antes de seguir replicando.
-"Cámbialo tú si eres tan listo. A ver si así te das cuenta, tontolaba"-pienso yo. A mí es que lo de "tontolaba" me sale solo.

Felis se levanta con la camisa sudada por todas las partes imaginables y, apuntando con el índice a su dominado le espeta:
-No te vayas a comer sin tenerme eso acabado.

El lenguaje de los Felis suele ser pobre pero contenedor siempre de dos conceptos:
1) Una orden: O sea, una ostentación de poder.
2) Una identificación del trabajo con su persona: "TenerME eso acabado". Para dejar bien claro que tú, pedazo de mierda, trabajas para mí.

12:30 P.M.

Lota se ha ganado al menos un café así que voy hacia su sitio y le imito en sus modos cordiales. Pero Lota rechaza la invitación porque "está muy liado".

Cuando alguien me dice que "está muy liado", y no sé porqué, me lo tomo mal. ¿Es que los demás nos estamos tocando los huevos? ¿es que es tan importante lo que estás haciendo para no poder tomarte un café? Sin contar con que ni siquiera has ido a desayunar. ¿Qué pasa?

Noto que me turbo y mi piel se vuelve verde aunque no destrozo el monitor de Lota ni me da por arrancar la puerta del servicio. Simplemente me vuelvo a mi sitio y vuelvo también a los Motörhead hasta que me doy cuenta de que no tengo razón.

13:45 P.M.

Quince minutos antes de la hora de comer Lota comete dos errores a la vez.
Primero: Llama por teléfono a Felis para decirle que ya está, con lo que le demuestra su sumisión absoluta. Efectivamente (como diría aquel), no se va a comer hasta tenerlo.
Segundo: Le da la posibilidad de que venga a verlo ahora, es decir, apenas unos minutos antes de comer. La comida de Lota puede correr la misma suerte que el desayuno.

13:55 P.M.

5 minutos antes de ir a comer suele ser la hora elegida por todo jefecillo cabrón (que no desayuna, no come y no sabemos si cena, pero que está gordo como si participara todos los días en un concurso de ingestión rápida de hamburguesas) para pasarse a ver a Lota, que le recibe con una sonrisa de oreja a oreja y excesiva disposición.

-A ver-dice bufando Felis.
-Ya lo tienes- dice Lota haciendo la "s" larga, para darle distinción y pijerío en un intento de acercamiento.
-"Ya lo he cambiado, pero no me toques más los huevos"-pienso yo.

-Esto está mal, Lota -le mira indignado, como si le hubieras dejado por otro, como si aquello fuera la acción más terrible cometida por individuo alguno.
-¿Dónde tienes la documentación? ¡enséñame la documentación!- nervioso Felis.
-¿Qué documentación? -pregunta con precaución Lota.
-"¿Desde cuándo das tú documentación, imbécil?"- pienso yo (los insultos son fundamentales para recrear en la mente la situación y que tenga efectos terapéuticos).

-¡Cómo que qué documentación!...la que te envié hace por lo menos un mes.- Vuelve a bufar Felis.
-Perdona pero yo la única documentación que tengo es este folio escrito con boli- Lota eleva un poco el tono y se sorprende haciéndolo.
-"¿Por documentación te refieres a esta mierda de folio garabateada? si lo que te digo, un crack este Felis"-pienso yo.

-Esto, esto...a ver...a ver...no, aquí no viene...bueno, bueno, está mal. Esto está mal. Voy a ver si encuentro la documentación, que mira que me extraña que no la tengas y te la envío...me voy que tengo una reunión.

El lenguaje de los Felis suele ser pobre pero contenedor siempre de dos frases y un juicio:
1) "Está mal": O sea, nunca está bien y tú tienes la culpa.
2) "Tengo una reunión": Frase que puede usarse para zanjar una conversación, eludir una posible o simplemente irse a comer y echar dos horas y pico en el trance, como es el caso.
3) El juicio: Dudo de todo en lo que se refiere a tí, ser venido del inframundo: Dudo de tus palabras, de tu actitud y de tu aptitud.

14:30 P.M.

Me voy a largar a comer, por supuesto no con el Lota, pero le comento desde mi sitio:
-No seas tonto Lota y vete a comer.
-No sé...luego...que tengo que esperar por si me envía eso- me dice.

Yo no sé porqué me meto donde no me llaman, la verdad, pero me voy a comer contento de que al menos no me haya dicho que "está liado".

-Además, estoy muy liado- apostilla el muy cabrón.
-"Y más que vas a estar si sigues en ese plan"-pienso mientras respiro hondo y escondo mi mano verde en el bolsillo.

Continuará...

La respiración contenida

De un día para otro vino la hostia y cortó la respiración. Un virus malo, malísimo, llega, se expande, mata, colapsa. De un día para ot...