Hablar de Pablo Gime es hablar del Verbo.
Pablo es un no parar. Tiene un verbo insano,
-atrevido,
-jocoso,
-tremebundo,
-sórdido,
-casposo,
-cañí,
-gato,
-grotesco,
-soberbio,
-innato,
-metalingüístico,
-rapaz,
-veloz,
-perpetuo,
-eterno,
-hilarante,
-actual,
-posterior,
-precoz,
-natural,
-sabido,
-recóndito,
-salaz,
-aplaudido,
-sorprendente,
-maravilloso,
-único,
-mordiente,
-propio,
-descabellado,
-infame,
-bestial,
-rápido,
-ágil,
-caótico,
-sagaz,
-atrevido,
-ocurrente,
-gestual,
-lírico,
-simiesco...
Pablo Gime adorna cada frase, matiza la oración, le da gesto, pose, pausa. Acompaña la reflexión. Le da textura al hecho mismo del humor. Crea risa, provoca comedia.
Charlar con Pablo es pedir a Dios una cámara de vídeo y una toma larga para que quede todo tal cual sucede: con su tercio, su cigar, su mirada, su gestito, su voz.
Estar con él es estar en la laguna de la comedia pura. Sacar de la roca la Excalibur de la parodia. Encontrar la piedra filosofal: tener respuesta para todo a un ritmo infernal. Encadenar chistes, rimas, comentarios, neologismos, comparaciones odiosamente buenas. Relacionar el antes y el ahora, llenar de tréboles de cuatro hojas la llanura de la rutina, inventarse una religión atea y segada de iconografía barata.
Buscar un diezmo para este proxeneta de la humorada, que nos explota como los malos en las películas: con honor y glamour.
Pablo Gime no tiene texto, crea evangelios cada quince minutos. Rodea, atrapa, cautiva.
Uno se hace correligionario de su extraña carrera cómica. Abandona sus sentidos y venera al creador.
Pero Pablo Gime, además, es un buscavidas sin sueldo, es el tipo que en los western te cuenta su azarosa vida: lo mismo un cigar con Natalie Portman que una sesión con Resines; que una anécdota con el coronel o con el mango de una gasolinera.
Una vida marcada por la supervivencia, por la cuerda floja, por el estrés del control parametrizado, por las dudas, por el arrojo y por el convencimiento de que John Wayne está de vuelta y eso neutraliza a cualquier indómito pardillo que se acerque a curiosear.
Con Pablo Gime puedes llegar a parar el coche porque te mueres de la risa. Utiliza el bucle como nadie, marca tendencia y destroza cualquier método cognitivo sobre el humor. En definitiva: Nos deja a todos a la altura del betún más adiposo y negruzco.
En la comedia hay sitio para todos, pero siempre, ese sitio, lo ha dejado libre Pablo Gime para tí.
Él es Pablo Gime. Él es El Verbo.
Truman: Ex-Trabajador de oficina. Incansable observador. No deja títere con cabeza. Su lema: "Cuando no tengo otra cosa que hacer, trabajo".
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1 comentario:
¡¡¡Qué bonito homenaje!!!
Conozco a Pablo Gime, y todo lo que se diga de él es poco...
Como cómico es genial, pero no sólo subido al escenario, sino también en su vida diaria... Algunos nos damos el lujo de disfrutar de su compañía bastante a menudo, ;)...
Y si aquello es admirable, su calidad humana traspasa ya todos los límites imaginables...
¡Qué suerte tenerlo de amigo!, ;)...
¡¡¡¡FELICIDADES PABLO!!!!
Pd: las velas están muy bien, porque iluminan, pero lo importante es tener un buen cirio para f... y hasta ahí puedo leer, XDDD...
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