Hace frío. Las manos se congelan por segundos y uno se siente como un alpinista sin retorno posible: angustiado y desprotegido.
El frío conserva nuestras carnes morenas en el olvidado verano y poco más. Es decir, el frío, sobre todo, jode.
Los sistemas de calefacción, si funcionan, no hacen sino pervertir la realidad. Así, acudimos envueltos en capas de abrigos más o menos "climalí" y al llegar al habitáculo propio de nuestros estudios, trabajos o labores (si son domésticas, "sus labores") existen dos opciones:
O seguimos con las prendas puestas porque el acondicionamiento térmico brilla por su ausencia.
O nos quitamos hasta la camiseta de "Viajes Barceló" que ocultábamos bajo nuestro jersey de marca, ignorando que tendríamos que mostrarla por el exceso de previsión del dueño del mando calefactor. Pero de la necesidad, virtud, no hay duda.
Luego sales a la calle y, pase lo que haya pasado dentro, el golpe te lo llevas igual. Corres como si un aguacero se vertiera sobre tu cabeza y la rigidez de tu rostro te vuelve inexpresivo ante una sonrisa, un saludo o un par de tetas mostradas con arrojo.
Miras el termómetro del coche y ves que no es para tanto. Pero no hay problema, en la radio, en la tele o en el mercado, siempre hay un entendido en el tema con pinta de vendedor de enciclopedias que te lo explica:
Se llama sensación térmica. Esto hace que sintamos más frío que el que realmente tendríamos que tener.
Le darías un collejón al listo, si no fuera por la lejanía o la rigidez de tus articulaciones.
Y para colmo, los señores y señoras que nos dicen "el tiempo" en la tele se frotan las manos (metafóricamente esta vez) ante tal histeria colectiva. Y así, nos atoran las meninges con su inundación informativa sobre dónde y cuánto va a llover, nevar o hacer viento durante los próximos cinco días. Prefiero que me cuenten lo de la crisis, de verdad. Muy a mi pesar, lo prefiero.
En fin, el frío, jode. El frío para la películas navideñas o las de un puñado de antihéroes atrapados en la nieve. O para el reportaje de los machotes que se bañan en aguas heladas mientras sus entrañas absorben el vodka casero descojonándolo todo.
El frío ni en pintura. Que vuelva el calor, cuanto antes, por favor.
Truman: Ex-Trabajador de oficina. Incansable observador. No deja títere con cabeza. Su lema: "Cuando no tengo otra cosa que hacer, trabajo".
jueves, octubre 30, 2008
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6 comentarios:
A mí me pasa como a la Shakira, si tengo frío, me pongo a llorar como una estúpida.
Te he dado mi voto en el concurso “20 blog” de 20 minutos.
Enhorabuena.
Si tu tambien quieres ver mi blog y votarlo lo encontraras en categorías Personales y Mejor diseño.
Un abrazo
¡Frio! ¡No por Dios! No me hables de frio. Lo odio.
Pero, apesar de eso te seguiré de cerca.
Por eso me vine a este Cancún tropical... en estos momentos estamos a 29 grados y... ¡tengo frío!
Buenísimo el blog, te felicito y me tendrás por aquí seguido.
pos a mi me gusta el frío desde el punto de vista de la época navideña, ...me gusta ir por la calle en el centro de Madris, ver escaparates, museos, ...mmm, y después chocollaaate con churricos, mmmmm!!!!
si me gusta eso, pero eso no quiere decir que me gusten las pelis de yanquis navideñas de los sabados y domingos por la tarde ehhh??
besucos
Prefiero el chocolate con churros sin frío...la verdad...
Lo del paseo por las calles es otro cantar...pero lo sigo prefiriendo sin frío...
Salud!
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