Suele pasar. Uno es idiota con unos y adorable con otros. Así.
Me imagino que Punset tendría mucho que decir al respecto. Yo, no mucho.
El otro día, inmerso en mis días de derroche por culpa de la crisis (sí, paradójicamente la crisis me ha empujado a ello), me encontré con un vendedor, un vendedor idiota.
A ver, se supone que tú, como vendedor, no como persona, no como tío que se quiere follar a la persona que tiene delante, no como tío que quiere invitar al cine al que tiene delante, no como tío que quiere ser solidario con el que tiene delante, no como tío que quiere ser servil con el que tiene delante, no como tío que quiere ser simpático con el que tiene delante, no como tío que quiere ser locuaz con el que tiene delante, al menos, querrás venderme algo.
Pues no, resulta que no. Que está más preocupado por follarse a la persona que tiene delante, invitar al cine al que tiene delante, ser solidario con el que tiene delante, ser servil con el que tiene delante, ser simpático con el que tiene delante, ser locuaz con el que tiene delante.
Y no, querido vendedor idiota. Yo sólo quiero que me busques el producto que te estoy pidiendo; que si lo tienes, me lo vendas y que si me quieres ofrecer algún producto adicional tipo Multigarantía, Supergarantía, Megagarantía, Ultragarantía, Teragarantía, Hipergarantía, Chachigarantía, Magicgarantía, Extragarantía, Maxigarantía, y te digo que no me interesa,
no me mires como si fuera tonto por no aceptarlo, de verdad, corres un riesgo inesperado.
Los clientes a veces reaccionan de forma inesperada ante tu mirada de prepotencia frustrada.
Puede que decidan no comprar, devolver el producto, escupirte, pegarte una hostia, tratarte con igual prepotencia, hablar con el encargado, poner una reclamación, esperarte a la salida, saltar por encima del mostrador y sepultarte entre cajas, insultarte a voces, entrar en una crisis destructora o tirarse un pedo y pirarse de allí. Y en definitiva, cualquier cosa.
De verdad. El comprador y el vendedor, lo dos, podemos ser idiotas aun siendo personas adorables. Pero si uno de los dos lo tiene claro, no lo jodas, vendedor idiota.
Truman: Ex-Trabajador de oficina. Incansable observador. No deja títere con cabeza. Su lema: "Cuando no tengo otra cosa que hacer, trabajo".
lunes, febrero 23, 2009
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