martes, abril 10, 2007

La Perturbación

Ando estos días un poco perturbado por acontecimientos varios. Ha sido una Semana Santa especialmente dura y de exceso de exposición psíquica y física. Pero ya ha terminado, y ha terminado bien.

El Jueves Santo y sin que ello añada toque alguno de irreverencia, fuimos a la representación teatral Marat-Sade, de la cual salí bastante turbado. Sin saber si me había gustado mucho o no aunque ya con la certeza de que había merecido la pena decirle a M4rt1n que sí a su gestión de invitaciones (gracias Alberto por cederlas).

Fui totalmente virgen a ver Marat-Sade, desprovisto de lecturas previas y críticas (apenas algún comentario) y debo admitir que se me escaparon millones de cosas.
Bajo mi punto de vista(como diría aquél) es una obra que tiene muchas aristas, muchos escenarios, muchas capas.

La puesta en escena apabulla desde el inicio y uno puede quedarse ensimismado con la interpretación de cualquiera de los actores-perturbados-actores aunque el foco de la acción no esté directamente iluminando su rostro. Esto me pasó a mí varias veces.

La obra tiene un punto "Hair" muy propio de la época en la que se escribió el texto.
Desde el patio de butacas algunos progres que desde que se sacaron la plaza en algún ayuntamiento han dejado de evolucionar, se congratulaban con algunas consignas lanzadas desde el escenario y que ellos identificaban perfecta y simplemente con su ideología ramplona y gagá. Sin saber ir más allá.

Otra cosa que percibí son las ganas que tiene el público de reírse. Así, acogió de muy buena gana los chistes traídos. La gente necesita reírse y, aunque sepa que no va a ver una comedia, se engancha a la risa cada vez que alguien le muestra algo medianamente gracioso: y si no de qué iba a funcionar "El Club de Flo". (que bien podría subtitularse "El Club de Flo-jos").

Los actores-perturbados-actores parecían interpretarse a sí mismos en más de una zozobrosa o inquietante ocasión. Además Javivi, que controla la tartamudez perfectamente e hizo de Torre Eiffel de puta madre, representaba por ello, doblemente el papel redentor de la interpretación. Porque todos los perturbados, desquiciados en un mundo que no entienden, se transforman en ciudadanos libres, seguros de sí mismos y con una ideología propia que transmitir al entrar en la realidad paralela que es la ficción.

Por otro lado, quizá en el corazón de la obra, Marat y Sade debaten apasionadamente sobre la condición humana. Me quedo con una frase que le dice Sade a Marat (cito de memoria la idea) : "Sólo eres un cuerpo que sufre en una bañera" mientras éste se empeña en arengar a las masas y pasar a la historia de la revolución.

Así, sin desvelar muchos detalles, invito a sumergirse en la locura teatral de Marat-Sade, un proyecto arriesgado de entre otros, Alberto San Juan, un artista que podría perfectamente vivir de lucir tipito por producciones de todo tipo y que se mete en estos fregaos.

Otra exposición perturbadora fue ir a ver actuar a un auténtico genio de los monólogos de humor a la sala Artepolis. Estuvo bien aunque fue corto. Nos prometió más minutos para la próxima vez.

A la salida nos agarró por banda un gallego afincado en París que exponía acrílicos en una parte de la sala. En casi todos había vaginas y penes semicamuflados y algún que otro pez. El hombre se lo pasaba bien pintando y nos explicó varios cuadros mientras unas supertapas nos esperaban en el bar Melos, formando éstas parte de la exposición física que ha llenado esta semana de auténtica perturbación.


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