¡Soy libre!
Hace un rato que nos hemos liberado de nuestra presidencia. Al final la alarma del móvil sonó después de que se fueran, lo cual no hace sino calificar la RVA de éxito descomunal.
Esto me congratula y eleva mi estado de ánimo, quizá mermado por la astenia primaveral y el puto cambio de hora.
-"Entonces, las siete de la tarde de hoy son las ocho de ayer, ¿no?"...
-"Pero, mañana cuando me levante, será más de día, ¿no?".
Estos bucles infinitos de la sinrazón quizás agraven también los efectos del cambio horario aunque yo creo que más bien lo que nos jode es que llegue la primavera y no nos podamos ir con un litro de cerveza al parque a retozar con nuestra pareja (habitual o improvisada, según el caso de cada cual).
El caso es que la reunión ha ido como la seda, me he sentido un poco Lorenzo Milá en su debut con el programa "Presidente, miéntame aunque le duela" o como se llame el superespacio que Televisión Española ha estrenado hoy a la misma hora que teníamos la reunión.
En mi caso yo hacía de moderador y de presi al mismo tiempo, pero sobre todo de moderador. Mi obsesión era que no se nos fuera la olla con reflexiones muy profundas sobre si esto hay que hacerlo así, "asao", del revés o empezando por el medio.
El vecino de turno, el que tiene más que callar, ha hecho los típicos comentarios graciosos estilo colaborador de "Salsa Rosa".
Nosotros le hemos reído la gracia lo justo para que no se sintiera agredido y fuera de lugar. Pero a la vez, y hay miradas que matan, ha entendido que los chistes-arévalo se los dejamos a los de "Benito y Manolo".
Al que le ha caído el marrón de sucederme en el cargo no le hacía gracia nada en general. Además venía de vacío, con su llavero en la mano y su chándal en plan: ¡Cómo flipo en mi escalera o en la playa con la areeeena! Y se ha ido con la supercarpeta de los recibos, contratos y "ñapas" varias y algún encargo extra para empezar con sudor su mandato. Imagino que con la absoluta seguridad de que se puede hacer mejor.
Para conseguir que no se alargaran con ningún tema yo simplemente decía que "esto ya está" para inmediatamente sacar el siguiente tema, con lo que el anterior se olvidaba.
Así hasta el momento en que se habían acabado los temas. Entonces he cogido unas cosas y me he ido del salón hacia un dormitorio. Cuando he vuelto ya estaba claro que aquello se había acabado. No ha hecho falta ninguna maniobra más.
Cuando hemos cerrado la puerta, un gesto de alegría por la liberación sentida y de frustración por no poder gritar a campanilla limpia ha sido mi manera de festejar que el trance había pasado.
Lo próximo: triunfar en lo que se pueda.
Truman: Ex-Trabajador de oficina. Incansable observador. No deja títere con cabeza. Su lema: "Cuando no tengo otra cosa que hacer, trabajo".
miércoles, marzo 28, 2007
martes, marzo 27, 2007
Reunión de Vecinos (Primera Parte)
Hoy tengo reunión con los vecinos de mi comunidad. La típica reunión anual donde se renuevan cargos y se aprovecha para debatir algún que otro asunto.
¡Es maravilloso!
Por suerte o por desgracia la comunidad se compone de 4 viviendas, que equivalen como mínimo a otros tantos propietarios.
Por suerte, porque las discusiones no pueden ser a mil bandas y como mucho chillamos unos seis.
Por desgracia, porque es muy difícil escaquearse.
Recuerdo con nostalgia cómo, en mi anterior residencia, abría la puerta del portal y me encontraba allí, en medio de la reunión de vecinos. Tras entonar un sonoro "Buenas tardes" cogía mi ascensor y "adiós muy buenas". Eso sí que era vida.
Pero hoy no puedo. Hoy me enfrentaré a mis miedos y dirigiré, como presidente saliente y desde el salón de mi casa la temida RVA (Reunión de Vecinos Anual).
Tenemos las cuentas cuadradas y algún que otro logro que apuntar en nuestra legislatura pero sabemos que no será suficiente.
Los vecinos son incombustibles a la hora de proponer ideas, insistentes al discrepar de presupuestos pedidos e impertinentes hasta el hastío a la hora de remover viejas rencillas. Todo muy "in". Eso sí, si hay que hacer algo, ellos "no pueden".
De todas formas yo estoy un poco apático y quiero pasar el trámite lo más rápidamente posible. De hecho pienso ponerme la alarma del móvil y, en una hora, todos fuera. Aunque para ello tenga que simular un corte de luz o de digestión.
Parece que llaman a la puerta. A ver qué tal.
¡Es maravilloso!
Por suerte o por desgracia la comunidad se compone de 4 viviendas, que equivalen como mínimo a otros tantos propietarios.
Por suerte, porque las discusiones no pueden ser a mil bandas y como mucho chillamos unos seis.
Por desgracia, porque es muy difícil escaquearse.
Recuerdo con nostalgia cómo, en mi anterior residencia, abría la puerta del portal y me encontraba allí, en medio de la reunión de vecinos. Tras entonar un sonoro "Buenas tardes" cogía mi ascensor y "adiós muy buenas". Eso sí que era vida.
Pero hoy no puedo. Hoy me enfrentaré a mis miedos y dirigiré, como presidente saliente y desde el salón de mi casa la temida RVA (Reunión de Vecinos Anual).
Tenemos las cuentas cuadradas y algún que otro logro que apuntar en nuestra legislatura pero sabemos que no será suficiente.
Los vecinos son incombustibles a la hora de proponer ideas, insistentes al discrepar de presupuestos pedidos e impertinentes hasta el hastío a la hora de remover viejas rencillas. Todo muy "in". Eso sí, si hay que hacer algo, ellos "no pueden".
De todas formas yo estoy un poco apático y quiero pasar el trámite lo más rápidamente posible. De hecho pienso ponerme la alarma del móvil y, en una hora, todos fuera. Aunque para ello tenga que simular un corte de luz o de digestión.
Parece que llaman a la puerta. A ver qué tal.
martes, marzo 13, 2007
Di "chicle"
Estaba yo de comida familiar. Había venido mi tío con su mujer y sus dos hijos. El pequeño apenas balbuceaba algo similar al castellano y poco más. El niño iba a su puta bola: no comía con nosotros, no jugaba con nosotros.
Ya iba teniendo edad para hablar algo por lo que se le podía haber calificado como "hijo tonto".
Bueno, ahora, cuando uno tiene un hijo tonto, lo lleva al logopeda o al psicólogo infantil y así llegar a la conclusión de que el niño no es tonto, sino que le has retirado demasiado pronto el chupete o la teta o que no debería ver el polígrafo más de dos horas al día.
Por no hablar de cuando se hace mayor y saca malas notas: "Mi hijo es muy inteligente pero es que es muy vago". Los padres nunca quieren aceptar que sus genes sean los responsables de dicha tontería por lo que siempre recurren a la ascendencia de su cónyuge para explicar la anomalía del vástago: "Cariño: el niño ha salido a tu tía Conchi".
El caso es que al parecer el niño sabía decir "chicle" así que los padres insistían e insistían pacientemente a que el niño dijera "chicle" delante de todos esos familiares desconocidos a los que no hacía ni caso.
-"Di chicle, di chicle", y el niño seguía deshaciendo en su boca una supercorteza de cerdo.
-"Di chicle, di chicle"...y el niño decía: "¡AAAAAAAA!". Bueno, es un principio, pensé yo.
Muchas veces nos insisten en que digamos lo que quieren oír.
Por ejemplo: Te hacen una oferta de trabajo y creen que tú vas a decir rápidamente que sí. Y de hecho se extrañan de que digas que no.
-"Pero ¿qué es lo que no te cuadra de la oferta?"...
-"No, si la oferta está bien. Pero es que me lo quiero pensar un poco".
-"Bueno, como mucho llámame esta tarde ¿eh?, y dime lo que no te gusta".
-"No, si la oferta está bien. Pero es que me lo quiero pensar un poco".
-"Pero, ¿qué es lo que no te cuadra de la oferta?"...
Y así hasta que la batería del móvil dice "hasta aquí hemos llegado" y hace de su necesidad virtud.
-"Bueno, como mucho lláma...tútú..tútú...".
Ayer me fui a comprar unos pantalones. Me probé estos y aquellos; los que me hacen gordo; los que me marcan dejémuslo en la pierna; los azules; los blancos; los de la talla 4329; los de la talla 3989; ¡para cuándo eso de unificar tallas, por favor!
Total, que cuando me decido por unos, resulta que tienen una manchita, de esas que ves que tienen hasta surcos de haberle pasado la uña una y otra vez.
Le digo a la dependienta que si me puede sacar otros iguales pero que no tengan la manchita.
Ella le vuelve a pasar la uña y me dice que si no se quita se los traiga. O sea que daba por hecho que me los iba a llevar.
Le insisto: -"¿no tienes otro igual?".
-"No, esto es lo que hay"-, me dice, para a continuación hostigarme con un:
-"Entonces qué"...
Yo insisto: -"¿no tienes otros?".
-"No, entonces qué".
Creo que me lo dijo unas cuatro veces más hasta que ya salté:
-"Entonces no me los llevo, que prefiero llevármelos nuevos y ya los rompo yo en casa".
La señora, nada amable, me dijo: -"Pues esto es lo que hay".
"Gracias", le dije, más que por la atención recibida, por la liberación que suponía irme de allí corriendo y sin pantalones (sin los que me iba a comprar, se entiende).
El otro día se fue de la empresa uno de los nuestros. Estábamos en su despedida, que se organiza en el office, cocina o como se quiera llamar donde comen los "tuperguareros".
Todo el mundo le insistía: "Venga, cuéntanos un chiste de los tuyos..." "¡Un chiste!"..."¡Un chiste!"...
El compañero se negaba a ello una y otra vez, pero la gente insistía..."Un chiste, un chiste"...y me acordé de mi primito: "Di chicle, di chicle".
Yo hubiera hecho como él: Me hubiera metido una corteza de cerdo en la boca y hubiera esperado a que se deshiciera. Como mucho hubiera dicho: "AAAAAAAAA".
En fin...
Ya iba teniendo edad para hablar algo por lo que se le podía haber calificado como "hijo tonto".
Bueno, ahora, cuando uno tiene un hijo tonto, lo lleva al logopeda o al psicólogo infantil y así llegar a la conclusión de que el niño no es tonto, sino que le has retirado demasiado pronto el chupete o la teta o que no debería ver el polígrafo más de dos horas al día.
Por no hablar de cuando se hace mayor y saca malas notas: "Mi hijo es muy inteligente pero es que es muy vago". Los padres nunca quieren aceptar que sus genes sean los responsables de dicha tontería por lo que siempre recurren a la ascendencia de su cónyuge para explicar la anomalía del vástago: "Cariño: el niño ha salido a tu tía Conchi".
El caso es que al parecer el niño sabía decir "chicle" así que los padres insistían e insistían pacientemente a que el niño dijera "chicle" delante de todos esos familiares desconocidos a los que no hacía ni caso.
-"Di chicle, di chicle", y el niño seguía deshaciendo en su boca una supercorteza de cerdo.
-"Di chicle, di chicle"...y el niño decía: "¡AAAAAAAA!". Bueno, es un principio, pensé yo.
Muchas veces nos insisten en que digamos lo que quieren oír.
Por ejemplo: Te hacen una oferta de trabajo y creen que tú vas a decir rápidamente que sí. Y de hecho se extrañan de que digas que no.
-"Pero ¿qué es lo que no te cuadra de la oferta?"...
-"No, si la oferta está bien. Pero es que me lo quiero pensar un poco".
-"Bueno, como mucho llámame esta tarde ¿eh?, y dime lo que no te gusta".
-"No, si la oferta está bien. Pero es que me lo quiero pensar un poco".
-"Pero, ¿qué es lo que no te cuadra de la oferta?"...
Y así hasta que la batería del móvil dice "hasta aquí hemos llegado" y hace de su necesidad virtud.
-"Bueno, como mucho lláma...tútú..tútú...".
Ayer me fui a comprar unos pantalones. Me probé estos y aquellos; los que me hacen gordo; los que me marcan dejémuslo en la pierna; los azules; los blancos; los de la talla 4329; los de la talla 3989; ¡para cuándo eso de unificar tallas, por favor!
Total, que cuando me decido por unos, resulta que tienen una manchita, de esas que ves que tienen hasta surcos de haberle pasado la uña una y otra vez.
Le digo a la dependienta que si me puede sacar otros iguales pero que no tengan la manchita.
Ella le vuelve a pasar la uña y me dice que si no se quita se los traiga. O sea que daba por hecho que me los iba a llevar.
Le insisto: -"¿no tienes otro igual?".
-"No, esto es lo que hay"-, me dice, para a continuación hostigarme con un:
-"Entonces qué"...
Yo insisto: -"¿no tienes otros?".
-"No, entonces qué".
Creo que me lo dijo unas cuatro veces más hasta que ya salté:
-"Entonces no me los llevo, que prefiero llevármelos nuevos y ya los rompo yo en casa".
La señora, nada amable, me dijo: -"Pues esto es lo que hay".
"Gracias", le dije, más que por la atención recibida, por la liberación que suponía irme de allí corriendo y sin pantalones (sin los que me iba a comprar, se entiende).
El otro día se fue de la empresa uno de los nuestros. Estábamos en su despedida, que se organiza en el office, cocina o como se quiera llamar donde comen los "tuperguareros".
Todo el mundo le insistía: "Venga, cuéntanos un chiste de los tuyos..." "¡Un chiste!"..."¡Un chiste!"...
El compañero se negaba a ello una y otra vez, pero la gente insistía..."Un chiste, un chiste"...y me acordé de mi primito: "Di chicle, di chicle".
Yo hubiera hecho como él: Me hubiera metido una corteza de cerdo en la boca y hubiera esperado a que se deshiciera. Como mucho hubiera dicho: "AAAAAAAAA".
En fin...
domingo, marzo 04, 2007
Los planos imposibles
El otro día fui a la exposición de Escher: No porque los del agua nos dieran invitaciones, que también, sino porque teníamos ganas.
El perfil de los asistentes era básicamente el siguiente:
Uno: el listillo.
Otro: el lento.
El listillo le explicaba al lento:
-"Ves, la escalera se sube pero, si la miras por aquí, es como si se baja". o
-"El agua que sube es el que baja en el mismo plano".
El lento, un poco cortado por tardar en verlo, asentía con la cabeza.
El listillo volvía a la carga:
-"Ves, se entrecruzan los planos; ves, la columna se apoya aquí y a la vez allí".
Y el lento se sentía cada vez más inferior. El listillo, al ver su cara, decía:
-"¡Es como un juego!", como si ya hubiera entendido todo el complejo matemático que Escher había plasmado en aquella xilografía.
El lento lo hubiera visto igual, pero era menos rápido y sagaz que su compañero de exposición o simplemente estaba deseando salir de allí para tomarse unas copas.
A veces, la cosa más simple puede parecer también un plano imposible y uno parecer tonto mientras otro (a voz en grito) te explica lo que se ve o deja de ver.
Ayer, peces y pájaros se juntaron y entrelazaron para demostrar la continuidad del espectro social. Tras dar buena cuenta en casa de unos amigos: buen vino, comida y conversación a la luz de un apabullante ventanal, nos metimos en LaSala a disfrutar de lo más parecido a Leño que se puede encontrar tras la disolución de este grupo: "La Leñera". Aunque tuvimos que esperar hora y media de engaño para dejarnos la paga del mes en cerveza el concierto fue la leche. Luego salimos a la calle a contemplar el eclipse lunar. Otro de esos que dicen que no vas a ver hasta dentro de 70 años, pero que es como el Barça-Madrid, que todos los años es el partido del siglo.
Yo llevo unos añitos un poco pasota de fútbol y forofismos varios. Aún así, vi de reojo el botellazo al entrenador del Sevilla. Vomitivo el hecho lo mires por donde lo mires, y asqueroso también los aires de jefes de Estado que se dan los presidentuchos de los equipos de fútbol: Crisol de toda la chabacanería.
Recomiendo, en estos casos, ponerse una peli de los Hermanos Marx, de Almodóvar o de Billy Wilder. Eso es al menos lo que voy a hacer yo. Eso sí, no me dará por ir de listillo ni de lento, ni hablaré durante la proyección. Aunque si veo algún detalle que se le saltó al "script" de turno, no podré evitar saltar: "Ves, la columna no está ahí y en el plano anterior sí estaba".
En fin...
El perfil de los asistentes era básicamente el siguiente:
Uno: el listillo.
Otro: el lento.
El listillo le explicaba al lento:
-"Ves, la escalera se sube pero, si la miras por aquí, es como si se baja". o
-"El agua que sube es el que baja en el mismo plano".
El lento, un poco cortado por tardar en verlo, asentía con la cabeza.
El listillo volvía a la carga:
-"Ves, se entrecruzan los planos; ves, la columna se apoya aquí y a la vez allí".
Y el lento se sentía cada vez más inferior. El listillo, al ver su cara, decía:
-"¡Es como un juego!", como si ya hubiera entendido todo el complejo matemático que Escher había plasmado en aquella xilografía.
El lento lo hubiera visto igual, pero era menos rápido y sagaz que su compañero de exposición o simplemente estaba deseando salir de allí para tomarse unas copas.
A veces, la cosa más simple puede parecer también un plano imposible y uno parecer tonto mientras otro (a voz en grito) te explica lo que se ve o deja de ver.
Ayer, peces y pájaros se juntaron y entrelazaron para demostrar la continuidad del espectro social. Tras dar buena cuenta en casa de unos amigos: buen vino, comida y conversación a la luz de un apabullante ventanal, nos metimos en LaSala a disfrutar de lo más parecido a Leño que se puede encontrar tras la disolución de este grupo: "La Leñera". Aunque tuvimos que esperar hora y media de engaño para dejarnos la paga del mes en cerveza el concierto fue la leche. Luego salimos a la calle a contemplar el eclipse lunar. Otro de esos que dicen que no vas a ver hasta dentro de 70 años, pero que es como el Barça-Madrid, que todos los años es el partido del siglo.
Yo llevo unos añitos un poco pasota de fútbol y forofismos varios. Aún así, vi de reojo el botellazo al entrenador del Sevilla. Vomitivo el hecho lo mires por donde lo mires, y asqueroso también los aires de jefes de Estado que se dan los presidentuchos de los equipos de fútbol: Crisol de toda la chabacanería.
Recomiendo, en estos casos, ponerse una peli de los Hermanos Marx, de Almodóvar o de Billy Wilder. Eso es al menos lo que voy a hacer yo. Eso sí, no me dará por ir de listillo ni de lento, ni hablaré durante la proyección. Aunque si veo algún detalle que se le saltó al "script" de turno, no podré evitar saltar: "Ves, la columna no está ahí y en el plano anterior sí estaba".
En fin...
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