Dado el número de bajas que ha habido últimamente por aquí, las incorporaciones se han ido produciendo en igual número. Han llegado muchos nuevos.
Los primeros días, los nuevos deben comportarse como tales: Ser puntuales, no hablar mucho, no mirar internet más que lo preciso, asentir con la cabeza ante cualquier explicación inconexa que te digan..., en fin, empatizar con todo lo que se menea y no decir ni mu, o bien desgastar la palabra “gracias”, “uhum” o “muy bien”.
Así, cuando llegas a casa te tiras todo el rato hablando para compensar la falta de comunicación que has tenido durante tantas horas.
El primer día tu papel de nuevo te obliga a dejar a un lado toda la experiencia que has ido acumulando en otras empresas. O, si es tu primera empresa, dejar a un lado el lenguaje coloquial que utilizas con tus compañeros de curso o con tu madre.
Debes convertirte es un ser inferior y algo torpe, a la vez que eficaz y discretamente resolutivo.
Es una mezcla entre: “Soy bueno para el puesto” y “No tanto como para quitarte el tuyo”.
En muchos casos, el nuevo viene sustituyendo a alguien que se va por los motivos que sea y convive con éste algunos días con el fin de hacer en condiciones mínimas el “traspaso de poderes”.
Esto supone:
1)Que no tienes ordenador propio y no le puedes contar a tus antiguos compañeros lo mucho que los echas de menos, lo igual de malo que es el comedor, o lo mal que huele tu compañero de al lado.
2)Que en lugar de intentar averiguar a qué hora se desayuna, dónde está el servicio o quienes van a ser tus nuevos amiguitos, vas a estar aguantando la interminable charla del sustituído, que a su vez está deseando que te vayas a mear para meterse en el chat a contarle a la peña lo gilipollas que eres.
3)Que en función del tono utilizado por tu interlocutor, sientas, en mayor o menor medida, lo importante o super-importante que es lo que hace el susodicho. (En pocos días averiguarás que es la misma mierda de siempre).
Ser nuevo, para empezar, tiene la ventaja de que eres inocente. Nadie te puede echar aún la culpa de nada. De hecho, siempre que te pidan cuentas puedes hacer referencia a tu ya ausente mentor y el consabido: “Esto estaba así desde antes de llegar yo”.
La frase encierra en sí misma toda la filosofía de la cadena inculpatoria que reina siempre en una oficina. Lo importante no es que algo esté mal, lo importante es saber de quién es la culpa.
En otros sistemas el sentimiento de culpa puede funcionar. Aquí, sin embargo, nos hacemos los tontos y ya está. No nos importa que tres o cuatro personas de nuestro entorno más cercano piensen que somos idiotas. Lo que nos importa es que la gran mayoría no sepa que tenemos la culpa.
Eso sí, los nuevos de ahora pertenecen a la generación PlayStation y te los tienes que quitar a collejas de la chepa.
Son hábiles, se orientan bien y tienen muy desarrollada la capacidad de adaptación.
Mientras tú, en tu primer día, apenas logras imprimir algo decente por la impresora o entonar un débil “buenos días”, los "Nuevos-PS" saben las monedas que admite la máquina del café, qué hacer si se atasca un donut en un carril, a qué hora sale el autobús, cómo se llaman todos los compañeros de departamento y lo que es peor: Comienzan a usar el correo electrónico como si estuvieran en el messenger de su casa.
De pronto, recibes un correo de alguien que tardas en localizar. Es uno de los nuevos. Te manda un parecido razonable...¡TUYO!
Intentas controlarte, porque, al igual que un padre acaba aplicando las mismas normas estúpidas que le aplicaron a él, tú quieres que el nuevo se comporte como tú te has tenido que comportar.
Al final le contestas llamándole enrolladamente al orden, por aquello de hacerse el guay con los chavales.
Pero no cuela: el nuevo insiste y va a por ti. Para él tú sólo eres un bicho más con el que acabar para pasar de pantalla.
Así, ante esta tesitura, no te queda más remedio que recular, coger aire y pensar: “Mañana vendré impregnado de barro y con unas gafas de visión nocturna”.
Yo, que tengo más problemas que Montilla con el catalán, no puedo volcar todas mis energías en parar a los nuevos.
Bastante tengo con las interpretaciones que se hacen de mis posts, las miradas y las incomunicaciones varias que producen mi crispado día a día. Aún así, de vez en cuando suelto un zarpazo, aunque tengo la batalla perdida:
Los nuevos han venido para quedarse.
Truman: Ex-Trabajador de oficina. Incansable observador. No deja títere con cabeza. Su lema: "Cuando no tengo otra cosa que hacer, trabajo".
domingo, noviembre 26, 2006
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4 comentarios:
¡Qué bueno el parecido razonable! Me parto, :))))))))
HOLA TRUMAN!
la verdad es q los nuevos peligrosos...pero creo q hay algunas estrategias para acabar con ellos..las estudiaré detenidamente...jejj..
De momento, piensa una cosa, que ellos no serán nuevos siempre y que otras generaciones están al llegar: las de Play Station 2 y...las de OT!!te imaginas alguien que se tira todo el dia cantando las canciones de las galas??
esa gente puede dar por culo a los nuevos y no tan nuevos...
el arma letal para os nuevos: las nobatadassssssssssssssss
jua jua jua...hay que ser perversooooo
aifos no es sabiduría
ya te digo, novaiacae. Gracias por tu comentario, de verdá, creerme.
Gracias, aifos por tu comentario. Tengo un compi, veterano ya, que me canta la canción esa sosa que cantan los de OT cuando se cepillan a alguien,¿cómo era?...
...
...
no me acuerdo...
En fin, las novatadas se pueden volver contra uno...hay que tener cuidado...
Nos leemos...
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