sábado, mayo 12, 2007

Barricada en Madrid

Es jueves. Como animal caliente que soy me pongo la manga corta en cuanto salen dos rayos de sol. Mi garganta lo nota, toso y trago mal, pero sigo quitándome ropa. Debe ser mi vena exhibicionista.

Sobre las 20:30 bajamos desde la estación de Príncipe Pío en dirección al concierto intentando apartar la vista del desolador panorama llamado Manzanares. El inmenso despliegue de maquinaria, hormigón y tablones bien podría hacernos pensar que en el río se librara una batalla o que nos encontramos en un barrio conflictivo.

Nos apretamos una cerves traídas desde nuestro frigo para refrescarnos antes de entrar. Pero no hay tregua: Sólo quedan diez minutos para que empiece la función, así que las bebemos mientras andamos deprisa, aún a riesgo de verter algunas gotas sobre nuestras camisetas rockeras. Ir a un concierto sin camiseta es como ir a un mitín sin banderita: Estás pero no estás.


Hacemos una pequeña cola y ya estamos dentro, preparados para esta noche de rock&roll. Nos acoplamos bastante cerca del escenario y enseguida suena el "Sean Bienvenidos" versión circense para a continuación salir a descargar toda su energía "El Drogas", "Boni", "Alfredo" e "Ibi", que creo que se llama el último batería.
La primera canción suena de pena, no sé qué pasa con los técnicos de sonido, pero pasa con mucha frecuencia.

Barricada es un grupo muy cariñoso y eso se transmite. Delante de nosotros hay unos veteranos muy bonitos: uno largo y calvito; otro bajito, rechonchillo. Se lo pasan en grande rasgando guitarras imaginarias. En algunos momentos se miran a los ojos mientras corean alguna estrofa especial: "Dónde están esos ojos, los días de lluvia". Sólo les falta darse un beso y abrazarse. Y mientras... todos mirando.

El Drogas es todo un personaje. Con su pañuelo en la cabeza, nostálgica de la cabellera que lució, bien podría participar en una nueva entrega de Piratas del Caribe. Gesticula, se contorsiona y disfruta cantando con el público más de un tema: "Atrapado en la noche...".

Todos muy entregados y con un público que correspondía a tal actitud se marcaron dos horas y media de rock de antes y de ahora. 25 años dan para mucho.

No sé en qué canción un enano rubio y decrépito empezó a saltar detrás de nosotros apoyándose en nuestros hombros. Nos revolvimos, pero el canijo seguía. Yo aposté, como siempre, por soltarle un codazo en los morros, que no falla para que el notas se repliegue. Pero tampoco falla para que se líe una buena y acabes en la calle con hielo en el pómulo. Pensé en decirle "No sé qué hacer contigo, mendruguín", pero al final nos desplazamos ligeramente a la izquierda para que saltara apoyándose en los hombros de su putísima y santa madre.

Había cerca también un colega que mediría sus dos metros largos, largos. El pobre se movía peor que Rosa en Eurovisión. Pero se animó tanto que acabó tocando baranda mientras los de atrás maldecían algo en retirada. Era como el milagro antigrasa: Era ponerse en un sitio y la peña de detrás se piraba.

Después de estos altibajos y tras sucumbir, por la sed y el sudor, a pillar un mini de cerveza en la sangrante barra de La Riviera, seguimos disfrutando con los temas en acústico (flipo con "Mañana será igual") y las intervenciones estelares de Jaime Asúa al ritmo de "Frío" y de Rosendo con "Agradecido" (rugía la sala) y "Lentejuelas" (canciones que se han versionado mutuamente en sendos homenajes)

Y como fin de fiesta: "Blanco y Negro". A botar un poco, no mucho, que enseguida me noto sofokao. "Casi nunca sé...dónde estoy...no me importan los días...ni la dirección..."

Y así, recuperando ritmo respiratorio y volviendo hacia casa voy tarareando que "Mañana será igual" aunque está claro que no. Que hay cosas que merece la pena vivir.

"Oh, oh, deja que...esto no acabe nunca..."

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡¡¡Me encanta Barricada!!!

Te dedico una de sus canciones, Truman, que seguro que ya conoces:

La hipnotizante curva de tus labios
fue el argumento que me convenció
como si fuese el último día
dando más de lo que nunca daría.
Con la fuerza de una adolescente
hiciste el amor esa noche
entre las sábanas paseándote inquieta
sabiendo que ahí eres la más fuerte.
Tu cuerpo, lo que deseo
tu cuerpo...
Poco importa cómo empezó
la locura en aquella habitación
con sus mil ojos la oscuridad
se presentaba perversa y fatal.
Ha llegado el momento
un alarido húmedo y tenso
destrózame, destrózame
que poco importa cómo empezó
Tu cuerpo, lo que deseo
tu cuerpo...
Dejo otra vez mi cabeza correr
creo que este no puedo ser yo
es un castigo tanto placer
haz lo que quieras, haz lo que quieras.
Déjame sin sangre esta vez
clava tus dientes en mi cuello
destrózame, destrózame
en esa boca está mi destino
Tu cuerpo, lo que deseo
tu cuerpo, precioso miedo
Tu cuerpo lo que deseo...


Espero que te haya gustado tanto como a mí, :P...

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