Sobrevivo en las cloacas y el instinto de supervivencia me hace saltar del barco cuando hay peligro. Por ejemplo, un incendio.
Para qué quedarse, para qué ser un héroe. Las ratas nunca somos héroes. Al revés, tras apagar el incendio, el capitán al vernos diría: “¡una rata!”…y nos daría de escobazos o arcabucazos…hasta eliminarnos o hacernos, paradójicamente, saltar del barco.

Y dejo las patochadas para los papanatas.
El caso de Ratatouille (ratatuli, lo llamo yo, igual que mi madre dice Clin Stanbod en lugar de Eastwood porque le sale así) es un caso especial y horripilante.


Malos ejemplos para los tiempos que corren y han corrido siempre. Si ves una bota venir hacia ti, corre todo lo que puedas, igual que cuando veas una carga policial, que no basta con echarte a un lado y levantar las manos mientras dices :”Yo no he hecho nada”, las hostias te las vas a llevar igual.
Por eso salto del barco, porque no me lo creo. Y mientras salto veré cómo los perritos domésticos se intentan quedar al lado de su amo, en un acto de no sé qué lealtad mal entendida y por supuesto, nada correspondida.

2 comentarios:
¡Qué bonito Ratatuli!
Es muy bonito, sí, chacha-chachááá...Es muy bonito, chacha-chachááá...
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