domingo, septiembre 24, 2006

Por fin, Alatriste

El otro día, por fin, fui a ver “Alatriste”.

Salí del cine metido en la peli y sin la sensación de haber tirado el dinero. No es “Million Dollar Baby”, “Desayuno con diamantes” o “La ventana indiscreta”, películas que me cautivan de principio a fin, pero me gustó.

Apenas me he leído una página de una de las novelas de “Alatriste”, con lo que, aunque no se deba, no puedo comparar. Pero no me pareció una mierda.

Es cierto que la peli quizá carezca de una trama principal clara y definida: El consabido: Principio, nudo y desenlace. Y se pierda en contar muchos episodios juntos con desigual fortuna. Y que haya saltos en la historia (¿problemas del montaje final o del guión?) que no se entienden bien. Quizá a la película le falte una vuelta.
Pero a mí me gustó ver al Viggo Mortensen, (que le quitas el bigote y la melena y parece un convencional albañil ruso), en la piel de “Alatriste”. El problema del acento lo convierte en virtud haciéndolo más oscuro. ¡Esa forma de decir “Excelencia”!...
Y me gustó mucho más ver a Eduard Fernández, que es un animal actuando.

Y hablando de animales. Me parece una animalada que la película fuera recomendada para “Mayores de 7 años”. No me imagino a un chiquito de 8 años, que "haberlos haylos" (creo que se escribe así), viendo tanto primer plano con navaja de por medio y malas maneras.

A la peli entré con ganas de que me gustara. Me dejé llevar. Está claro que la peli no está dirigida al público "cool" ni al que va al cine como primera cita tras un contacto match.com. Ni a los frikis de turno. Esos psicópatas de la asimilación, que son capaces de memorizar todos los nombres de todos los personajes de su obra preferida y gastarse auténticas fortunas en tener una colección de figuritas que nada tiene que envidiar a la colección de "Bomberos de plomo" que venden por fascículos. Que siempre me he preguntado: ¿y en el fascículo, qué viene?

En Alatriste, si lo que querían era reflejar crueldad, acertaron con el guionista-director Díaz Yanes, que le gusta más una navaja que a Esperanza Aguirre salir en "Caiga Quien Caiga".
Porque otro gallo cantaría si, por ejemplo, la hubiese hecho Garci: Hubiera sido más poética y más lenta y hubiera doblado a todo el mundo con voces de anuncio de "Ariel".
Si lo hubiera rodado Almodóvar, saldría algún espadachín travestido, un cura metiendo la mano donde no debe y Alatriste hubiera sido una mujer con muy mala leche.
Claro que, si el guionista hubiera sido un habitual de las telecomedias de éxito, Alatriste, en lugar de dormir donde duerme, llegaría a una casa de dos plantas, con una cocina con mesa en plan "SantaCena", y una chacha con acento andaluz le echaría la charla por venir lleno de sangre.

En Alatriste hay conspiración y principios, traición y lealtad. Yo hace tiempo que me fío más y temo menos del que me dice “Soy un cabrón, ten cuidado conmigo” que del que me dice: “Me alegro de conocerte, si me necesitas estoy ahí”.

Hoy hubo estocadas en la oficina.
Al final, me quité el sombrero de ala triste, lo lancé a la cámara, y salí desenvainando al patio.

Volverá, estaré esperando. Mientras, volveré al cine.
Por cierto, cosas de la vida: Este verano murió Gustavo Alatriste. Gran hombre del cine.
Otro que también se nos fue: José Antonio Nieves Conde, creador de "Surcos". Un peliculón que nunca echará Antena3.

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