Debe ser parte de la psicosis que me invade de vez en cuando o siempre o cuando me doy cuenta lo sé pero está siempre ahí, pero el caso es que últimamente no me encuentro más que ejemplos de gente que va a su puta bola cuando debería prestarme un poquito más de atención o ser más majos o ser más tolerantes o ser más auxiliadores.
Pero no pasa nada, yo respiro hondo, imagino que les someto a un sutil y pertinaz "abofeteamiento" y luego me entrego a la pasión desbordada de ver cine, por ejemplo: "Un tranvía llamado Deseo" y así me reconforto al pertenecer a la dura realidad antes que a la muy puta ficción.

Llevo un rato pensando porqué le sonrío al frutero mientras me clava dos manzanas viejas o una mandarina pocha y pago encima con calderilla para que no se quede sin cambio.
Otro rato estuve pensando anoche porqué pido consejo a un conocido sobre un tema que me queda un tanto lejos y obtengo silencio(la callada por respuesta).
Por no hablar de los desconocidos con los que nos cruzamos y que cuando quieres pasar por el paso de cebra aceleran, cuando quieres hacer cola en el súper, cruzan el carro un segundo antes que tú y cuando vas circulando por zona urbana se paran a esperar a la novia sin pegar el coche a la derecha.
Y por no hablar de los que vemos por la tele: los políticos hablan de nombrar a aquel o a éste como el que habla de elegir entre filete de ternera o pollo asado en un menú de un restaurante cutre: carne mal hecha en cualquier caso. Y los medios de comunicación interrumpen su emisión para dar el dato, como si del "Carrusel deportivo" se tratase.
Y en el trabajo, a la hora de comer, te gustaría que sacaran un tema divertido, pero sólo repiten los comentarios del ECDT ("El Calvo De Telecinco") sobre la última carrera de coches o hablan sobre el gol que metieron "al Madrí".

Y luego, cuando vuelvo a casa, intento aparcar en un sitio pero un coche ocupa dos posibles plazas y me tengo que ir más lejos.
Y para rematar, por la noche, mi cerebro también va a su bola y se mete a realizar ejercicios mentales más propios de Bobby Fischer que de mi ilustre y limitada cabeza.
En fin, creo que necesito unas vacaciones, como casi todos, como siempre, a mi puta bola.

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