miércoles, mayo 31, 2006

Mi paso por La Sexta (Parte II)

La prometida segunda parte de “Mi paso por la Sexta” ya está aquí.

Un día me llaman al móvil ( la gente suele escribir “un buen día”, pero ya no me acuerdo si era bueno o qué). Eran del concurso de La Sexta. Una chica con una densidad de “eses” en su verbo mayor del habitual me dice que si puedo ir a grabar el jueves a las 9:00 en los estudios que tienen por la “Ciudad de la Imagen”. Acepto.

Envío un mail a M4rt1n y a F.

-“Suerte maestro”, me contesta el primero.

- “ “ , recibo del segundo.

Luego me comenta:

-“Claro, como yo no conté un chiste…”. F. es así, el dicho de “Si la montaña no viene a Mahoma, Mahoma irá a la montaña” no encaja en su filosofía de vida. Él puede esperar años a que la montaña venga a él.

El caso es que me tengo que preparar para el concurso:

1)Me dijeron que no llevara ropa ni negra, ni blanca ni a cuadritos chicos ni a rayas finas, así que me cojo mi camisa marrón, una que me quedaba bien y ahora puede que también. Tengo algunas camisas a lo “Chiquito de la Calzada”, que me las ponía antes de que él saliera, pero no podía ser. ¡jarlll!

2)Grabo los programas que emiten los dos días que restan para ir a grabar, por si pillo la mecánica del concurso. Enseguida lo pillo: “Hay que tener suerte”.

Y llega el día “J” (“jota” de jueves, no más).

Me levanto más tranquilo de lo que pensaba. Mi camisa planchadita en una percha, me ducho, desayuno y me voy con mi coche hacia “La Ciudad de la Imagen”.

Imagen lo que es imagen, poca: El edificio está en obras. Veo cómo llega un autobús y se baja gente de todos los formatos posibles. Supongo que es el público.

Subo unas escaleras y en recepción pregunto por la chica que me llamó.

Me dice una secretaria: -“¿Vienes a concursar?”.

Todo obediente, digo: -“¡Pasapalabra!”. No, la verdad es que digo: “Sí”.

-“Espera ahí”, me dice. Y me siento en un sillón.

Dejando un sitio en medio se encuentra sentado un individuo con botas de punta, chaqueta a lo “Emmanuel” (aquel cantante mejicano que cantaba lo de...”Detenedla ya, que es una ladrona...detenedla ya “ ) y una camiseta rosa, como su estilo mismo.

En la fotocopiadora la secretaria ayuda a un chaval: -“El DNI”, pienso. -“Otro concursante”.

Tras una breve espera aparece la chica de la productora, un poco agria, y nos dice que la acompañemos.

Bajamos por una escalera y llegamos a una sala de maquillaje; lo deduzco porque tiene espejos con bombillas en el marco. Voy sobrado.

Enseguida aparecen dando los” buenos días” dos chicas muy majas, una maquilla y la otra peina.

La de la productora nos da un contrato para leer y firmar y las bases del concurso y deja una bandeja de bollos para que desayunemos. Yo paso, porque estoy desayunado ya.

Comienzan los maquillajes, el colega Emmanuel parece conocer a la gente de por allí. Es el típico pellejo antipático y no para de rajar de este y del otro. Jesús Mariñas a su lado parece más discreto que el secretario personal del Papa.

El chaval del DNI parece majete, se presenta y tal, aunque el ambiente está bastante frío. Yo pienso que influye también que es muy temprano aún.

Para el concurso hacen falta cinco concursantes y allí estamos sólo tres. Enseguida llega una chica. Muy seria y sin mediar palabra con nadie, se ponen a peinarla.

Cuando llega mi turno la peluquera me dice que si me echa gomina en el pelo. Estoy por decirle que me lo carde un poquito y me dé unos reflejos, pero me corto y le digo que prefiero llevarlo como lo traigo, es decir: limpio, escaso por arriba y acomodado por mis propias manos.

Así, paso directo a maquillaje. Para quitar los brillos y demás. A punto de decirle que me haga la raya de los ojos en plan “Johnny Depp” en “Piratas del Caribe” o, más de aquí: “Txus” de Mägo de Oz. Pero también me corto.

Estoy maquillado cuando aparece Micky Nadal por allí, dando los “buenos días”, desvariando un poco y saludándonos.

Acaba de llegar otra chica, la última que falta para completar los cinco que vamos a concursar. Rápidamente se ponen a peinarla y demás.

Luego se ponen con Micky, le arreglan un poco …ya vamos tarde…

Oz

…nos vamos para el plató.

Yo nunca había estado en uno, ni siquiera de público. Sin embargo, no estaba nervioso.

Nos colocan los micrófonos, hacemos pruebas de sonido, nos explican cosas, las pausas que se hacen, en fin, lo normal.

Mientras, Micky se dedica a “calentar” un poco al público para que jalee y aplauda y demás. Se hacen varias tomas del público y nos ponemos a grabar.

Entra Micky, la gente aplaude, suelta dos chascarillos y entramos nosotros en escena.

Empieza la ronda de presentaciones. Cuenta algo de nuestras biografías (de lo que nos sacaron en el casting, claro) y hace alguna gracia.

Yo le sigo la corriente pero asumo que el gracioso es él, así que no me paso de listo. Estoy tranquilo y a gusto, aunque no sé cómo habrá quedado.

Empieza la primera prueba: Una ronda de preguntas donde hay que poner un porcentaje marcando en un teclado de ordenador. El PC está oculto tras el atril.

Dicen la pregunta, marcamos y…”¡Para, para, para!”, el regidor se da cuenta de que algo no va bien: Los números no se visualizan por pantalla. Nos habían explicado mal cómo se imputaban.

“¡Silencio!....empezamos desde la pregunta, Micky”. Micky lo repite, marcamos y ya sale.

El Micky intenta levantar la sosería del concurso y los concursantes como puede. Está un poco salido y siempre se le ocurren cosas muy Pajares-Esteso, qué le vamos a hacer.

Paso la primera ronda, “’¡uff!, ya no soy el primer eliminado”. Mi obsesión era no quedar el último. Pero vamos, que a la siguiente ronda, ¡zas!, “pa`fuera, pa`la calle”.

La verdad es que estaba jodida la cosa, ¡menuda preguntita! Me despedido y salgo de cámara: Cubierto de gloria. Me siento en un asiento entre el público a ver el resto del programa y me siento bien.

Desde allí veo cómo caen uno tras otro hasta quedarse con una chica que sonreía mucho: por actitud y por volumen dental. Había llegado a la final tras eliminar en la última ronda al Emmanuel. Y yo que me alegro porque estaba de un subidito el niño…

Micky, igual que a todas, la mira como si se la quisiera follar.

Para la final salimos el resto de concursantes a cámara como para animar. Que en realidad es para animar a que pierda la pobre chica. Porque si pierde, nos dan una parte del premio y si no, nos quedamos a dos velas.

La chica pierde nada dignamente. Acaba el programa, nos vamos para los camerinos y me hago una foto con Micky, que ya se prepara para el siguiente.

Me voy para la oficina contento de mi primera aparición televisiva, me encontré a gusto y con 368 euros más. No está mal. ¡Ah!, y una trolley de regalo.

Al llegar a la oficina, cuento cómo fue.

A estas alturas ya no creo que llamen a M4rt1n y a F. En cualquier caso, tanto si los llaman como si no, si concursan bien como si mal, los llamaré “torpes”.

Si vas y no ganas, porque hay que estar más “espabilao”.

Si vas y ganas, porque las preguntas son tan tontas que sólo alguien muy torpe puede acertarlas.

Y si no te llaman, ni te cuento…

Esta crónica debe acabar con mi aparición real en pantalla y por eso se ha hecho esperar.

El otro día emitieron el concurso. Salí más serio de lo que creía, aunque estoy bastante guapo, la verdad. Por lo menos mi padres pueden estar orgullosos de mí, les llevaré la cinta con el programa para que disfruten viendo a su hijo defendiendo con orgullo sus genes. Ya que ellos, no cogen LaSexta y si no les llevo la grabación y los controlo, pasan de verme, la verdad sea dicha.

¿Lo próximo? Bueno, esperaré un tiempo, no quiero quemarme demasiado, es mejor que el público te eche de menos. Quizá una gira teatral, uno siempre vuelve al teatro.

De fondo, en mi mente, escucho la dulce voz de Concha Velasco: “Mamaaaaá, quiero ser artisssstaaaaa, ¡oh mamaaaá!”. Y me vuelvo a sentir bien, otros fruncen el ceño.

1 comentario:

Truman dijo...

No sería conveniente. Además, Truman es un blog.
Gracias por tu comentario, elaine marley.

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