Recuerdo una novela de Javier Marías, “Negra espalda del tiempo” donde relata alguna muerte tonta, quizá preparada por el azar. Su explicación inducía a pensar que el destino era caprichoso.
Mientras conducía de regreso de las vacaciones, vibraba con los Metallica como si estuviera en un concierto: Movía la cabeza, berreaba, soltaba la mano del volante y hacía que rasgaba una guitarra, en fin, lo que se dice ir haciendo el tonto.
Y no pasó nada pero pensé que esta actitud estúpida podría haber provocado que perdiera el control del vehículo y haberme accidentado. Hubiera sido un accidente tonto, supongamos que no mortal por aquello del mal fario, que habría tenido que explicar así: “Estaba escuchando Metallica, me puse a hacer de guitarrista histérico y se me fue el coche”, para a continuación poner carita de ángel sacando los piños superiores por encima del labio inferior.
El caso es que no pasó nada, pero ya me pusé a pensar, actitud estúpida también porque te puedes despistar. Pero vamos, ya vale de meterse conmigo.
Pensé en aquel jugador de baloncesto que durante un partido oficial y tras una jugada que no le había gustado, se fue con una rabia desmedida hacia la base de la canasta y asestó allí un cabezazo tremendo.
El incauto jugador cayó redondo al suelo y, tras pasar unas horas en coma, falleció.
Es la muerte más tonta que recuerdo.
Con este pensamiento me puse serio y concentrado al volante. Aunque poco a poco se me fue poniendo mejor cara. Y al poco ya estaba canturreando otra vez. Eso sí, sin perder la compostura hasta llegar a nuestro destino.
Lo que no sabía es lo que mi destino me tenía preparado.
Después de hacer alusión en un post anterior a darle al marqués un “atunazo en la cabeza” y mencionar el talento cabeceador de Zidane, el sábado por la noche, en la cocina, fui a tirar un papel a la basura sin percatarme que había dejado abierta la puerta del mueble escurreplatos.
Tras tirar el papel me incorporé y...¡zas!, mi cabeza impacta contra la puta puerta y caigo al suelo roto de dolor. No perdí el conocimiento pero faltó poco.
Tras varias valoraciones, hielos y petición de consejo al 112, nos dirigimos a urgencias donde me diagnosticaron TCE leve, es decir: Traumatismo Cráneo Encefálico leve.
¡Vaya nombrecitos que ponen los médicos a las cosas! La verdad es que asusta. Si no fuera por lo de leve...
Es como cuando en el reconocimiento médico te ponen: “Murmullo vesicular conservado” y tú piensas “¿qué tengo yo un murmullo conservado por ahí dentro?”. Y le preguntas al médico:
-“Esto del murmullo conservado ¿es grave? ¿tengo que hacer algo para quitármelo?”.
El médico te mira como si estuviera cinco, seis o veinte niveles por encima de ti y te dice con sonrisa paterno-filial:
- “No, eso es normal”.
Pero el muy cabrón no te explica nada porque supone que tú de esas cosas no entiendes.
Luego, este mismo médico, subido en una piragua, puede parecer más desvalido que Aznar en el examen oral de inglés. Pero ahí, con la batita, se crecen. Joder con la batita, tanto con la batita...
Y tú te vas con tu murmullo a casa, como el sábado por la noche, que me fui con mi chichón y mi poquita herida en la cabeza, asumiendo, eso sí, que se trataba de un TCE leve.
Aquel, “leve” hizo que durmiera más tranquilo, las cosas como son.
Antes de coger el sueño recordé lo que había estado pensando mientras iba en el coche: Qué mal queda eso de tener una muerte tonta.
¡Lagarto, lagarto!
Truman: Ex-Trabajador de oficina. Incansable observador. No deja títere con cabeza. Su lema: "Cuando no tengo otra cosa que hacer, trabajo".
miércoles, julio 19, 2006
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5 comentarios:
Deberías escuchar la canción "Pánico a una muerte ridícula", de Def Con Dos.. Suicidarse sin mirar la primitiva.. ahogarse en la piscina de un barco.. por no hablar de aquel gallego al que cayó una piedra encima cuando le demostraba su amor a una de sus gallinas. Quedó una bonita estampa... y nunca mejor dicho!
Gracias por el comentario pobrecito callador...
Escucharé la canción...no lo dudes...
¡Pobre gallina, sin arte ni parte!
muy bueno...yo recuerdo una. se le cayó una señal de stop en la cabeza. era peatón. aún no entiendo que hacía aquella persona allí parada. saludos
Gracias por el comentario bellque. Por una vez, le habría servido saltarse el stop. :(.
Saludos!
Putos armarios de encima de la basura! Dos cicatrices tengo yo en la cabeza con formira de gabiota del pp.
La pupas.
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